El manganeso, el selenio, el magnesio y el cobre se encuentran entre los metales esenciales importantes para un cuerpo sano porque sus propiedades antioxidantes y antiinflamatorias pueden ayudar a proteger contra las enfermedades cardiovasculares. Así. investigaciones anteriores han descubierto que unos niveles más elevados de manganeso se asociaban a un menor riesgo de preeclampsia (presión arterial alta durante el embarazo).
Sin embargo, se desconoce si unos niveles más elevados de metales esenciales durante el embarazo pueden influir en el riesgo de desarrollar presión arterial alta más adelante. Además, la exposición crónica a los metales no esenciales, como plomo, cadmio y arsénico, se asocia a un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular, según la declaración científica de 2023 de la Asociación Metales contaminantes como factores de riesgo cardiovascular.
“Las personas están constantemente expuestas a metales pesados y oligoelementos, y muchas investigaciones han demostrado que la exposición a esos metales y elementos puede tener un impacto en la salud cardiovascular, especialmente la hipertensión”, comenta el autor principal del estudio, Mingyu Zhang. Por tanto, “en nuestro estudio, queríamos examinar cómo los niveles de metales y elementos esenciales durante el embarazo pueden afectar la presión arterial y el riesgo de hipertensión en la mediana edad”.
Los investigadores analizaron datos del Proyecto Viva, un estudio en curso y a largo plazo que comenzó en 1999 con mujeres, y sus hijos, que viven en el este de Massachusetts. Casi 500 mujeres se inscribieron en el estudio durante el inicio del embarazo, entre 1999 y 2002.
Además, midieron las concentraciones de metales no esenciales (arsénico, bario, cadmio, cesio, mercurio y plomo), minerales esenciales (cobre, magnesio, manganeso, selenio y zinc), folato y vitamina B12 en muestras de sangre recolectadas durante la inscripción en el estudio. Después de casi veinte años de seguimiento, los investigadores realizaron una visita de estudio de “mediana edad” entre 2017 y 2021 con los mismos participantes del estudio, que ahora tenían una edad media de 51,2 años.
Así, los investigadores calcularon la presión arterial para evaluar las posibles asociaciones de metales individuales con la presión arterial y el riesgo de hipertensión arterial. Cabe destacar que los participantes fueron categorizados como hipertensos si las medidas de presión arterial eran superiores a 130/80 mm Hg o si los participantes confirmaban que tomaban medicación antihipertensiva. Además, se analizaron los posibles efectos colectivos de los once metales y dos micronutrientes sobre la presión arterial.
Después de que los investigadores ajustaran los factores sociodemográficos, el estudio reveló que, a medida que los niveles de cobre y manganeso se duplicaban en la sangre durante el embarazo, el riesgo de hipertensión arterial en la mediana edad fue un 25 % y un 20 % menor, respectivamente.
Como los niveles de vitamina B12 en sangre se duplicaron durante el embarazo, las mujeres tenían una presión arterial sistólica 3,64 mmHg más baja y una presión arterial diastólica 2,52 mmHg más baja casi dos décadas después. Por otra parte, alrededor del 95 % de los participantes del estudio tenían niveles de vitamina B12 dentro del rango normal, señalan los expertos.
Los niveles sanguíneos de la mezcla de cobre, manganeso, selenio y zinc también se asociaron con una presión arterial más baja en una relación que aumentó con la dosis. Ahora bien, los metales no esenciales no tuvieron un impacto significativo en la presión arterial.
“Se midieron los niveles circulantes de estos metales y minerales en la sangre, sin embargo, no se cuantificaron las fuentes de exposición, como los alimentos o los suplementos dietéticos, por lo que estos hallazgos no deben interpretarse como recomendaciones”, advierte Zhang. “Optimizar estos metales, minerales y vitaminas esenciales, en particular el cobre, el manganeso y la vitamina B12, durante el embarazo, puede ofrecer beneficios protectores contra la hipertensión en la mediana edad, un período de tiempo especialmente crítico para el riesgo cardiovascular futuro de las mujeres en etapas posteriores de la vida”, agrega.
“Se necesitan más investigaciones, incluidos ensayos clínicos, para determinar la ingesta dietética óptima de estos minerales y micronutrientes”, remata el investigador. Hay que subrayar que los investigadores esperan, finalmente, poder identificar a las mujeres con un alto riesgo de desarrollar presión arterial alta más adelante e intervenir durante el embarazo, ya sea con una mejor nutrición o suplementos.