La osteoartritis de rodilla (OA) es una enfermedad articular degenerativa caracterizada por la degradación del cartílago y la inflamación sinovial, que generalmente se presenta con rigidez articular, hinchazón, dolor y movilidad restringida. Con el aumento de la esperanza de vida en todo el mundo, la OA se ha convertido en la cuarta causa principal de discapacidad, lo que representa una amenaza significativa para la calidad de vida de los adultos mayores y supone una carga considerable para los sistemas de salud pública.
Las directrices clínicas actuales abogan por el uso de acetaminofén y fármacos antiinflamatorios no esteroideos (AINE) como terapias de primera línea para la OA. Sin embargo, el uso prolongado de AINE se asocia con varios efectos adversos, que incluyen complicaciones gastrointestinales, enfermedad cardiovascular y posible toxicidad renal y hepática. Como resultado, muchos pacientes con OAR buscan terapias alternativas o no farmacológicas para aliviar el dolor y el deterioro funcional.
En los últimos años, ha habido un creciente interés en el papel de las intervenciones dietéticas y nutricionales para OAR, debido a sus propiedades antiinflamatorias y posibles beneficios terapéuticos. Un cuerpo de ensayos controlados aleatorios (ECA) y revisiones sistemáticas indica que la curcumina y el jengibre exhiben pronunciadas actividades antiinflamatorias y antioxidantes, aliviando eficazmente el dolor y la rigidez articular.
Los ácidos boswélicos se derivan de la resina de las plantas “Boswellia” y tienen una larga historia de uso en el tratamiento de enfermedades inflamatorias. Se ha demostrado que Boswellia suprime los mediadores inflamatorios y mejora la sinovitis. El colágeno y la membrana de la cáscara de huevo contribuyen a la reparación y el mantenimiento del cartílago, mientras que se cree que el aceite de krill, que es rico en ácidos grasos poliinsaturados omega-3, mejora el microambiente articular. Además, se cree que la vitamina D desempeña un papel en la salud ósea y la regulación inmunológica.
Sin embargo, la evidencia clínica disponible sobre la eficacia de estos suplementos nutricionales consiste principalmente en estudios que comparan suplementos individuales con placebo, con escasez de ensayos comparativos de alta calidad que comparen directamente diferentes suplementos. Por lo tanto, un nuevo estudio se propuso evaluar y comparar sistemáticamente la eficacia de siete suplementos nutricionales de uso común para la osteoartritis de rodilla (OA).
El análisis de la bibliografía demostró que, en comparación con placebo, la Boswellia mostró mejoras significativas en el dolor, rigidez y función. La curcumina, el colágeno, el jengibre y el aceite de krill también demostraron beneficios en algunos de estos resultados. Ningún suplemento se asoció con un aumento de eventos adversos en comparación con placebo.
“Las clasificaciones indicaron que la Boswellia tenía la mayor probabilidad de ser más efectiva para el dolor y la rigidez, y que el aceite de krill y la curcumina mostraban potencial para mejorar la función”, destacan los autores.
Según recoge el estudio, “un creciente cuerpo de investigación clínica y básica ha demostrado que los suplementos nutricionales, debido a sus efectos multiobjetivo, perfiles bajos de efectos secundarios y buen cumplimiento del paciente, se han convertido en un complemento importante en el tratamiento de OA”. “Estos suplementos no solo proporcionan micronutrientes esenciales, sino que también mejoran los resultados a través de mecanismos antiinflamatorios, antioxidantes, inmunomoduladores y de reparación tisular”.
Por lo tanto, mencionan que “se espera que la suplementación nutracéutica apropiada se convierta en un componente importante del tratamiento integral de enfermedades crónicas como OA, brindando nuevas opciones para el cuidado del paciente a largo plazo”.
En cuanto a la seguridad, de los siete estudios que informaron eventos adversos relacionados con las intervenciones, dos involucraron la membrana de la cáscara de huevo, uno la curcumina, uno el colágeno, uno el jengibre y dos la vitamina D. Todos los eventos adversos reportados fueron leves y se resolvieron tras un tratamiento adecuado. Sin embargo, advierten que “dado que las contraindicaciones de algunos suplementos nutricionales siguen sin estar claras, se debe monitorear cuidadosamente a los pacientes para detectar reacciones adversas tras su administración”. En caso de reacciones adversas, recomiendan “suspender el suplemento y monitorear y controlar el estado clínico del paciente”.
Si bien la intervención óptima varió según las diferentes medidas de resultado, un análisis más detallado reveló que la Boswellia ocupó el primer lugar de forma consistente en cuanto a dolor, rigidez y función. La curcumina se ubicó entre los tres primeros en cuanto a mejora del dolor y la función, mientras que la combinación de curcumina y el jengibre se clasificaron entre los tres primeros en cuanto a dolor y rigidez. El aceite de krill demostró un excelente rendimiento en la mejora de la rigidez.
A pesar de los prometedores hallazgos, los expertos matizan explicando que “los estudios que respaldan la superioridad de la Boswellia se basan en gran medida en evidencia menos sólida”. Si bien algunos sugieren que la Boswellia es eficaz para aliviar el dolor y mejorar la rigidez, “la calidad de la evidencia aún es insuficiente”. Muchos estudios se vieron limitados por el pequeño tamaño de las muestras, los sesgos de diseño, la heterogeneidad de los participantes y un análisis estadístico insuficiente. Por lo tanto, indican que “los resultados deben interpretarse con cautela, y las investigaciones futuras deberían mejorar los diseños de los ensayos controlados”.
De acuerdo con el reciente estudio, los ácidos boswélicos ejercen sus efectos antiinflamatorios principalmente al inhibir la síntesis de prostaglandinas mediada por 5-lipoxigenasa (5-LOX) y ciclooxigenasa (COX), así como al modular el sistema inmunitario, mejorando así su potencial antiinflamatorio y terapéutico.
En resumen, los suplementos nutricionales pueden mejorar los síntomas en pacientes con osteoartritis de rodilla (OA) al aliviar el dolor y la rigidez sin aumentar la incidencia de eventos adversos. Los resultados indican que ciertos suplementos nutricionales, en particular Boswellia, curcumina, colágeno, jengibre y aceite de krill, ofrecen beneficios potenciales en el alivio de los síntomas y la mejora funcional. En particular, con base en comparaciones directas indirectas y limitadas, Boswellia exhibió la mayor probabilidad de ser la intervención óptima en múltiples medidas de resultado.
Tomando en cuenta todos los resultados, los investigadores concluyen que “los perfiles de seguridad favorables de estos suplementos respaldan aún más su papel como componentes importantes de las estrategias de manejo no farmacológico para OA, especialmente para pacientes que son intolerantes o tienen contraindicaciones a los tratamientos farmacológicos o quirúrgicos convencionales”.