Investigadores de la Escuela de Medicina Keck de la Universidad del Sur de California (USC) han descubierto que los contaminantes orgánicos persistentes (COP), sustancias químicas tóxicas sintéticas que suelen encontrarse en los alimentos y se almacenan en la grasa corporal, están asociados con una presión arterial más alta a largo plazo en adolescentes que se han sometido a una cirugía bariátrica, una intervención para perder peso.
El estudio, financiado por los Institutos Nacionales de Salud y publicado en la revista Environmental Science & Technology de la ACS, sugiere que los COP disminuyeron el efecto beneficioso de la cirugía bariátrica en la mejora de la presión arterial debido a alteraciones en el metabolismo lipídico, que es la forma en que el cuerpo procesa la grasa. Los investigadores también identificaron una vía biológica plausible que explica la relación entre los COP y los cambios en la presión arterial.
Estos hallazgos podrían eventualmente conducir a tratamientos para reducir los efectos adversos de la exposición a estos químicos ambientales en la salud de las personas con obesidad, particularmente en aquellas que buscan intervenciones para perder peso como la cirugía bariátrica.
"Si bien la cirugía bariátrica es un tratamiento eficaz utilizado para abordar la obesidad grave y mejorar la salud cardiometabólica, también libera COP almacenados en la grasa en el torrente sanguíneo", explica Shudi Pan, primera autora del estudio y candidata a doctorado de cuarto año en el Departamento de Ciencias de la Población y la Salud Pública de la Facultad de Medicina Keck de la USC.
Si bien su toxicidad llevó a muchos países a restringir el uso de COP hace más de 20 años, siguen representando un problema de salud mundial, ya que persisten durante largos periodos en el medio ambiente. Se han detectado niveles preocupantes en todo el mundo, incluso en regiones donde nunca se fabricaron ni utilizaron estas sustancias químicas.
"Los COP se consideran un factor de riesgo emergente para la hipertensión, y nuestro estudio nos brindó una oportunidad única para evaluar la relación entre la exposición a COP y la presión arterial. Hasta ahora, pocos estudios han examinado cómo la exposición a COP en el tejido adiposo afecta la presión arterial", afirma Pan. De igual manera, los mecanismos subyacentes a la relación entre las mezclas de COP y la presión arterial no han sido claros.
El estudio incluyó datos de 57 adolescentes del consorcio de Evaluación Longitudinal de Cirugía Bariátrica para Adolescentes (Teen-LABS), que se sometieron a cirugía bariátrica.
“Medimos el nivel de COP almacenados en el tejido adiposo antes de la cirugía. Posteriormente, evaluamos si afectaba la presión arterial a corto plazo, a los seis meses y a los cinco años de la cirugía”, explica Pan.
La investigación de Pan reveló que las mezclas de COP se relacionaban con una presión arterial sistólica más alta cinco años después de la cirugía bariátrica. Además, los investigadores incorporaron la metabolómica para comprender los mecanismos subyacentes de las mezclas de COP en el tejido adiposo sobre los cambios en la presión arterial. La metabolómica se refiere al estudio de los metabolitos, que son pequeñas moléculas o sustancias que se producen cuando el cuerpo descompone alimentos, sustancias químicas o su propio tejido; en este caso, la descomposición de la grasa corporal después de la cirugía bariátrica.
“Mediante una técnica llamada espectrometría de masas de alta resolución, evaluamos estos metabolitos, miles a la vez, para determinar qué cambios biológicos complejos estaban ocurriendo que conducían a cambios en la presión arterial”, destaca Pan.
El análisis de los investigadores reveló que una vía específica implicada en la producción de prostaglandinas era clave para influir en los cambios de la presión arterial a largo plazo, lo que convierte a este estudio en uno de los primeros en identificar una justificación plausible. Se ha demostrado desde hace tiempo que la prostaglandina participa en la regulación de la presión arterial, y este estudio descubrió que los COP modificaban las vías de las prostaglandinas, contribuyendo a la alteración de la regulación de la presión arterial.
“Si bien nuestro estudio tuvo un tamaño de muestra pequeño, creemos que la vía de las prostaglandinas es un factor clave para comprender el mecanismo biológico entre los COP y el desarrollo de la presión arterial alta en este grupo demográfico, y se necesita más investigación para comprender mejor esta vía particular que vincula las exposiciones a los COP con la regulación de la presión arterial”, concluye Pan.
La hipertensión arterial en la adolescencia se asocia con un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares y mortalidad por estas enfermedades en la edad adulta. Las intervenciones que abordan la hipertensión en la infancia pueden ayudar a reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares, que sigue siendo una de las principales causas de muerte en todo el mundo.