La falta de acceso a alimentos saludables amenaza la vida de los sobrevivientes de cáncer, un factor significativo y a menudo ignorado que afecta su salud a largo plazo. Un nuevo estudio muestra que quienes experimentan inseguridad alimentaria presentan un riesgo relativo de muerte del 28 % mayor en comparación con quienes gozan de seguridad alimentaria.
En el estudio, publicado recientemente en JAMA Health Forum, investigadores de la Universidad de Pensilvania analizaron datos de más de 5.000 encuestados que compartieron sus diagnósticos de cáncer como parte de una encuesta de salud a nivel nacional patrocinada por el gobierno.
“La alimentación es fundamental en la atención y los resultados del cáncer”, afirmó la Dra, Jaya Aysola, autora principal del estudio. “Los resultados demuestran que soluciones sencillas e integradas pueden ayudar a prolongar la vida de los supervivientes de cáncer al facilitarles una alimentación saludable”.
La inseguridad alimentaria es la condición en la que la disponibilidad de una buena nutrición es limitada o incierta. Se considera un factor socioeconómico significativo para la salud general y se ha vinculado a un mayor riesgo de enfermedades crónicas, como cardiopatías, diabetes, algunos trastornos de salud mental, hipertensión, enfermedad renal y cáncer colorrectal.
En el nuevo estudio, utilizaron datos de las Encuestas Nacionales de Entrevistas de Salud (NHIS) de 2011 y 2012 de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE. UU., así como del Índice Nacional de Muertes de EE. UU. hasta 2019. Su análisis abarcó un total de 5603 adultos de 40 años o más que informaron haber tenido un diagnóstico de cáncer en la NHIS y respondieron sus preguntas relacionadas con la seguridad alimentaria.
Un total de 579 (10,3 %) de los encuestados reportaron inseguridad alimentaria. Este grupo presentó mayor mortalidad por todas las causas (riesgo general de muerte) hasta 2019, en comparación con los sobrevivientes de cáncer que no reportaron inseguridad alimentaria. Tras ajustar las diferencias potencialmente relevantes entre los encuestados, como el sexo, la edad, el tabaquismo y la presencia de otras enfermedades, se observó una brecha significativa en la mortalidad entre los grupos: el grupo con inseguridad alimentaria presentó un riesgo estimado de mortalidad por todas las causas un 28% mayor.
Los análisis de subconjuntos de los encuestados también mostraron que los encuestados que informaron inseguridad alimentaria y no participación en programas gubernamentales de asistencia alimentaria tenían un riesgo aproximadamente 42 % mayor de mortalidad por todas las causas, y un riesgo 42 % mayor de mortalidad por cáncer.
Este es el primer estudio que analiza y encuentra una conexión entre la inseguridad alimentaria y la mortalidad en personas con cáncer. "La detección de la inseguridad alimentaria en la práctica clínica, la ampliación de la elegibilidad para programas de asistencia alimentaria y la orientación a las personas hacia los recursos pueden ayudar a reducir esta aparente conexión", concluye John Lin, primer autor del estudio.