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La microbiota intestinal podría ser clave en el tratamiento de la baja estatura infantil

La microbiota intestinal podría ser clave en el tratamiento de la baja estatura infantil

Un nuevo estudio revela que algunas bacterias intestinales y sustancias químicas de la sangre no solo están relacionadas con la baja estatura, sino que pueden ser su causa, abriendo nuevas perspectivas de abordaje para la baja estatura
Microbiota intestinal y crecimiento
La microbiota intestinal podría transformarse en un objetivo clave para el tratamiento de la baja estatura idiopática

Millones de niños en todo el mundo presentan una condición conocida como baja estatura, definida por los especialistas como una altura inferior al percentil 3 o más de dos desviaciones estándar por debajo de la media correspondiente a su grupo de edad y sexo. En muchos casos, se logra determinar una causa hormonal, genética o ambiental. Sin embargo, en aproximadamente el 60% de los casos, no hay una explicación clara. Estos son clasificados como baja estatura idiopática (ISS, por sus siglas en inglés), y su tratamiento y diagnóstico suelen presentar desafíos significativos.

 

Un equipo de científicos buscó nuevas respuestas en el intestino, y más precisamente, en los billones de microorganismos que lo habitan.

 

La flora intestinal como protagonista del crecimiento

 

La microbiota intestinal lleva tiempo ganando terreno como un actor clave en diversas funciones del cuerpo humano, desde la digestión hasta el estado de ánimo. Sin embargo, su influencia sobre el crecimiento óseo infantil es un terreno aún poco explorado.

 

Estudios previos en animales habían mostrado que los ratones criados sin bacterias intestinales presentaban huesos más cortos. Cuando eran expuestos a microbiota normal, su crecimiento óseo se reactivaba. Para responder la pregunta de si algo similar sucediera en humanos, los investigadores recurrieron a una técnica llamada aleatorización mendeliana, que permite establecer relaciones causales entre diferentes factores biológicos.

 

El estudio, publicado en Pediatric Research, utilizó grandes bases de datos de genética poblacional. A partir de información del estudio GWAS (Estudio de Asociación del Genoma Completo), los científicos analizaron datos de más de 360.000 personas, en su mayoría de origen europeo. Cruzaron esa información con marcadores genéticos relacionados con la microbiota intestinal, los metabolitos en sangre y la presencia de baja estatura.

 

Los resultados fueron reveladores. Según los autores, se identificaron al menos seis géneros bacterianos directamente vinculados al crecimiento. Tres de ellos se asociaron a un mayor riesgo de baja estatura (Alloprevotella, Prevotella9 y FamilyXIIIAD3011), mientras que otros tres parecían ejercer un efecto protector: Roseburia, Parasutterella y Clostridium sensu stricto 1.

 

“Lo interesante es que algunas de estas bacterias tienen funciones ya conocidas en el metabolismo de compuestos hormonales, como la testosterona o los ácidos biliares”, explican los investigadores. Estos procesos metabólicos podrían estar relacionados con el desarrollo óseo.

 

Más allá del intestino: la sangre como intermediaria

 

El equipo también analizó metabolitos y su posible papel en este entramado. De los seis compuestos identificados, tres mostraron una relación protectora: cafeína, laurato y 4-hidroxihippurato. En cambio, otros dos (ciclo(Leu-Pro) y 3-(4-hidroxifenil)lactato) se vincularon con un mayor riesgo de talla baja.

 

Llamativamente, uno de los efectos más significativos se observó en la interacción entre una bacteria y un metabolito específico. Clostridium sensu stricto 1 influía en el crecimiento a través de su efecto sobre el 4-hidroxihippurato, una molécula relacionada con el metabolismo de los flavonoides, presentes en frutas y verduras. Esta relación indirecta representó el 43% del efecto total observado, lo que sugiere que los metabolitos pueden funcionar como “puentes” entre la microbiota y la estatura.

 

A pesar de la solidez estadística de los hallazgos, los propios autores advierten sobre las limitaciones del estudio. La mayoría de los datos proviene de individuos europeos, lo que dificulta su generalización a otras etnias. Además, el análisis se realizó a nivel de género bacteriano, lo que impide saber si ciertas especies o cepas específicas tienen efectos particulares.

 

Tampoco se incluyeron subgrupos por edad o sexo, lo que podría ayudar a afinar aún más los resultados. Y aunque la cafeína mostró una asociación positiva con el crecimiento, estudios previos en animales advierten que puede tener efectos negativos sobre el desarrollo óseo. “Es un resultado que debe tomarse con precaución y requerirá más investigación”, aclaran los autores.

 

Hacia un enfoque más integral en el tratamiento

 

Los hallazgos abren una puerta a nuevas estrategias terapéuticas. Si ciertas bacterias y compuestos metabólicos influyen en el crecimiento infantil, podría desarrollarse en el futuro un abordaje combinado que incluya intervenciones dietéticas o probióticas.

 

La microbiota intestinal podría transformarse en un objetivo clave para el tratamiento de la baja estatura idiopática”, concluyen los investigadores. Aunque queda mucho por descubrir, esta investigación aporta una nueva pieza a un rompecabezas que la medicina aún no ha logrado resolver del todo.

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