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Endocrinólogos españoles desarrollan recomendaciones dietéticas para pacientes con dislipidemias

Endocrinólogos españoles desarrollan recomendaciones dietéticas para pacientes con dislipidemias

Ante el creciente número de patologías cardiovasculares y el riesgo de sus complicaciones, La Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición elaboro una serie de recomendaciones para tratar dos de las enfermedades lipídicas más frecuentes
Consulta cardio
Las dislipidemias son un factor de riesgo importante para desarrollar enfermedades cardiovasculares.

Teniendo en cuenta que una de las principales causas de mortalidad a nivel mundial son las enfermedades cardiovasculares, Carmela Manrique Mutiozábal del Servicio de Endocrinología y Nutrición Hospital de Urdúliz-Alfredo Espinosa y miembro del Grupo de Trabajo de Lípidos y Riesgo Cardiovascular de La Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN) desarrollo una serie de recomendaciones para personas que padecen hipercolesterolemia. En este sentido, los expertos comentan que “la modificación del estilo de vida, particularmente de la dieta, es una pieza clave de la estrategia poblacional para la prevención cardiovascular”.  

 

Se ha demostrado científicamente que la dieta mediterránea tradicional constituye el patrón alimentario más saludable y sostenible. Esto se debe a que prioriza el uso del aceite de oliva virgen como grasa principal y culinaria, y el consumo de alimentos de origen vegetal como verduras, hortalizas, fruta fresca, frutos secos y legumbres. Además, recomienda que el consumo de alimentos de origen animal sea moderado, dando preferencia al pescado y aves, y limitando las carnes rojas y procesadas (embutidos), y los quesos grasos, evitando el consumo de alimentos ultraprocesados. 

 

Recomendaciones de los expertos 

 

Para dictar sus recomendaciones, la experta toma en consideración los diferentes grupos de alimentos.  

 

El aceite de oliva virgen extra, por su perfil de grasa fue considerado “muy cardio-saludable", de manera que sugieren que “debería ser la principal grasa para cocinar y aliñar”. En caso de optar por utilizar otros aceites menciona que “se deberia priorizar el aceite girasol alto oleico, de colza y bien otros aceites de oliva”. Sobre todo, “evitar alimentos ricos en grasas saturadas como la mantequilla o aceite de coco”.  

 

En cuanto al consumo de carne deja ver que “es recomendable la ingesta de pescado o marisco al menos 3 veces por semana, procurando 2 de ellas en forma de pescado azul moderando la proporción de la ración entre 100-150g".  

 

El resto de las carnes son alimentos ricos en proteínas de alto valor biológico y el contenido graso de las diferentes carnes es variable, siendo menor en las llamadas carnes blancas. En general, teniendo en cuenta esto señala que deben “consumirse de manera moderada un máximo de 3-4 veces por semana, priorizando aves de corral y carnes magras. Limitando carnes rojas a dos veces por semana y evitando las carnes procesadas (embutidos)”.  

 

Frutas, verduras, hortalizas y tubérculos  

 

Manrique Mutiozábal recomienda el consumo de 5 raciones de frutas y verduras al día, siendo 2 raciones de verduras, una de ellas en crudo diario y 3 o más piezas de frutas frescas al día. Además, sería adecuado “valorar cremas vegetales y jugos naturales para adaptar el consumo para niños y personas mayores”.  

Los métodos culinarios más aconsejados que sugieren para la preparación de los tubérculos son el vapor, el horneado o la cocción, “siendo aconsejable que se cocinen con la piel para mantener en la medida de lo posible sus propiedades nutricionales”.  

 

Legumbres y frutos secos  

 

Las legumbres son semillas con excelente aporte proteínas vegetales sin grasas con un excelente valor nutricional. Es por ello que la autora apunta a un “consumo mínimo de 3 o más raciones semanales (150g). “Este alimento es clave de la dieta mediterránea como alternativa a la proteína siendo cardio-saludable y saciante”, enfatiza. 

 

Por su parte, los frutos secos aportan grasas de buena calidad y fibra alimentaria, por lo que realza su “capacidad para el control del colesterol y la salud cardiovascular al consumirlos con frecuencia diaria o al menos 3 veces por semana”. La porción que mencionan seria la equivalente a una ración de 30 g (un puñado), preferiblemente en crudo o tostado, evitando fritos o salados.  

 

Lácteos y huevos  

 

La leche y derivados son una fuente dietética importante de calcio además de aportar vitamina D. De esta manera, sostiene que se debe “procurar el consumo de alimentos lácteos con bajo contenido en grasa (sin azúcares añadidos) como la leche, yogures o quesos frescos al menos dos ves al día”.  

 

Asimismo, agrega que los huevos “se pueden consumir entre 2-4 unidades a la semana, pudiendo ser hasta un huevo al día”.  

 

Bebidas azucaradas, ultraprocesados y sal  

 

“Debe evitarse el consumo de bebidas con azúcares añadidos, no solo refrescos sino también zumos industriales y bebidas lácteas. Se recomienda la sustitución del consumo de bebidas azucaradas por agua o infusiones no azucaradas”, afirma.

