Un estudio liderado por la Universidad Complutense de Madrid (UCM) identifica una relación causal entre el déficit de vitamina D y la disfunción eréctil tanto en tejido humano como en modelo animal.
“Hasta ahora, se había encontrado una asociación entre déficit de vitamina D y disfunción eréctil, pero no estaba claro si el déficit era la causa o si simplemente déficit de vitamina D y disfunción eréctil coincidían”, explica Francisco Pérez Vizcaíno, investigador principal del Departamento de Farmacología y Toxicología de la UCM y de CIBER de Enfermedades Respiratorias (CIBERES).
El trabajo, publicado en British Journal of Pharmacology, combina diferentes metodologías. Por un lado, los investigadores demostraron que, tras inducir deficiencia en vitamina o de su receptor en animales, se produce una disminución de la función eréctil. Para ello, se emplearon ratas a las que se les quitó la vitamina D de su dieta y ratones con mutación en el receptor de esa vitamina.
“Sobre los tejidos de ambos animales, hemos estudiado su función eréctil aplicando microdescargas eléctricas equivalentes a la descarga eléctrica que produce el sistema nervioso en el proceso de erección”, indica Miguel Ángel Olivencia, también investigador del Departamento de Farmacología y Toxicología de la UCM y primer autor del trabajo.
Por otro lado, el análisis de tejidos de donantes de órganos humanos revela que en pacientes con déficit de vitamina D, el defecto está localizado en el órgano masculino directamente. Por tanto, no se trataría de un problema neurológico sino local.
“Hay que recalcar que la disfunción eréctil se produce sólo cuando hay un déficit severo”, insiste Pérez Vizcaíno y añade que han observado que el mecanismo implica un aumento del estrés oxidativo, es decir, que también hay un déficit de antioxidantes.
El siguiente paso, avanzan los investigadores, es estudiar la disfunción sexual femenina teniendo en cuenta que es más compleja al intervenir más factores que en la masculina.
Además de la UCM y diferentes áreas del CIBER, también participan en el trabajo los hospitales madrileños Gregorio Marañón, Ramón y Cajal, 12 de Octubre, La Paz y el Instituto de Investigaciones Biomédicas Sols-Morreale (CSIC-UAM).