El estreñimiento crónico es una enfermedad gastrointestinal rutinaria, multifactorial y heterogénea. Por lo general, se define como movimientos intestinales poco frecuentes acompañados de un esfuerzo excesivo, una sensación de evacuación incompleta, intentos fallidos o prolongados de defecar, distensión abdominal y consistencia de heces duras. La prevalencia global del estreñimiento crónico se estima en aproximadamente el 20%, con una mayor incidencia observada entre los ancianos.
Un estudio poblacional ha demostrado que la incidencia del estreñimiento crónico tiende a aumentar con la edad, particularmente después de los 65 años. Aunque su etiología precisa sigue siendo poco clara en muchos casos, se han identificado varios factores contribuyentes, incluidos los cambios en el estilo de vida, las condiciones psicosociales, los patrones dietéticos, el uso de medicamentos y las comorbilidades.
Si el estreñimiento crónico no se aborda de manera oportuna, puede conducir a complicaciones anorrectales más graves, como fisuras anales, impactación fecal, sangrado rectal y hemorroides. Estas complicaciones pueden causar inquietud y ansiedad, lo que afectará negativamente la calidad de vida relacionada con la salud de los pacientes.
De esta manera, el estreñimiento es un problema de salud prevalente y grave entre los ancianos, que tiene un efecto adverso considerable en su calidad de vida y la utilización de los recursos de atención médica.
El manejo del estreñimiento en los ancianos puede ser particularmente desafiante debido a múltiples factores que interactúan. El tratamiento generalmente implica un enfoque multimodal, que incorpora modificaciones dietéticas, actividad física y terapias farmacológicas. Hay varios enfoques terapéuticos farmacológicos disponibles para manejar el estreñimiento crónico, que van desde laxantes tradicionales hasta opciones farmacéuticas desarrolladas más recientemente, como secretagogos, quenodesoxicolato y agentes de ácidos biliares.
Sin embargo, a pesar de la amplia variedad de laxantes disponibles, aproximadamente la mitad de los pacientes con estreñimiento no logran resultados satisfactorios con su uso. Además, el alto costo y los efectos secundarios adversos de estos medicamentos limitan su aplicación en el manejo del estreñimiento. Por lo tanto, los ajustes dietéticos juegan un papel significativo en el alivio del estreñimiento.
La fibra dietética es una intervención no farmacológica clave en el manejo del estreñimiento. Estudios epidemiológicos han indicado consistentemente que la fibra dietética es beneficiosa para la salud gastrointestinal ya que, en el colon, es fermentada por la microbiota para producir ácidos grasos de cadena corta (AGCC), que aceleran el tránsito intestinal y aumentan la motilidad intestinal. Además, las dietas altas en fibra conducen a una masa más grande y más blanda en el intestino grueso. Esto hace que el intestino se contraiga, moviendo el contenido hacia la excreción.
La fibra soluble es eficaz para aumentar la frecuencia, el peso y la consistencia de las heces, y para reducir la sensibilidad y el dolor al defecar, pero no mejora el tránsito intestinal. La fibra insoluble, como el salvado, acorta el tiempo de tránsito intestinal.
Cabe destacar que la fibra presente en legumbres y cereales integrales resulta muy eficaz para mantener la regularidad intestinal, junto con el salvado de cereales, la cáscara de psyllium y las preparaciones de metilcelulosa. Además, los fructanos, que son fibras solubles, exhiben efectos positivos en la salud del intestino grueso, y el consumo de inulina está vinculado a una mayor frecuencia de movimientos intestinales.
A pesar de los posibles beneficios potenciales de la suplementación con fibra dietética, la evidencia sobre su eficacia en el manejo del estreñimiento en adultos mayores sigue siendo contradictoria, incluso se han reportado efectos negativos (por ejemplo, la fibra insoluble puede empeorar los síntomas, incluyendo dolor y distensión abdominal).
