El NAD + se utiliza como sustrato en las vías de regulación del estrés energético, genotóxico e infeccioso. En particular, el papel neuroprotector del NAD + está asociado con el estrés oxidativo. A pesar de su rol crucial en las reacciones metabólicas, el NAD + disminuye drásticamente con la edad. Además, la evidencia sugiere una correlación negativa entre los niveles de NAD + y la edad en tejidos humanos, como la piel, la sangre y el cerebro, lo que contribuye a la patogénesis de las enfermedades relacionadas con el envejecimiento. El agotamiento de NAD + afecta negativamente el sueño y los ritmos circadianos.
Un ciclo de sueño completo consta de dos tipos principales: sueño sin movimientos oculares rápidos (NREM, por sus siglas en inglés) y sueño con movimientos oculares rápidos (REM, por sus siglas en inglés). Los ritmos circadianos están regulados por un reloj central intrínseco, los núcleos supraquiasmáticos, que impulsan las funciones conductuales y fisiológicas en un ciclo de casi 24 horas. Los ciclos de sueño-vigilia se rigen por un modelo de dos procesos, donde la homeostasis del sueño y la ritmicidad circadiana interactúan armoniosamente para promover el sueño.
NAD + es un cofactor enzimático y sustrato para el ritmo circadiano, interactuando con componentes de genes del reloj, particularmente modulando la actividad de sirtuinas y otras enzimas dependientes de NAD. El ciclo sueño-vigilia y los ritmos circadianos son perturbados por una disminución asociada con la edad en los niveles de NAD +. Una posible explicación para este fenómeno es la asociación intrínseca entre el sueño, la ritmicidad del reloj circadiano y la homeostasis metabólica. De esta manera, los ciclos retroalimentación de nutrientes como NAD + son esenciales para la sincronización del reloj molecular en los tejidos periféricos.
Teniendo en cuenta esto, se puede hipotetizar que aumentar la disponibilidad de NAD + puede tener beneficios terapéuticos para los trastornos del sueño y la neurodegeneración, al mismo tiempo que promueve el envejecimiento saludable. El ribósido de nicotinamida (NR), también conocido como una forma de vitamina B3, es un precursor bioquímico de NAD +. Cada vez hay más evidencia que sugiere que la suplementación con NR mejora la biodisponibilidad de NAD + y previene los efectos perjudiciales del agotamiento relacionado con la edad, incluida la función cognitiva, la función mitocondrial y la sensibilidad a la insulina.
A pesar de los beneficios metabólicos descritos por la bibliografía para la suplementación con NR y NAD +, pocos estudios se centran en los efectos de la administración de NR sobre los patrones de sueño, como la duración, la calidad, la fragmentación y la arquitectura, o las fases del sueño. Es por ello que una nueva revisión narrativa se propuso resumir el conocimiento científico actual sobre los efectos de la suplementación con ribósido de nicotinamida sobre el sueño y los ritmos circadianos.
Luego de revisar la literatura disponible, observaron que, en estudios preclínicos, el NR mejoró el funcionamiento de los genes reloj BMAL1 y PER2, el deterioro cognitivo inducido por la privación crónica del sueño y alivió el estrés oxidativo y el deterioro mitocondrial en la microglía. Sumado a esto, hallaron que la suplementación con NR aumentó el sueño REM y redujo el sueño NREM en aproximadamente un 17%.
Los autores explican que el “NAD + y el NR pueden recuperar el sueño como consecuencia de la mejora metabólica”. El NAD + es un cofactor obligatorio para la oxidación/reducción y también está involucrado en el metabolismo de la glucosa, que se asocia con el sueño NREM. “El inicio y la fragmentación del sueño prolongados se asocian con una mayor resistencia a la insulina y la intolerancia a la glucosa. Además, la variación glucémica puede reflejar la fragmentación del sueño, mostrando una correlación negativa con la duración total del sueño y una correlación positiva con la vigilia después del inicio del sueño”, agregan.
De esta manera, la regulación del metabolismo de la glucosa es central para el proceso homeostático del sueño.
Uno de los estudios incluidos por los investigadores, comparó los resultados de la administración de ribósido de nicotinamida (NR) en personas con sueño normal y aquellas con insomnio moderado a severo. Los participantes recibieron suplementación con NR dos veces al día durante 23 días, con una dosis progresivamente aumentada de 1 g el primer día a 3 g del día 3 al 23. Los hallazgos revelaron un aumento significativo en el sueño REM y una mejora en la eficiencia del sueño para todos los participantes con insomnio.
De manera similar, una suplementación de 12 semanas con vitamina B3 mejoró la calidad del sueño, la somnolencia y la fatiga en adultos mayores. Esta conclusión se desprende de un estudio donde se asignaron aleatoriamente a 108 adultos mayores a un ensayo doble ciego con 250 mg de vitamina B3 o un placebo durante 12 semanas. El efecto principal se evidenció sobre el tiempo de duración del sueño, la puntuación de alteración del sueño, la puntuación de disfunción diurna y la puntuación de la calidad del sueño.
El estudio actual sugiere que la suplementación con NR es bien tolerada y puede recuperar la función mitocondrial y aumentar la fosforilación oxidativa, inhibiendo las respuestas proinflamatorias microgliales y protegiendo la función cerebral, potencialmente al inhibir la neuroinflamación. Los expertos consideran que el NR y otros metabolitos de NAD + se consideran seguros para la administración oral en humanos.
En sujetos, los metabolitos de NR y NAD + se consideran seguros para adultos en dosis de 100, 300 y 1000 mg por día. La seguridad y tolerabilidad de NR varían de 100, 300, 1000 mg a 2000 mg diarios durante 12 semanas en adultos de mediana edad y mayores.
En cuanto a efectos adversos, explican que la suplementación con B3 no causó síntomas clínicos significativos o cambios en la frecuencia cardíaca, la presión arterial, la saturación de oxígeno y la temperatura corporal. Los eventos adversos y efectos secundarios comunes incluyen síntomas gastrointestinales (es decir, dolor de estómago y náuseas).
En resumen, el ribósido de nicotinamida se considera seguro para su uso y en humanos mejoró la eficiencia del sueño en varones jóvenes y de mediana edad con insomnio. También mejoró la calidad del sueño y redujo la fatiga y la somnolencia en adultos mayores. Los investigadores finalizan su trabajo reconociendo que “si bien son prometedores, estos hallazgos requieren mayor respaldo de estudios clínicos dirigidos a diversos grupos demográficos y a un rango más amplio de grupos de edad, que incorporen evaluaciones del sueño tanto objetivas como subjetivas”.