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Españoles evalúan el papel de la dieta mediterránea en la prevención de la sarcopenia y la fragilidad

Españoles evalúan el papel de la dieta mediterránea en la prevención de la sarcopenia y la fragilidad

Una alimentación basada en la dieta mediterránea, combinada con ejercicio, podría ser clave para frenar el deterioro muscular y funcional en personas mayores. Sin embargo, los investigadores piden cautela ante los resultados
Dieta mediterránea y sarcopenia
Los compuestos antiinflamatorios y antioxidantes de la dieta mediterránea serían los responsables de los beneficios

La fragilidad y la sarcopenia son problemas de salud comunes que afectan significativamente la calidad de vida de los adultos mayores. La fragilidad se caracteriza por una reserva funcional reducida y una mayor vulnerabilidad a los factores estresantes, lo que puede conducir a resultados adversos para la salud, como caídas, hospitalización y mortalidad. Por su parte, la sarcopenia, que se define como la pérdida de masa y función del músculo esquelético, es un componente importante de la fragilidad y se asocia con resultados adversos similares. 

 

La prevalencia de la fragilidad entre las personas mayores varía del 4% al 59%, dependiendo de la población y los criterios utilizados y la sarcopenia afecta aproximadamente del 5% al ​​10% de la población general de ancianos, con tasas más altas observadas en individuos con enfermedades crónicas. Ambas son fuertes predictores de morbilidad y mortalidad, y también aumentan el riesgo de resultados adversos (caídas, fracturas e internamiento), que es aún mayor en pacientes con ambas afecciones. Esto conlleva una mayor utilización de la atención médica y una peor calidad de vida.

 

La desnutrición es un síndrome geriátrico común que a menudo se pasa por alto entre los ancianos y que afecta hasta un 30-50% de los adultos mayores en hospitales y centros de atención a largo plazo. Los cambios fisiológicos relacionados con la edad, las enfermedades crónicas y los factores sociales contribuyen significativamente al deterioro nutricional. Se asocia con una respuesta inmunitaria deteriorada, mayores tasas de hospitalización y morbilidad y mortalidad y también surge como un factor crítico en el desarrollo de sarcopenia o fragilidad. 

 

Una dieta equilibrada o suplementos nutricionales, como proteínas, vitamina D y ácidos grasos omega-3, combinados con actividad física (por ejemplo, entrenamiento de resistencia), han demostrado mejorar la masa y la función muscular. Actualmente, está bien establecido que la intervención nutricional más eficaz se logra mediante patrones dietéticos saludables que aporten una amplia variedad de nutrientes, en lugar de la prescripción aislada de vitaminas, nutrientes u oligoelementos. 

 

En este sentido, uno de los patrones dietéticos más saludables y completos es la dieta mediterránea (DM), cuyos numerosos efectos beneficiosos en la prevención de diversas enfermedades son bien conocidos. Sin embargo, existe información limitada sobre su posible efecto en la prevención de la sarcopenia y la fragilidad en adultos mayores. 

 

Para abordar esta brecha de conocimiento, los investigadores Marta Arroyo-Huidobro, Ariana Chávez, Martina Pellicé y Constanza Sepúlveda, del Departamento de Geriatría de la Universidad de Barcelona; Magali Amat, del Servicio de Fisioterapia del Hospital Clínic de Barcelona; Aina Capdevila-Reniu, del Servicio de Medicina Interna del Hospital de Mataró de Barcelona; y Andrea Ladino y Emilio Sacanella, del Servicio de Medicina Interna del Hospital Clínic de Barcelona, analizaron la evidencia científica disponible sobre el posible papel protector de la dieta mediterránea contra el desarrollo de sarcopenia y fragilidad, así como su capacidad para mejorar la función física en personas mayores. Se incluyeron 13 artículos en la revisión. 

 

¿La dieta mediterránea logró reducir el riesgo de fragilidad y sarcopenia?  

 

Los principales resultados luego de la revisión sugieren que las personas mayores que se adhieren a la dieta mediterránea (DM) y realizan actividad física regular tienen menos probabilidades de desarrollar sarcopenia o discapacidad funcional. Específicamente, las intervenciones nutricionales basadas en la DM se asociaron con mejoras en varias funciones físicas, como el equilibrio, la marcha, el riesgo de caídas, la flexibilidad y la fuerza muscular. 

 

“Estos efectos beneficiosos de la DM y el ejercicio parecen ser más pronunciados en sujetos prefrágiles que en frágiles. Sin embargo, la evidencia científica disponible sobre este tema hasta el momento es de calidad baja a moderada”, comentan los autores. 

 

Los principales componentes de la DM (frutas, verduras, aceite de oliva, pescado y frutos secos) son ricos en antioxidantes y moléculas antiinflamatorias y son una fuente importante de ácidos grasos poliinsaturados. El nuevo estudio explica que “estos compuestos tienen una capacidad probada para reducir el estrés oxidativo y la respuesta inflamatoria en varios tejidos y se cree que son responsables de los efectos beneficiosos de la dieta mediterránea, incluyendo aquellos relacionados con el envejecimiento, como la sarcopenia”. 

 

Sin embargo, advierten que, aunque la mayoría de los estudios revisados ​​sugieren que la dieta mediterránea y la actividad física tienen un efecto beneficioso en la prevención de la sarcopenia y la fragilidad, existen algunas limitaciones que exigen que los resultados se interpreten con cautela, ya que podrían haberse introducido sesgos. 

 

En primer lugar, observaron una considerable heterogeneidad entre los estudios incluidos ya que la mayoría de ellos fueron transversales, lo que dificulta el establecimiento de relaciones causales. En segundo lugar, las poblaciones de estudio se caracterizaron por una sobrerrepresentación de mujeres y un rango de edad bastante variable (60-86 años), por lo que los resultados para hombres o para diferentes grupos de edad podrían ser diferentes. Por último, mencionan que se utilizaron diferentes puntuaciones para medir la adherencia a la dieta mediterránea (aMED, cuestionario PREDIMED, MDS, MEDAS y MEDI-LITE), lo que puede afectar la comparabilidad entre estudios.

 

De esta manera, algunos estudios sugieren que la dieta mediterránea, especialmente combinada con actividad física, podría ser una forma eficaz de prevenir o retrasar la sarcopenia y la fragilidad en personas mayores. Sin embargo, la calidad de la evidencia actual es baja, por lo sugieren que se necesitan estudios de intervención longitudinales bien diseñados y centrados en personas mayores para confirmar estas asociaciones preliminares. 

 

“Si estos hallazgos se confirmaran mediante estudios de intervención, se podría utilizar una terapia no farmacológica multicomponente que incluya la dieta mediterránea y el ejercicio para retrasar la sarcopenia y mejorar la función muscular en personas mayores. Esta sería la forma más eficaz de promover un envejecimiento saludable y retrasar la aparición de la fragilidad en la edad adulta”, enfatizan los expertos. 

 

En resumen, la dieta mediterránea (DM) es un enfoque nutricional multidimensional altamente eficaz que promueve la salud funcional y previene el deterioro relacionado con la edad. Sin embargo, no existe evidencia consistente sobre su papel en la prevención de la sarcopenia y la fragilidad en las personas mayores. Los autores concluyen su trabajo recomendando que “las futuras investigaciones que respondan a esta pregunta deberían basarse en estudios de intervención multicomponente a largo plazo que combinen la DM con la actividad física en diferentes cohortes de adultos mayores prefrágiles”. 

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