La vitamina A es un nutriente esencial que se obtiene de la dieta. Los ésteres de retinilo se almacenan generalmente en el hígado, mientras que el retinol se une con frecuencia a la proteína transportadora de retinol (RBP) en el sistema circulatorio. La retinol deshidrogenasa convierte el retinol en retinal y, en determinados tejidos, la retinal deshidrogenasa convierte el retinal en ácido retinoico (RA).
El RA influye en la expresión génica en una gran cantidad de células, incluidas las células B, las células T, las células dendríticas y las células epiteliales. Los procesos, incluida la migración celular, la unión celular y la expresión de citocinas, se ven afectados. Asimismo, la vitamina A puede influir en la recombinación del cambio de clase de inmunoglobulina, así como en la secreción de citocinas para instruir los patrones de expresión del isotipo de inmunoglobulina.
La asociación de la vitamina A con la prevención y el control de enfermedades infecciosas ha sido bien documentada, y en varios estudios preclínicos y clínicos, los suplementos de vitamina A han mejorado las respuestas inmunitarias inducidas por la vacuna y la protección contra patógenos. Particularmente notable ha sido el uso de suplementos de vitamina A en países de bajos ingresos para mejorar la inmunidad y la protección contra el virus del sarampión.
Aunque ha habido llamados recientes para implementar programas de suplementación de vitaminas en dosis altas, el beneficio de tales programas en poblaciones con un estado vitamínico completo sigue siendo incierto. Los suplementos vitamínicos en dosis altas a menudo son beneficiosos, pero no siempre.
Para comprender mejor los efectos de la suplementación vitamínica en la respuesta inmunitaria a las vacunas pediátricas, un grupo de investigadores llevo adelante un ensayo con 20 niños sanos de 1 a 4 años. Los participantes recibieron una dosis de refuerzo de la vacuna contra el neumococo y una vacuna contra la hepatitis A, con o sin un suplemento oral de 10,000 UI de palmitato de retinilo.
Luego del análisis de los resultados, observaron que 18 de los participantes que se sometieron a la prueba de retinol tuvieron un valor de al menos 0,3 µg/mL y ninguno de ellos fue considerado deficiente ya que utilizaron un punto de corte de 0,2 µg/mL para determinar esta misma.
“Estos niveles de vitaminas fueron más altos que los descritos en estudios anteriores. Una explicación para las diferencias fue indicada por los alimentos fortificados. Durante la realización del estudio, hubo ingestas frecuentes por parte de los niños de 1 a 2 años de edad de leche y alimentos para bebés que probablemente estaban fortificados con vitaminas”, explican los autores.
La proteína transportadora de retinol (RBP) actúa como indicadora de retinol y se utiliza a menudo como indicador indirecto de los niveles de retinol. Los hallazgos del nuevo estudio se contraponen con evidencias anteriores, en donde se observó una correlación negativa entre el retinol y la edad, y una ausencia de correlación entre la RBP y el retinol. Sin embargo, aclaran que “los valores de RBP pueden verse influenciados por diversos factores, como la estación del año, las enfermedades metabólicas, la inflamación y la enfermedad renal”.
Se evaluaron las puntuaciones de anticuerpos prevacuna, posvacuna y el factor de cambio contra serotipos neumocócicos y hepatitis A. “La mayoría de los participantes en el estudio respondieron a las vacunas con mayores niveles de anticuerpos. Las puntuaciones de anticuerpos contra los diferentes serotipos neumocócicos a menudo se correlacionaron positivamente entre sí”, mencionan.
Cabe destacar que el único niño con un nivel de retinol al inicio menor de 0,3 µg/mL (que fue asignado aleatoriamente al grupo control del estudio) tuvo la peor respuesta de anticuerpos hacia varios serotipos neumocócicos.
Los expertos resaltan que “la respuesta de anticuerpos contra hepatitis A se correlacionó positivamente con las porciones de leche, y las porciones de leche se correlacionaron positivamente, aunque no significativamente, con retinol”. “Estos resultados, aunque observacionales, fueron consistentes con hallazgos previos que sugieren que la vitamina A basal es beneficiosa para las respuestas de anticuerpos”, señala el nuevo estudio.
Sin embargo, en el contexto de altos niveles basales de retinol, el suplemento de vitamina A no pareció beneficiar las respuestas de anticuerpos inducidas por la vacuna, ni hacia los componentes de la vacuna contra el neumococo ni hacia los de la hepatitis A. De hecho, explican que “entre los niños con niveles basales de retinol superiores a 0,4 µg/mL, se observaron tendencias descendentes en las respuestas de anticuerpos específicos contra el neumococo al comparar a los niños que recibieron suplementos vitamínicos con los controles”.
De esta manera, los investigadores confirman que, “si bien los programas de suplementación con vitaminas en dosis altas pueden ser beneficiosos el beneficio no se traslada necesariamente a todas las poblaciones”. Es por ello que recomiendan realizar más pruebas clínicas antes de implementar programas de vitaminas en dosis altas en poblaciones pediátricas con suficiente vitamina.
En resumen, el estudio no encontró evidencia en esta población predominantemente suficiente de retinol de que un suplemento oral de vitamina A de 10,000 UI fuera beneficioso para las respuestas inmunes inducidas por la vacuna. De allí que finalizan su estudio mencionando que “los resultados alientan a realizar más investigaciones clínicas a futuro para poder implementar a gran escala los programas de suplementación a altas dosis”.