Estudios epidemiológicos previos han vinculado los altos niveles de ácidos grasos omega-3 en la dieta (como los que se encuentran en el pescado azul, los frutos secos y las semillas) con un menor riesgo de desarrollar enfermedad de la neurona motora (ENM) y una mayor supervivencia en las personas afectadas por la enfermedad. Pero hasta ahora, no se entendía bien por qué ocurre esto.
Un nuevo estudio, publicado en Nature Neuroscience y dirigido por investigadores del Instituto de Investigación de Demencia del Reino Unido (UK DRI) en la UCL, y el Instituto de Envejecimiento Saludable de la UCL, descubrió que aumentar los niveles de estas grasas saludables en las células cerebrales de las moscas de la fruta que portan una mutación genética llamada C9orf72 produjo un aumento "dramático" en su supervivencia.
La mutación C9orf72 es la causa genética más común de la ELA y de una forma rara de demencia, conocida como demencia frontotemporal (DFT). También se recogieron células de personas con estas afecciones y se convirtieron en células cerebrales en el laboratorio. Las grasas saludables también aumentaron la supervivencia de estas células cerebrales con ELA/DFT.
Los investigadores creen que los hallazgos abren una nueva comprensión de los mecanismos subyacentes a la ELA y la DFT.
El profesor Adrian Isaacs (UCL Queen Square Institute of Neurology y UK Dementia Research Institute at UCL), responsable del estudio, afirma que "los estudios epidemiológicos sugieren que las personas con una ingesta elevada de ácidos grasos omega-3 tienen un menor riesgo de desarrollar enfermedades de la neurona motora. Nuestro estudio aporta una comprensión más profunda de los mecanismos que subyacen a esta situación".
“A partir de nuestros hallazgos podemos concluir que aumentar los niveles de ácidos grasos omega-3 en el cerebro puede ser beneficioso en la enfermedad de la neurona motora. Por supuesto, el siguiente paso es probar esto en personas. Primero tenemos que determinar qué ácido graso específico sería mejor para probar en humanos y cómo podemos administrar cantidades suficientes al cerebro. Luego, queremos llevar estos hallazgos a un ensayo clínico”.
La enfermedad de la neurona motora, incluido su subtipo más común, la esclerosis lateral amiotrófica (ELA), causa debilidad muscular progresiva debido a la degeneración de las neuronas motoras del cerebro y la médula espinal. Se estima que afecta a una de cada 300 personas a lo largo de su vida y, en la actualidad, no existen medicamentos modificadores de la enfermedad disponibles para tratarla.
En el nuevo estudio, los investigadores midieron los niveles de diferentes tipos de grasas en las células cerebrales humanas y en las moscas portadoras de la mutación genética C9orf72. Descubrieron que los niveles de ácidos grasos poliinsaturados, incluidos los ácidos grasos omega-3, se redujeron significativamente en las moscas con ENM/DFT en comparación con un grupo de control. Estos ácidos grasos también se redujeron en las células cerebrales de las personas con ENM/DFT.
Hay dos ácidos grasos esenciales que deben consumirse a través de los alimentos, ya que el cuerpo humano no puede producirlos. Se trata del ácido alfa linoleico, un tipo de ácido graso omega-3 que se encuentra en la linaza, la soja y los aceites vegetales como el de canola, y el ácido linoleico, un tipo de ácido graso omega-6 que se encuentra en alimentos similares.
Los científicos alimentaron primero a las moscas con ácido linoleico y ácido alfa linoleico para comprobar si esto afectaba a su supervivencia. Descubrieron que la cantidad de ácidos grasos en su dieta condujo a una pequeña mejora en la supervivencia de las moscas.
A continuación, administraron los ácidos grasos directamente a las células cerebrales de las moscas expresando los genes capaces de producirlos. Descubrieron que esto aumentó la supervivencia de las moscas en un 83 %, de 15 días a 27,5 días.
Repitieron el experimento en células tomadas de personas con ELA/DFT y descubrieron que aumentar los niveles de ácidos grasos en las células prolongaba la supervivencia en un 30 %.
El profesor Martin Giera, director del grupo de metabolómica del Centro Médico de la Universidad de Leiden (LUMC), afirma que "nuestro estudio destaca el papel crucial de los lípidos y su composición regulada con precisión en la salud y la enfermedad. Es importante destacar que nuestros hallazgos revelan que abordar estas cuestiones no consiste simplemente en proporcionar los componentes adecuados, sino que implica modular cuidadosamente los niveles de lípidos endógenos en lugares específicos. En resumen, establecemos una base para desarrollar posibles terapias futuras que aprovechen el metabolismo lipídico, un concepto con implicaciones de largo alcance que van más allá de la ELA y que se extienden a una variedad de enfermedades neurodegenerativas”.
Por su parte, la Dra. Julia Dudley, directora de investigación de Alzheimer's Research UK, señala que "con casi un millón de personas viviendo con demencia en el Reino Unido, existe una necesidad urgente de comprender y tratar las enfermedades que causan esta afección, incluidas las formas más raras. Las enfermedades neurodegenerativas son complejas, sin embargo, algunas comparten cambios genéticos similares. Esto significa que comprender cómo estos cambios afectan al cerebro podría conducir en última instancia a nuevos enfoques de tratamiento para la demencia".
“Es emocionante ver hallazgos que sugieren que aumentar los niveles de ácidos grasos, incluido el omega-3, podría tener un efecto protector contra la enfermedad de la neurona motora y la demencia frontotemporal”, concluye.