La investigadora Anna Castells, del Instituto de Investigación Biomédica de Girona Dr. Josep Trueta (IDIBGI), ha recibido el premio L’Oréal-UNESCO “For Women in Science” (Por las Mujeres en la Ciencia) junto a otras cuatro científicas durante la 19.ª edición de sus premios nacionales, en un acto celebrado en el Teatro Real de Madrid. Este galardón se enmarca en un programa internacional que desde hace 25 años impulsa el liderazgo femenino en la ciencia y que este año ha reconocido a cinco investigadoras en España. Los premios, dotados con cinco becas de 15.000 euros, tienen como objetivo fomentar el liderazgo femenino y visibilizar el talento joven en la ciencia en España.
La científica, criada en Les Planes d’Hostoles y residente actualmente en Salt, impulsa desde el IDIBGI una línea de investigación emergente y con gran proyección: el estudio del eje microbiota-intestino-cerebro y su papel en la salud mental.
Castells, licenciada en Biología y Bioquímica con un máster en Neurociencias, descubrió su pasión por la ciencia durante la infancia. Tras formarse en la Universidad de Barcelona, se trasladó a los Países Bajos para desarrollar su tesis doctoral en el Radboud University Medical Center. Allí se especializó en el uso de la mosca de la fruta (Drosophila melanogaster) como modelo para estudiar trastornos del neurodesarrollo.
En 2019 se incorporó al grupo de investigación de Nutrición, Eumetabolismo y Salud del IDIBGI, donde fundó el laboratorio de Drosophila. Su investigación actual se centra en los mecanismos que regulan la interacción entre el huésped y el microbioma, y su impacto en el comportamiento.
El proyecto que ha motivado este reconocimiento lleva por título “Identificación de nuevos agentes antidepresivos mediante el eje microbiota-intestino-cerebro”. Parte de la premisa de que los microorganismos intestinales producen compuestos que pueden influir directamente en el cerebro y, por tanto, en trastornos como la depresión.
Castells y su equipo investigan cómo estos compuestos —muchos aún desconocidos— pueden modular procesos como la inflamación, la producción de neurotransmisores y el metabolismo de nutrientes clave para la salud mental. Para ello, junto al grupo de investigación de Medicina y Biología Integrativa de Sistemas del IDIBGI, combinan modelos experimentales como la Drosophila con el análisis de muestras humanas mediante tecnologías avanzadas de bioinformática e inteligencia artificial.
En los últimos años se ha descubierto que los microorganismos que habitan nuestro intestino —la microbiota intestinal— pueden influir en nuestra salud mental, afectando a trastornos como la depresión o la ansiedad. En estudios previos, han identificado compuestos producidos por estas bacterias con fuerte potencial antidepresivo, así como otros agentes microbianos o derivados de la microbiota que podrían agravar estos trastornos.
“Este proyecto busca entender mejor cómo actúan algunos de estos compuestos sobre el cerebro y cómo pueden influir en el desarrollo y progresión de la depresión. Por eso, utilizamos la mosca de la fruta (Drosophila melanogaster) como modelo experimental y analizamos muestras humanas con tecnologías avanzadas, métodos bioinformáticos e inteligencia artificial”, explica Anna Castells.
El objetivo final es desarrollar nuevos tratamientos, como prebióticos, probióticos o postbióticos (moléculas derivadas del metabolismo microbiano), que puedan ayudar a prevenir o aliviar los síntomas de la depresión.
Castells señala que este premio supone “una auténtica inyección de alegría” en una etapa clave de su carrera, en la que empieza a consolidarse como investigadora. La dotación económica contribuirá al desarrollo de su línea de investigación y a avanzar hacia una mayor autonomía profesional dentro del IDIBGI.
“La ciencia, como cualquier ámbito del conocimiento, se enriquece con la diversidad. Las mujeres aportamos no solo talento y capacidad, sino también formas distintas de pensar, de afrontar los problemas y de generar soluciones. Nuestra participación es clave para que la investigación sea más representativa, más inclusiva y más útil para toda la sociedad. La ciencia ni ningún otro ámbito profesional pueden permitirse prescindir de la mitad del talento disponible”, asegura.