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Un nuevo estudio relaciona algunos factores prenatales con la obesidad infantil

Un nuevo estudio relaciona algunos factores prenatales con la obesidad infantil

Este estudio evidencia dos trayectorias distintas del índice de masa corporal durante la infancia
Obesidad infantil
Cada vez se relaciona más la obesidad infantil con los factores prenatales.

Un equipo de científicos ha examinado el crecimiento de más de 9.400 niños, desde la infancia hasta la preadolescencia, y ha observado dos trayectorias distintas. En la mayoría de los niños, su índice de masa corporal (IMC) siguió una trayectoria típica: una disminución del IMC después del primer año, seguida de un aumento gradual después de los 6 años.

 

Sin embargo, el 11 % de los niños mostró un patrón muy diferente. Estos niños, cuyas madres tenían mayor probabilidad de haber fumado durante el embarazo o de tener un IMC alto previo al embarazo, no mostraron una disminución del IMC después del primer año y comenzaron a ganar peso rápidamente durante el cuarto año de vida.

 

“El hallazgo más claro es que podemos identificar a los niños en vías de obesidad desde los 3,5 años”, afirma Chang Liu, autor de este nuevo artículo. “A los 9 años, los niños de este grupo alcanzaron un IMC promedio superior al percentil 99”, agrega.

 

Este estudio representa una de las primeras caracterizaciones sistemáticas de las trayectorias del IMC durante la infancia, con un nivel de precisión individual que los métodos de investigación anteriores no habían podido detectar. Para su desarrollo, Liu ha dirigido a un equipo de científicos compuesto por casi 40 investigadores de instituciones de todo EEUU, como Harvard, la Universidad Estatal de Pensilvania o la Universidad de Washington, entre otras.

 

Los investigadores utilizaron datos longitudinales, comprendidos entre enero de 1997 y junio de 2024, de un programa estadounidense de investigación: Influencias ambientales en los resultados de salud infantil. Mediante un enfoque avanzado de modelado estadístico, conocido como modelado de crecimiento multifásico mixto, los autores lograron identificar diferencias individuales en los patrones de desarrollo y los puntos específicos donde surgieron dichas diferencias.

 

También identificaron factores de riesgo asociados a las diferencias, lo que sugiere posibles intervenciones.

 

Identifican algunos factores prenatales con el riesgo de obesidad infantil

 

Cada vez se relaciona más la obesidad infantil con los factores prenatales, aunque la mayoría de las investigaciones sobre este tema se han basado en tendencias generales o promedios grupales.

 

“Para la sociedad, la obesidad infantil tiene costos enormes, tanto en términos de la salud y el bienestar inmediatos de los niños, como de la carga sanitaria a largo plazo a medida que estos niños se convierten en adultos con mayor riesgo de diabetes, enfermedades cardíacas y otras enfermedades crónicas”, afirma Liu. “Si logramos identificar a los niños en riesgo a los 3 años y medio e intervenir eficazmente, podríamos prevenir una parte significativa de la obesidad infantil y sus consecuencias a lo largo de la vida”.

 

Los dos patrones distintivos de las trayectorias del IMC surgieron después del primer año de vida. La mayoría de los niños (89,4 %) siguió un patrón de desarrollo típico: niveles de IMC que disminuyen desde el año de edad hasta aproximadamente los 6 años, seguidos de aumentos graduales. Este “repunte de la adiposidad” representa un desarrollo infantil normal.

 

Sin embargo, el 11 % de los niños mostró un patrón atípico sin disminución inicial del IMC. Estos niños, cuyas madres fumaron durante el embarazo o tenían un IMC alto antes del embarazo, así como aquellos con mayor aumento de peso gestacional y mayor peso al nacer, mantuvieron niveles de IMC estables durante los primeros años y experimentaron aumentos rápidos a partir de los 3,5 años. A los 9 años, su índice de masa corporal promedio superó el percentil 99.

 

Si bien el estudio no identifica una explicación causal, investigaciones previas indican que el tabaquismo prenatal y la obesidad materna pueden alterar el metabolismo fetal y el desarrollo de la grasa corporal, lo que podría modificar el sistema metabólico del niño de manera que persista después del nacimiento y pueda afectar el apetito, el metabolismo y el almacenamiento de grasa a lo largo de la vida.

 

“Necesitamos más investigación para comprender mejor estos mecanismos biológicos y cómo interactúan con los factores genéticos y el entorno posnatal para determinar la trayectoria de crecimiento de un niño”, exclama Liu.

 

Dado que la investigación identificó puntos clave de cambio en las trayectorias de crecimiento de cada niño, Liu sugiere posibles medidas preventivas. “Un enfoque triple podría incluir: primero, apoyar a las mujeres en edad reproductiva para que alcancen un peso saludable y dejen de fumar antes del embarazo”, exclama el profesional. El segundo sería “asegurar un aumento de peso adecuado durante el embarazo y, el tercero, implementar un monitoreo intensivo e intervención temprana (como patrones de alimentación saludable y actividad física) para los niños que muestran patrones de IMC estables, especialmente aquellos con factores de riesgo identificados”, remata.

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