El síndrome del intestino irritable (IBS, por sus siglas en inglés) es un trastorno digestivo común que afecta el intestino y causa algunos síntomas como dolor abdominal, hinchazón, gases y cambios en los hábitos intestinales, que incluyen diarrea, estreñimiento o ambos.
Aunque esta afección afecta aproximadamente a una décima parte de la población mundial, las causas y mecanismos subyacentes del síndrome del intestino irritable siguen sin estar claros. En consecuencia, sus tratamientos se centran principalmente en controlar los síntomas en lugar de abordar la causa raíz del trastorno.
Es por ello que un equipo de investigadores de Tokio, dirigidos por el profesor Akiyoshi Saitoh, han pasado la última década explorando este tema. A raíz de esta investigación han publicado un estudio en el que señalan que han descubierto que una clase de medicamentos llamados agonistas del receptor opioide delta pueden ayudar a aliviar los síntomas del síndrome del intestino irritable al dirigirse al sistema nervioso central en lugar de actuar directamente sobre el intestino.
Una de las principales motivaciones para este estudio fue la creciente evidencia que vincula estrechamente el síndrome del intestino irritable con el estrés psicológico. Es por ello que el grupo de Saitoh se propuso abordar esta posible causa fundamental centrándose en encontrar un nuevo modelo animal para esta afección.
En un estudio publicado en 2022, los investigadores desarrollaron un modelo de ratones expuestos repetidamente a estrés psicológico, utilizando un método llamado estrés de derrota social vicario crónico (cVSDS, por sus siglas en inglés), que desarrolló síntomas similares a un tipo de síndrome del intestino irritable llamado IBS-D (siglas de Diarrhea Predominant-Irritable Bowel Syndrome).
Estos síntomas incluían intestinos excesivamente activos y una mayor sensibilidad al dolor abdominal, a pesar de que sus órganos no mostraban daño físico. El modelo animal cVSDS implicó que el ratón sujeto presenciara repetidamente cómo un ratón territorial y agresivo derrotaba a un compañero de jaula, lo que inducía estrés crónico indirecto.
Utilizando el modelo cVSDS, los investigadores intentaron determinar si el receptor opioide delta en el cerebro, que está estrechamente relacionado con la regulación del dolor y el estado de ánimo, podría servir como objetivo farmacológico prometedor para tratar el síndrome del intestino irritable inducido por el estrés.
Para lograrlo, realizaron una serie de experimentos detallados para observar los efectos de los agonistas del receptor opioide delta sobre los síntomas del síndrome del intestino irritable y la señalización química en el cerebro. Algunos experimentos implicaron medir la velocidad de una comida de carbón a través del intestino para evaluar la motilidad gastrointestinal y evaluar el impacto del estrés o los tratamientos en la velocidad de las deposiciones, además de medir directamente las concentraciones de neurotransmisores mediante microdiálisis cerebral in vivo. Esto reveló que la reexposición a VSDS aumentó los niveles de glutamato en la corteza insular, pero estos niveles elevados se normalizaron con agonistas del receptor opioide delta.
Según los resultados, la administración de agonistas del receptor opioide delta ayudó a aliviar el dolor abdominal y reguló las deposiciones en ratones cVSDS. Curiosamente, la aplicación de los agonistas del receptor opioide delta directamente a una región específica del cerebro, llamada corteza insular, tuvo efectos similares sobre los síntomas del síndrome del intestino irritable que el tratamiento sistémico. "Nuestros hallazgos demostraron que los agonistas receptor opioide delta actúan directamente sobre el sistema nervioso central para mejorar los síntomas del síndrome del intestino irritable con predominio de diarrea en ratones, y sugieren que el mecanismo de acción implica la regulación de la neurotransmisión del glutamato en la corteza insular", destaca Saitoh.
En conjunto, la investigación continua del grupo de Saitoh sobre este tema podría allanar el camino para nuevos tratamientos efectivos. "Los agonistas del receptor opioide delta podrían representar un nuevo tratamiento innovador para el síndrome del intestino irritable que no sólo mejora los síntomas similares al síndrome del intestino irritable, sino que también proporciona efectos antiestrés y de regulación emocional. En el futuro, nos gustaría llevar a cabo desarrollos clínicos con el objetivo de ampliar la indicación de los agonistas del receptor opioide delta para el síndrome del intestino irritable, además de para la depresión", comentan.
En comparación con los tratamientos actualmente disponibles, como laxantes, antidiarreicos, analgésicos y antiespasmódicos, abordar el estrés subyacente con agonistas del receptor opioide delta puede ofrecer una solución más definitiva con efectos adversos mínimos. Ahora bien, el investigador señala que "será esencial aclarar más las funciones del estrés y la química cerebral en el desarrollo de este trastorno para lograr este avance médico tan necesario". Asimismo, finaliza mencionando que "los estudios futuros trasladarán, con perspectivas prometedoras, los hallazgos del grupo de Saitoh a los humanos, brindando un gran alivio a los afectados por el síndrome del intestino irritable".