La prediabetes es un trastorno metabólico de alta prevalencia en todo el mundo y cada vez hay más evidencia que sugiere que representa un importante factor de riesgo independiente de enfermedad cardiovascular y mortalidad, y que este riesgo puede mitigarse mediante la regresión a la normoglucemia.
Las pautas internacionales de diabetes enfatizan las intervenciones en el estilo de vida para prevenir la progresión de la prediabetes y promover su regresión. En relación con los factores dietéticos, generalmente se considera que el consumo de té exhibe un impacto favorable en la homeostasis de la glucosa. Sin embargo, el tipo de té consumido es importante, probablemente reflejando diferencias en el proceso de fabricación y los efectos biológicos resultantes.
El té se clasifica comúnmente según los procesos de fabricación especializados, en particular el grado de oxidación enzimática (a menudo denominada fermentación). Por ejemplo, el té verde se somete a un procesamiento mínimo, con un tratamiento térmico rápido aplicado después de la cosecha para inactivar las enzimas de oxidación. Esto preserva su color verde y altas concentraciones de catequinas, en particular galato de epigalocatequina, que son potentes antioxidantes y se percibe ampliamente que impulsan posibles beneficios para la salud. Si bien algunos estudios sugieren que el consumo diario de té verde (más de 6 tazas por día) está asociado con un menor riesgo de diabetes tipo 2, otros muestran hallazgos inconsistentes.
En relación con el té verde, los tés semifermentados, como el té Oolong, experimentan una oxidación enzimática parcial, lo que resulta en un aroma y sabor más complejos debido a la conversión parcial de catequinas en teaflavinas y tearubiginas. El té negro, por el contrario, experimenta una oxidación enzimática completa, convirtiendo así ampliamente las catequinas en teaflavinas y tearubiginas.
Un estudio de cohorte encontró que el consumo de dos o más tazas de té Oolong por día estaba asociado con un mayor riesgo de diabetes. Por el contrario, otro estudio informó que beber más de una taza de té negro por día estaba asociado con una disminución del riesgo de diabetes tipo 2.
De esta manera, si bien varios estudios de cohorte han reportado hallazgos inconsistentes sobre la asociación entre el consumo de té y la incidencia de diabetes tipo 2, existe falta de información sobre el impacto del consumo de té en la progresión y regresión de la prediabetes. Es por ello que, un reciente estudio investigó las asociaciones entre el tipo y la frecuencia del consumo de té con la progresión y regresión de la prediabetes en una gran cohorte de adultos chinos con prediabetes.
Para ello, 2662 adultos chinos con prediabetes fueron seguidos durante 3 años. El consumo inicial de té, incluyendo el tipo (verde, negro, oscuro u otro) y la frecuencia (diariamente, a veces o ninguno), se evaluaron mediante cuestionarios estandarizados. La prediabetes se definió de acuerdo con los criterios de la Asociación Americana de Diabetes.
El análisis de los resultados demostró que, en adultos con prediabetes residentes, el consumo diario de té negro, si bien no se asoció con la regresión de la prediabetes, se asoció con una menor probabilidad de progresión a diabetes en un período de 3 años. Por el contrario, el consumo diario de té verde no se asoció con la progresión de la prediabetes, pero sí con una menor probabilidad de regresión a la normoglucemia.
En consonancia con estos hallazgos, el consumo de té negro se asoció con una disminución de la resistencia a la insulina, mientras que el té verde se asoció con un aumento de la resistencia a la misma. Por otra parte, los análisis de subgrupos sugirieron “posibles diferencias sexuales y étnicas, ya que las mujeres y ciertos grupos étnicos parecieron ser más sensibles al consumo habitual de té”.
“Estas observaciones indican distintos impactos glucémicos de diferentes tés en la prediabetes y respaldan la necesidad de estudios de intervención para validar el potencial del té negro para la prevención de la progresión de la prediabetes y para definir las implicaciones de una alta ingesta de té verde en este contexto”, mencionan los autores.
La ingesta de té oscuro no se asoció con la regresión de la prediabetes, lo que indica “una capacidad limitada del té oscuro para revertir los deterioros metabólicos en la prediabetes”. Por su parte, debido a que el té verde se asoció con menores probabilidades de regresión de la prediabetes indican “un efecto potencialmente desfavorable del mismo en individuos con prediabetes”.
De acuerdo con el nuevo trabajo científico, los efectos divergentes de los tés oscuros, verdes y negros “probablemente reflejan diferencias en sus métodos de procesamiento y los perfiles de compuestos bioactivos resultantes”. En particular, comentan que “el té oscuro es la única variedad que experimenta fermentación microbiana, y se cree que sus metabolitos microbianos contribuyen sustancialmente a sus actividades biológicas únicas”.
En resumen, entre los adultos con prediabetes, el consumo diario de té negro se asoció con una menor probabilidad de progresión a diabetes tipo 2, mientras que el consumo de té verde se relacionó con una menor probabilidad de regresión a la normoglucemia. “Estos hallazgos respaldan la exploración del té negro como estrategia para prevenir la progresión de la prediabetes y la relevancia de limitar el consumo de té verde en esta población”, rematan los expertos.