El magnesio es un mineral presente en vegetales de hojas verdes, legumbres, frijoles, guisantes, nueces y granos integrales. Como el segundo catión más abundante y el cuarto mineral más abundante en el cuerpo humano, el magnesio está involucrado en más de 600 reacciones metabólicas. Este nutriente mantiene la estabilidad del ADN protegiéndolo del estrés oxidativo y juega un papel vital en la síntesis de proteínas y actúa como un regulador clave de la progresión del ciclo celular y la proliferación celular.
Es esencial mantener la homeostasis del magnesio en los huesos, intestinos y riñones porque el magnesio juega un papel fisiológico diverso en el cerebro, los músculos esqueléticos y el corazón. La deficiencia de magnesio puede aumentar el riesgo de una variedad de enfermedades crónicas al afectar el funcionamiento normal de las funciones corporales que dependen del magnesio.
El síndrome metabólico es la coexistencia de al menos tres niveles anormales de circunferencia de cintura, glucosa en sangre en ayunas, triglicéridos, presión arterial y colesterol unido a lipoproteínas de alta densidad (HDL). Este síndrome, cuya principal causa es la resistencia a la insulina, se asocia positivamente con el riesgo de muchas enfermedades crónicas, entre ellas cáncer, enfermedad cardiovascular (ECV), esteatohepatitis no alcohólica, trastornos neurodegenerativos y enfermedad renal crónica.
A nivel mundial, el síndrome metabólico tiene una alta tasa de prevalencia de más del 10%, que oscila entre el 12,5 % y el 31,4 % según los criterios de definición aplicados. Existen muchos factores de riesgo relacionados con el estilo de vida para el síndrome metabólico y los factores dietéticos se consideran vitales entre ellos.
Con respecto a los minerales, aunque ha habido intentos previos de integrar la evidencia sobre la asociación entre la ingesta de magnesio y el riesgo de síndrome metabólico, la mayoría de los estudios incluidos fueron transversales. Dado que varios estudios de cohorte han publicado recientemente los resultados sobre la ingesta de magnesio y el síndrome metabólico, resulta necesario integrar la asociación prospectiva entre la ingesta de magnesio y el síndrome metabólico.
Frente a esta necesidad, un reciente estudio llevó adelante una revisión sistemática con metanálisis para resumir la evidencia de la asociación entre la ingesta y los niveles sanguíneos de magnesio, y el síndrome metabólico. Para esto, los autores buscaron en las bases de datos estudios que informaran una asociación entre el magnesio y el síndrome metabólico hasta abril de 2025. Finalmente, 27 publicaciones que incluían 95.933 participantes fueron incluidas.
Los resultados del análisis revelaron que una ingesta alta de magnesio se asoció con una incidencia un 21 % menor de síndrome metabólico en comparación con una ingesta baja. Además, los estudios transversales mostraron que las personas con una ingesta alta de magnesio tenían una probabilidad un 39 % menor de síndrome metabólico en comparación con las personas con una ingesta baja. “La asociación inversa observada entre la ingesta de magnesio y el síndrome metabólico en nuestro análisis estuvo en línea con resultados anteriores”, comentan los autores.
Cabe destacar que no solo los estudios observacionales, sino también los experimentales han sugerido una asociación inversa entre la ingesta de magnesio y el síndrome metabólico. “Los resultados resumidos de 12 ensayos controlados aleatorizados que examinaron el efecto de la suplementación con magnesio sobre la resistencia a la insulina en humanos mostraron una reducción de la resistencia a la insulina (HOMA-IR) y los niveles de glucosa en ayunas con un incremento de 50 mg en el magnesio dietético”, explican.
Con respecto a los lípidos, el nuevo trabajo detalla que “12 semanas de suplementación con magnesio redujeron el colesterol total sérico, y la suplementación con magnesio de menos de 300 mg disminuyó los niveles séricos de colesterol LDL”. Asimismo, la evidencia acumulada de 27 ensayos controlados aleatorios ha informado un aumento en el colesterol HDL con la suplementación con magnesio.
Uno de los meta-análisis incluidos, el cual evaluó 32 ensayos controlados aleatorios, que examinaron las medidas de obesidad encontró una reducción significativa en el IMC después de la suplementación con magnesio. “Estos efectos protectores de la ingesta de magnesio sobre los componentes del síndrome metabólico observados a través de ensayos controlados aleatorios pueden haber contribuido a la asociación inversa entre el consumo de magnesio y el síndrome metabólico”, señalan los investigadores.
Según el artículo, varios mecanismos potenciales pueden explicar el efecto beneficioso del magnesio en el síndrome metabólico.
En primer lugar, mencionan que el magnesio controla la vía de señalización de la insulina al mejorar la actividad de la tirosina quinasa mediante el aumento de la afinidad del receptor de insulina por el ATP. En las vías descendentes, el magnesio regula el transporte de membrana del receptor de glucosa GLUT4 en los músculos, actúa como un regulador esencial de las enzimas gluconeogénicas y actúa como un factor antiinflamatorio que reduce la secreción de interleucina 1 y factor de necrosis tumoral-α en el tejido adiposo. “Como el magnesio posee estas funciones, la hipomagnesemia puede conducir a una mayor resistencia a la insulina”, sugieren.
Por otra parte, el magnesio actúa como un antagonista del calcio, que actúa como una molécula vasoconstrictora al tiempo que participa en la secreción de catecolaminas de las glándulas suprarrenales. En el endotelio coronario, el magnesio estimula la producción y liberación de moléculas de vasodilatación, incluyendo óxido nítrico y prostaciclina.
A pesar de los prometedores hallazgos, los expertos advierten que “dada la heterogeneidad de los resultados y la falta de representatividad de los niveles séricos de magnesio en la evaluación del estado nutricional del magnesio, la asociación inversa observada entre los niveles séricos de magnesio y el síndrome metabólico debe interpretarse con cautela”.
En resumen, el estudio asoció una ingesta alta de magnesio con un menor riesgo de síndrome metabólico. Sin embargo, concluyen que “los resultados requieren confirmación mediante futuros estudios de cohorte prospectivos y ensayos controlados aleatorizados”.