“La obesidad y el envejecimiento convergen, ya que el estado de obesidad, la resistencia a la insulina y el estrés metabólico aceleran los mecanismos naturales del envejecimiento. Por eso, cuando coinciden cambios demográficos, envejecimiento poblacional y alta prevalencia de obesidad y diabetes, se genera una sinergia que favorece complicaciones como la neurodegeneración, el cáncer y las enfermedades cardio-metabólicas y cardiovasculares. Es la tormenta perfecta”, afirma el profesor Antonio Vidal-Puig, catedrático de Nutrición Molecular y Metabolismo en la Universidad de Cambridge, investigador del Centro de Investigación Príncipe Felipe y Consultor Honorario en Medicina Metabólica en el Addenbrooke’s Hospital, durante la clausura de la jornada científica Frontiers in Aging, Immune Metabolism and Inflammation, celebrada en la Universidad de Navarra.
El encuentro, organizado por el Journal of Physiology and Biochemistry, ha reunido a más de 350 expertos nacionales e internacionales para abordar los vínculos entre metabolismo, inmunidad e inflamación en el contexto del envejecimiento.
Durante su intervención, el profesor Vidal-Puig ha subrayado el papel esencial del tejido adiposo en el mantenimiento del equilibrio metabólico. “El tejido adiposo tiene mala fama, pero es indispensable. Su insuficiencia puede derivar en enfermedades como la diabetes, el hígado graso o la resistencia a la insulina”, explica. “El problema no es tener grasa, sino no disponer de una ‘maleta’ lo bastante grande para almacenar el exceso de energía de forma segura”.
En este contexto, ha destacado la necesidad de fortalecer mecanismos que favorezcan la eliminación de ese exceso energético, lo cual podría mejorar la sensibilidad a la insulina, prevenir la diabetes y contribuir a la pérdida de peso.
Vidal-Puig ha hecho hincapié en la nutrición y el ejercicio físico como pilares en la prevención de enfermedades metabólicas. “El ejercicio no solo beneficia por la utilización y desarrollo del músculo; actúa como un sistema eficiente de utilización de energía y glucosa, protegiendo a órganos vulnerables del exceso de nutrientes. Sus efectos beneficiosos se extienden incluso al cerebro”, apunta.
Asimismo, ha remarcado la importancia de la calidad de los nutrientes y sus combinaciones, para una dieta equilibrada sin exceder las necesidades calóricas del organismo. “La nutrición puede optimizar la funcionalidad del cuerpo si proporciona los nutrientes adecuados, en la cantidad y combinación apropiadas. Así, se reduce el estrés al que se ven sometidos los órganos al compensar carencias nutricionales”, concluye.