La enfermedad celíaca (EC) es una enteropatía inmunomediada que afecta principalmente al intestino delgado en respuesta a la ingestión de gluten, una proteína presente en el trigo, la cebada y el centeno. Una dieta libre de gluten es la única terapia para estos pacientes, quienes deben eliminar los cereales que contienen gluten de su dieta de por vida.
La EC resulta de interacciones entre factores genéticos, que se caracterizan principalmente por HLA, antígeno leucocitario humano, genes de clase I y II, y factores ambientales, que contribuyen a la generación de inflamación en el intestino. Entre los factores ambientales que inducen inflamación, los nutrientes, incluido el gluten, juegan un papel central. Los nutrientes pueden tener dos efectos, efectos proinflamatorios o antiinflamatorios, y la microbiota puede mediar su destino. Sin embargo, aún se está determinando cómo, cuándo y dónde se genera la inflamación en la EC.
La gliadina, la proteína principal del gluten de trigo, es una proteína difícil de digerir por las endopeptidasas intestinales. Los péptidos de gliadina no digeridos pueden tener actividad biológica. Algunos de ellos pueden activar la respuesta inmunitaria adaptativa, ya que se presentan a las células T. Otros péptidos desempeñan papeles clave en la respuesta inmunitaria inflamatoria/innata a la gliadina. Específicamente, este péptido tiene actividad pleiotrópica, incluyendo la inducción de la proliferación y la inflamación con la activación de la vía del factor de transcripción nuclear-B (NF-kB).
Los probióticos y posbióticos y los ácidos linoleicos conjugados (CLA) son útiles en el tratamiento de enfermedades relacionadas con la inflamación. La concentración de CLA se puede aumentar de forma natural mediante la selección de microorganismos y condiciones de fermentación. El ácido linoleico es un precursor en la síntesis de CLA, a menudo se añade a matrices alimentarias para fermentar en su forma pura o añadiendo aceites vegetales.
Curiosamente, la evidencia previa definió los residuos de café tostado, como los posos de café usados (SCG, por sus siglas en inglés), como alimentos que contienen una alta concentración de ácido linoleico. Los SCG son el subproducto más abundante del café y en 2017, su producción mundial alcanzó los 9,6 millones de toneladas. Los SCG se han estudiado ampliamente como material para la producción de biodiesel. Sin embargo, en los últimos años, también se han utilizado en aplicaciones alimentarias.
Teniendo en cuenta esta información, un nuevo estudio se propuso como objetivo la producción sostenible de una bebida funcional a base de leche fermentada por L. plantarum CECT 749 que se enriqueció en CLA después de la adición de ácido linoleico (LA), SCG y aceite de SCG y el estudio de los posibles efectos antiinflamatorios de estos compuestos en la exposición a los péptidos tóxicos del gluten.
Se utilizó el péptido de gliadina p31-43 para inducir inflamación en un modelo celular (células Caco2). Los mismos se obtuvieron de biopsias intestinales de tres controles y tres pacientes con dieta con gluten (DEC). Después de la exposición a péptidos de gluten, las células Caco-2 muestran una mayor permeabilidad intestinal y se alteran otras vías, como la inflamación.
Los principales hallazgos fueron que el pretratamiento con todos los posbióticos lácteos de L. plantarum, excepto el aceite de SCG, inhibieron la activación de NF-kB en presencia del péptido de gliadina en células Caco-2. Sin embargo, los autores aclaran que el efecto antiinflamatorio se observó solo con productos fermentados al 2%, lo cual indica que “su actividad depende de la concentración”.
Aunque L. plantarum con SCG fue más eficiente que L. plantarum solo en la prevención de la actividad de la gliadina, la diferencia no fue estadísticamente significativa. L. plantarum con aceite de SCG solo no fue capaz de prevenir los efectos de P31-43 en las células de CaCo2. “Esto probablemente se debe al hecho de que el aceite de SCG no beneficia el crecimiento, las actividades y la producción de metabolitos activos de las bacterias”, aclaran los autores.
Los investigadores desconocen por qué L. plantarum perdió su actividad tras el tratamiento con aceite de SCG, explican que es muy probable que “la matriz rica en grasa no fuera idónea para la producción de uno o más metabolitos necesarios para el efecto antiinflamatorio”.
Considerando que tres muestras postbióticas diferentes, caracterizadas por una concentración distinta de CLA mostraron una capacidad antiinflamatoria similar, intuyen que los efectos sobre la inflamación no dependan de la producción de CLA.
El mecanismo por el cual los postbióticos a base de leche obtenidos por fermentación de L. plantarum ejercen sus efectos biológicos después del tratamiento con gliadina aún necesita ser esclarecido. “La posible capacidad de los postbióticos a base de leche de L. plantarum con SCG para prevenir la inflamación podría estar asociada con la presencia de moléculas con actividad antioxidante y efectos antiinflamatorios en este producto de desecho”, señala el nuevo estudio.
Según los investigadores, “sería interesante probar la capacidad de los postbióticos para prevenir la enfermedad en pacientes potenciales que tienen anticuerpos anti-transglutaminasa pero que aún no han desarrollado las lesiones intestinales típicas de la enfermedad celíaca”.
En resumen, los postbióticos a base de leche de L. plantarum, con o sin SCG, pueden prevenir la inflamación inducida por gliadina en modelos celulares. “Estos estudios preclínicos proporcionan una buena base para iniciar ensayos clínicos en pacientes celíacos para prevenir los efectos proinflamatorios de los péptidos de gliadina”, concluyen.