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El tipo de carbohidrato que se consume es fundamental para el riesgo de desarrollar cáncer

El tipo de carbohidrato que se consume es fundamental para el riesgo de desarrollar cáncer

Los expertos recomiendan que los patrones dietéticos  deben priorizar el consumo de frutas y verduras, así como los alimentos que contienen fibra para la prevención general del cáncer
Carbohidratos
Evaluar los tipos específicos de carbohidratos es fundamental para estimar el riesgo de cáncer.

El cáncer se encuentra entre las principales causas de muerte en el mundo, con tasas de incidencia y mortalidad que aumentan a un ritmo acelerado. A pesar de esto, un estudio indicó que casi el 40 % de los casos de cáncer podrían evitarse abordando factores modificables, como la dieta. Dado este importante potencial para la prevención del cáncer, es fundamental analizar la conexión entre los nutrientes de la dieta y el riesgo de cáncer.

 

Los carbohidratos son una fuente primaria de energía en la dieta diaria, apoyando la función cerebral y el rendimiento físico. Evidencia reciente sugiere que la ingesta total de carbohidratos puede afectar el riesgo de cáncer. Sin embargo, los hallazgos son contradictorios y sugieren que el impacto de la ingesta total de carbohidratos en el cáncer puede variar según la localización del cáncer. Por lo tanto, se requiere una investigación más exhaustiva para evaluar la relación entre los carbohidratos totales y el riesgo de cáncer.

 

Por otra parte, se cree que comprender los tipos específicos de carbohidratos consumidos, en lugar del consumo total de carbohidratos, puede ser más eficaz para la prevención del cáncer. Los principales componentes de los carbohidratos incluyen azúcares, almidones y fibra. Al igual que se ha comentado anteriormente, hasta la fecha, las relaciones de los diferentes tipos de carbohidratos con varios tipos de cáncer siguen sin resolverse

 

En este contexto, un nuevo estudio se propuso como objetivo llenar los vacíos de investigación existentes al examinar las asociaciones entre la ingesta total de carbohidratos, varios subtipos de carbohidratos y la incidencia del cáncer general y 21 cánceres específicos del sitio en una cohorte de 194.388 participantes. Para recopilar la información dietética de cada participante se utilizó el Oxford WebQ (un cuestionario web de recordatorio de 24 horas). 

 

El tipo de carbohidrato condicionó el riesgo de desarrollar cáncer  

 

Los resultados mostraron que, en dos o más localizaciones distintas del cáncer, una mayor ingesta de fibra dietética y azúcares no libres se asoció consistentemente con una disminución del riesgo, mientras que una mayor ingesta de azúcares libres y sacarosa se asoció consistentemente con un mayor riesgo.

 

“A la luz de nuestros hallazgos, una mayor ingesta de fibra se relacionó con un menor riesgo de cáncer general y de tipos particulares, incluidos los cánceres de esófago, colorrectal, pulmón y riñón”, destacan los autores. 

 

En comparación con otros tipos de cáncer, la asociación entre la ingesta de fibra y el cáncer colorrectal es la que se informa con más frecuencia. Un mecanismo importante que destacan los expertos es que un mayor consumo de fibra mejora la producción de butirato por la microbiota intestinal. “Este ácido graso de cadena corta es esencial para causar apoptosis y prevenir el desarrollo de células cancerosas, lo que reduce potencialmente el riesgo de cáncer colorrectal. Además, el butirato también ejerce efectos antiinflamatorios, lo que refuerza aún más su papel protector”, explican. 

 

Las principales fuentes dietéticas de fibra son los cereales integrales, las verduras y las frutas, que también contienen una gran cantidad de minerales y vitaminas protectores contra el cáncer colorrectal. Curiosamente, el nuevo estudio también encontró que los azúcares no libres se asociaron con un menor riesgo de cáncer en general, así como de cáncer colorrectal y de pulmón. Los azúcares no libres también son abundantes en frutas y verduras, lo que sugiere que “la fibra, los azúcares no libres y los minerales y vitaminas protectores pueden tener un efecto protector sinérgico contra el cáncer colorrectal”. 

 

Respecto a los azucares libres, observaron que se asocian con un mayor riesgo de cáncer de pulmón y riñón. Los posibles mecanismos que atribuyen a esto tendrían que ver con que la ingesta excesiva de azúcar libre puede conducir a la obesidad, un factor de riesgo bien establecido para el cáncer. “La obesidad está asociada con la inflamación crónica, caracterizada por niveles elevados de citocinas inflamatorias, que pueden promover el desarrollo del cáncer a través de sus efectos proinflamatorios y protumorigénicos”, resaltan los investigadores. 

 

En particular, la mayor ingesta de sacarosa demostró una asociación con el mayor riesgo de desarrollar cáncer de pulmón. Estudios incluidos por los autores han demostrado que las dietas altas en sacarosa pueden promover el crecimiento y la metástasis de tumores, posiblemente a través de un desequilibrio caracterizado por un aumento de factores proangiogénicos y una disminución de factores antiangiogénicos.

 

La asociación inversa entre la fibra dietética, los azúcares no libres y el riesgo de cáncer colorrectal fue significativa solo en hombres, mientras que en las mujeres no fueron estadísticamente significativas. “Esta diferencia específica del sexo puede estar influenciada por variaciones en la composición de la microbiota intestinal y factores hormonales”, justifican. 

 

“Los hallazgos de nuestra investigación respaldan las recomendaciones más recientes, las cuales enfatizan que los patrones dietéticos y de estilo de vida deben priorizar el consumo de frutas y verduras, así como los alimentos que contienen fibra para la prevención general del cáncer”, mencionan. 

 

En conclusión, el actual estudio demuestra que un mayor consumo de fibra dietética y azúcares no libres se asocia con un menor riesgo de ciertos tipos de cáncer (cáncer general, cáncer de esófago, colorrectal, de pulmón y de riñón), posiblemente debido a sus efectos antiinflamatorios, la producción de ácidos grasos de cadena corta y otros mecanismos de protección. Por el contrario, una mayor ingesta de azúcares libres y sacarosa se asocia con un mayor riesgo (cáncer de pulmón, de riñón y linfoma no Hodgkin), lo cual podría atribuirse a la inflamación y al estrés oxidativo.

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