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Desvelan una correlación entre la depresión materna y la sobrealimentación infantil

Desvelan una correlación entre la depresión materna y la sobrealimentación infantil

Las madres que participaron en el estudio completaron cuestionarios para evaluar la depresión posparto a las seis semanas, así como el funcionamiento emocional de los niños a los 24 meses y su comportamiento alimentario a los 48 meses
Depresión materna
El estudio explora la relación entra la depresión posparto y la sobrealimentación de los niños.

Hasta un 25 % de las madres primerizas sufren depresión posparto, lo que puede afectar significativamente en la crianza y el bienestar de sus hijos. En este marco, un nuevo estudio, realizado en EEUU, ha analizado los efectos a largo plazo de la depresión materna temprana en los niños, subrayando así la necesidad de brindar apoyo adecuado a las madres que puedan estar pasando por momentos difíciles.

 

"Queríamos explorar cómo la depresión posparto temprana de la madre podría influir en la función ejecutiva y la sobrealimentación emocional de los niños, centrándonos en los mecanismos psicológicos que impulsan estos efectos", explica la autora principal del trabajo, Samantha Iwinski.

 

“Comer en exceso por razones emocionales consiste en usar la comida para lidiar con el estrés o las emociones, en lugar de usarla para saciar el hambre. En lugar de pensar en la comida como una fuente de nutrición o disfrute, se convierte en una estrategia para afrontar las emociones negativas. Si los niños no pueden hablar de sus emociones ni expresar cómo se sienten realmente, pueden reaccionar a una situación estresante comiendo algo”, recalca la investigadora.

 

Depresión materna y sobrealimentación infantil

 

El estudio incluyó a familias que participaron en el proyecto Midwest STRONG Kids2, que investiga cómo la biología individual interactúa con el entorno familiar con el objetivo de promover hábitos alimenticios saludables en niños pequeños. Así, las madres completaron cuestionarios para evaluar la depresión posparto a las seis semanas, el funcionamiento emocional de los niños a los 24 meses y su comportamiento alimentario a los 48 meses.

 

Los investigadores analizaron los datos utilizando el modelo de vías biopsicosociales, que describe cómo las interacciones entre factores biológicos, psicológicos y sociales afectan los resultados de salud, incluyendo la autorregulación del apetito. Se centraron en la depresión posparto como un factor social crítico que predice la sobrealimentación emocional de los niños, mediada por procesos psicológicos emocionales y cognitivos.

 

"En nuestra muestra, casi el 12 % de las madres cumplían los criterios de depresión posparto, y descubrimos que la depresión posparto materna a las seis semanas influyó negativamente en la función ejecutiva de los niños, con inhibición y control emocional a los 24 meses y sobrealimentación a los 48 meses", afirma Iwinski.

 

En este sentido, la investigadora recalca lo siguiente: “La inhibición implica la capacidad de controlar la atención, las conductas y los pensamientos. Esto puede incluir hacer lo apropiado en una situación dada, lo que puede implicar anular predisposiciones internas. Por ejemplo, si un niño está haciendo sus tareas y el televisor está encendido, puede dirigir su atención y concentrarse en sus tareas en lugar de en el televisor. El control emocional consiste en ser capaz de autoregularse ante ciertas situaciones; por ejemplo, llorar podría ayudar en respuesta a la angustia”.

 

Además de los efectos indirectos en la conducta alimentaria a través del funcionamiento ejecutivo, también se observó una correlación directa entre la depresión materna y la sobrealimentación infantil.

 

Las madres que sufren depresión posparto pueden ser menos receptivas a las necesidades cognitivas y emocionales de sus hijos, lo que puede afectar su desarrollo saludable y su capacidad de autorregulación. Las mujeres con síntomas de depresión posparto también pueden presentar fluctuaciones en el apetito, modelando este comportamiento para sus hijos.

 

Los investigadores afirman que estos hallazgos subrayan la necesidad de una intervención temprana y apoyo para las mujeres que sufren depresión. “Al apoyar la salud mental de la madre, realmente apoyamos a las familias, debido a los efectos a largo plazo en los niños. Es importante identificar tempranamente lo que podría estar sucediendo para ayudar a las familias a enseñar a sus hijos estrategias saludables para afrontar las emociones, como el juego, la atención plena o incluso simplemente hablar sobre nuestros sentimientos, afirma la autora del estudio

 

“Los maestros y otros adultos que brindan apoyo también pueden participar en el apoyo a los niños y las familias. Por ejemplo, pueden analizar los patrones de alimentación, observar cómo reaccionan los niños en ciertas situaciones y si la comida podría ser un mecanismo de afrontamiento para ellos. Luego, pueden usar esa información para hablar sobre otras maneras de afrontar las emociones e involucrar más a la familia en la conversación”, añade.

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