Por lo tanto, una reciente revisión sistemática y meta-análisis se planteó evaluar los efectos de la suplementación con fibra dietética en el estreñimiento crónico en los ancianos. Específicamente, este estudio tuvo como objetivo evaluar su impacto en la frecuencia de las deposiciones, la frecuencia del uso de laxantes o enemas, la concentración de bifidobacterias intestinales, el peso seco de las heces y la ocurrencia de eventos adversos entre los participantes.
Los principales hallazgos sugieren que, si bien la suplementación con fibra dietética no mejora significativamente la frecuencia de las deposiciones en adultos mayores, sí reduce sustancialmente el uso de laxantes o enemas y mejora la composición de la microbiota intestinal, en particular incrementando el recuento de bifidobacterias. “Nuestros hallazgos sugieren que la fibra dietética puede ser una intervención eficaz para el manejo del estreñimiento en personas mayores”, destacan los autores.
Si bien la frecuencia de las deposiciones es un criterio diagnóstico del estreñimiento, su mejora por sí sola puede no capturar completamente el beneficio terapéutico de la fibra. A pesar de ello, acaran que no se observa una mejora estadísticamente significativa en la frecuencia de las deposiciones, lo cual coincide con investigaciones previas.
La reducción en el uso de laxantes entre los participantes del grupo de fibra dietética sugiere que “la fibra dietética alivia eficazmente las tendencias al estreñimiento al reducir la dependencia de los laxantes, manteniendo al mismo tiempo una frecuencia de deposición y características de las heces similares”.
“Este resultado es clínicamente significativo, en particular para los adultos mayores propensos a la polifarmacia, la dependencia y los efectos secundarios relacionados con la medicación. La reducción observada en la dependencia farmacológica respalda el papel de la fibra dietética como terapia complementaria no farmacológica y destaca su potencial para reducir los costos de atención médica y mejorar la seguridad de la medicación en la atención geriátrica”, subrayan.
Por otra parte, señalan que el efecto de la fibra dietética en el peso seco de las heces no fue estadísticamente significativo. “Esto podría deberse al número limitado de ensayos y al pequeño tamaño de la muestra”, justifican los investigadores.
Otro hallazgo clave fue el aumento significativo de las bifidobacterias fecales después de la suplementación con fibra dietética. Esto respalda el papel prebiótico de ciertas fibras dietéticas, particularmente la inulina y los FOS, que se sabe que estimulan selectivamente el crecimiento de la microbiota intestinal beneficiosa.
En este sentido, explican que las bifidobacterias desempeñan un papel fundamental en el mantenimiento de la integridad de la barrera intestinal, la modulación de la inflamación y la regulación de la función intestinal. Una disminución de las concentraciones de bifidobacterias fecales en los ancianos puede contribuir en parte a la disfunción intestinal y, por lo tanto, al estreñimiento.
“Este resultado sugiere que la fibra dietética puede mejorar el estreñimiento en adultos mayores al alterar la composición microbiana del intestino”, indican los expertos.
Sin embargo, el nuevo estudio advierte que los beneficios de la fibra dietética deben sopesarse frente a su tolerabilidad ya que los resultados indicaron una mayor incidencia de efectos secundarios gastrointestinales, como distensión abdominal y flatulencia, en el grupo tratado con fibra dietética. Estos hallazgos concuerdan con informes previos que destacan que los aumentos rápidos en la ingesta de fibra sin una hidratación adecuada o una adaptación gradual pueden provocar molestias.
“Las intervenciones futuras deben considerar la tolerancia específica del paciente e incorporar protocolos de aumento gradual de la dosis”, sugieren.
En resumen, si bien el efecto general en la frecuencia de las deposiciones no fue estadísticamente significativo, la ingesta de fibra dietética se asoció con una marcada reducción en el uso de laxantes o enemas, y un aumento significativo en las concentraciones de bifidobacterias intestinales, lo que sugiere un impacto beneficioso en la microbiota intestinal y la dependencia de intervenciones farmacológicas.
En funcion de los resultados, los investigadores concluyen que su estudio “respalda el uso de fibra dietética como una estrategia no farmacológica segura y potencialmente eficaz para aliviar el estreñimiento crónico en adultos mayores, con implicaciones para reducir la polifarmacia y mejorar la calidad de vida”.