 

Respecto a la sal, destaca como ideal “una dieta moderada en sal (menos 5 g/día)”. Algunas medidas eficaces que identifica para reducir la ingesta de sodio son “limitar alimentos con sal como conservante por ejemplo el consumo de precocinados, enlatados, salazones, embutidos, bebidas carbónicas y alimentos/platos ultraprocesados”.  

 

Es por esto también que el consumo de alimentos ultraprocesados fue señalado como uno de los grupos a limitar ya que suelen tener un alto contenido de grasas poco saludables, sal y calorías. “Estos alimentos están diseñados para ser muy sabrosos, lo que puede llevarnos a comer más de lo necesario, afectando así nuestra salud a largo plazo”, explica.

  

Hipertrigliceridemia, otra patología cardiovascular de importancia publica  

 

La hipertrigliceridemia es el aumento de triglicéridos en la sangre y constituye, entre otros, un factor de riesgo importante para desarrollar enfermedades cardiovasculares. Además, niveles muy elevados de triglicéridos pueden desencadenar problemas graves como la pancreatitis aguda. Una alimentación sana resulta clave para un adecuado control de la hipertrigliceridemia.  

 

Teniendo en cuenta esto,  José Antonio López Medina del Servicio de Endocrinología y Nutrición Clínica Del Hospital Universitario Virgen de la Victoria De Málaga y miembro del Grupo de Trabajo de Lípidos y Riesgo Cardiovascular de la SEEN elaboro otra serie de recomendaciones generales y específicas para personas que padecen hipertrigliceridemia.  

 

Recomendaciones generales 

 

En primer lugar, destaca el control del peso corporal (grasa corporal).  En este sentido, “la pérdida de peso, incluso moderada, puede reducir significativamente los niveles de triglicéridos en personas con sobrepeso y obesidad”.  

 

Asimismo, recomienda seguir un patrón de dieta mediterránea, baja en grasas de origen animal y saturadas (evitando carnes rojas, quesos curados, embutidos), hidratos de carbono refinados y de absorción rápida (evitando zumos, bebidas azucaradas, salsas, azúcares añadidos); moderado en fruta y grasas saludables; y rico en verdura, legumbres e hidratos de carbono integrales. 

 

Las ingestas deberían ser “livianas repartidas a lo largo del día (desayuno, media mañana, comida, merienda y cena), según el ritmo y las posibilidades de cada persona”. “Esto puede favorecer la estabilidad de la insulina, y contribuir a un perfil lipídico más equilibrado”, justifica. 

 

Para hidratarse, idealmente señala el consumo de agua o infusiones o bebidas sin azúcar. Las técnicas culinarias recomendadas bajas en grasa son plancha, brasa, vapor, hervido, olla a presión, horno, freidora al aire, o microondas. “Debemos evitar los fritos, rebozados y salsas altas en grasa”, subraya.

 

En cuanto al ejercicio físico, lo ideal sería “al menos 150 minutos semanales de ejercicio aeróbico de intensidad moderada, como caminar, nadar o montar en bicicleta, introduciendo también pequeñas dosis de ejercicio de fuerza intenso, mínimo 75 minutos semanales”.  

 

Otras medidas nombradas por el catedrático SEEN incluyen “evitar el consumo de alcohol ya que este puede aumentar significativamente los niveles de triglicéridos”. “También es altamente recomendable evitar el tabaco”. 

 

Recomendaciones específicas 

 

Respecto a las grasas, explica que se debe “reducir el consumo de todas las grasas de origen animal, especialmente grasas saturadas y grasas trans, para lo que sería adecuado limitar el consumo de carnes grasas, embutidos, mantequilla, nata, quesos curados y productos de bollería industrial”.  

 

En su lugar, apunta a aumentar las grasas saludables (monoinsaturadas y poliinsaturadas), por lo que apoyan el predominio del aceite de oliva virgen extra, los ácidos grasos omega-3 (de pescado azul), y los frutos secos naturales. 

 

Hidratos de carbono 

 

En este caso, lo prioritario seria “limitar los azúcares simples, evitando productos de heladería, pastelería y bollería industrial”. Asimismo, sugieren “reducir el consumo de azúcar, miel, mermeladas, dulces y helados cremosos”.  

 

Por el contrario, indica como fundamental “aumentar la ingesta de fibra al Incluir frutas (preferentemente con piel), verduras, legumbres y cereales integrales”.  

 

Proteínas 

 

Dentro del grupo de alimentos ricos en proteínas, los expertos recomiendan “elegir las fuentes magras” como el pollo, pavo y conejo, eliminando la grasa visible. El pescado es otra fuente proteica que sugieren incluir con frecuencia de 3 a 4 veces semanal, sobre todo aquellos con mayor contenido graso (sardina, caballa, salmón).  

 

Por otra parte, destaca que se debe moderar el consumo de huevos a 3-4 yemas de huevo a la semana, mientras que “las claras pueden consumirse libremente”.

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