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La vitamina D podría ser un factor protector contra el Alzheimer en la población de mayor edad

La vitamina D podría ser un factor protector contra el Alzheimer en la población de mayor edad

Los resultados respaldan el papel de la vitamina D en la atenuación de la neurodegeneración y destacan la importancia de mantener concentraciones séricas dentro de la normalidad
Alzheimer
Destacan el mantener niveles adecuados de vitamina D para mitigar el riesgo de enfermedad de Alzheimer.

La enfermedad de Alzheimer (EA), la principal causa de demencia, ha surgido como una crisis de salud pública mundial, con un estimado de 55 millones de personas afectadas en todo el mundo.  

 

En particular, la edad sigue siendo el factor de riesgo no modificable más importante ya que la incidencia de la EA se duplica cada 5 años después de los 65 años, alcanzando el 40% entre las personas mayores de 90. Los centenarios, ahora el grupo de edad de más rápido crecimiento a nivel mundial con un aumento anual del 12%, representan una población única para estudiar la resiliencia contra la neurodegeneración relacionada con la edad. 

 

Sin embargo, las personas centenarias, un grupo demográfico en rápido crecimiento, presentan una notable heterogeneidad en la susceptibilidad a la EA. Nuevas evidencias sugieren que las mujeres centenarias, que constituyen el 85 % de la población mundial de personas centenarias, podrían albergar adaptaciones genéticas y epigenéticas distintivas que desvinculan la edad cronológica del riesgo de EA. Curiosamente, algunas personas centenarias mantienen intacta su cognición a pesar de ser portadoras de alelos APOE ε4 de alto riesgo, lo que sugiere mecanismos de resiliencia específicos de la edad que podrían fundamentar nuevas estrategias terapéuticas.

 

La vitamina D (VD) ha ganado atención como agente neuroprotector. La evidencia epidemiológica vincula además los niveles bajos de 25-hidroxivitamina D [25(OH)D] sérica (<20 ng/ml) con un riesgo 2,3 veces mayor de EA, con ensayos aleatorizados que muestran que la suplementación con VD ralentiza el deterioro cognitivo en los casos de deterioro cognitivo leve (DCL). A pesar de estos avances, persisten brechas críticas y lagunas de conocimiento. 

 

De esta manera, para poder responder a estas lagunas, un equipo de investigadores aprovecho el Estudio multicéntrico de longevidad saludable de China (CHLMS), la cohorte prospectiva más grande del mundo de centenarios e individuos de edad avanzada, para investigar las asociaciones de 25(OH)D y la enfermedad de Alzheimer en la longevidad extrema. Para ello, incluyeron 514 participantes mujeres ≥100 años. 

 

La EA se diagnosticó mediante umbrales del Mini-Mental State Examination (MMSE, por sus siglas en inglés) ajustados según la educación y se excluyeron clínicamente las demencias no asociadas a la EA. Se midieron los niveles séricos de 25(OH)D y otros marcadores bioquímicos mediante protocolos de laboratorio estandarizados.

 

Mantener un nivel adecuado de vitamina D podría disminuir el riesgo de Alzheimer

 

Al evaluar los resultados, se observó una sólida asociación inversa entre los niveles séricos de 25-hidroxivitamina D y la probabilidad de enfermedad de Alzheimer (EA). Esta asociación se mantuvo estadísticamente significativa tras ajustar una amplia gama de covariables demográficas, clínicas y bioquímicas. “Esto indica que la vitamina D podría actuar como un factor protector independiente contra la EA en la población de mayor edad”, destacan los autores. 

 

En particular, se evidenció una clara relación dosis-respuesta, con una probabilidad progresivamente menor de EA a medida que aumentaban los cuartiles de 25(OH)D sérica. Además, los investigadores identificaron un posible efecto umbral, según el cual la asociación protectora fue más pronunciada con niveles séricos de 25(OH)D inferiores a aproximadamente 29,3 ng/mL y se estabilizó posteriormente. 

 

Los resultados respaldan el papel de la VD₃ en la atenuación de la neurodegeneración. Los efectos neuroprotectores serían a través de vías interconectadas que siguen operativas incluso en la longevidad extrema como la regulación inmune, la homeostasis del calcio y la depuración de β -amiloide (Aβ)

 

Con respecto al efecto umbral, mencionan que, por debajo del valor de corte antes mencionado, los niveles más altos de vitamina D se asociaron significativamente con una menor probabilidad de EA. Sin embargo, aclaran que esta asociación protectora se estabilizó más allá del umbral, lo que indica un rendimiento decreciente a concentraciones más altas. “Nuestro hallazgo está respaldado por la literatura previa que sugiere que los niveles de 25(OH)D ≥30 ng/mL pueden ser necesarios para lograr efectos extraesqueléticos óptimos, incluyendo neuroprotección y acciones antiinflamatorias”, señalan. 

 

“Nuestro estudio subraya la posible relevancia clínica de mantener niveles adecuados de vitamina D₃ sérica para mitigar el riesgo de enfermedad de Alzheimer (EA), incluso en el contexto de envejecimiento extremo”, subrayan los expertos.

 

Dada la asociación inversa y dependiente de la dosis observada entre 25(OH)D y EA, recomiendan que “la detección y corrección rutinarias de la deficiencia de vitamina D pueden representar una estrategia viable y de bajo costo para apoyar la salud cognitiva en los ancianos más ancianos”.  A su vez, también resaltan el valor de “incorporar la vitamina D y biomarcadores relacionados, como calcio, magnesio, PTH y osteocalcina, en programas integrales de vigilancia cognitiva”. 

 

“Dado que la deficiencia de vitamina D es altamente prevalente entre las personas mayores, los resultados subrayan la necesidad de estrategias nutricionales adaptadas a la edad. Garantizar una ingesta suficiente de vitamina D puede representar una estrategia de salud pública rentable para preservar la función cognitiva”, sugieren. 

 

En resumen, el estudio aporta evidencia de que los niveles séricos elevados de vitamina D₃ se asocian inversamente con el riesgo de enfermedad de Alzheimer (EA) en mujeres centenarias, independientemente de factores demográficos, clínicos y bioquímicos. 

 

A pesar de los hallazgos prometedores, los investigadores matizan al concluir que “se necesitan estudios prospectivos para confirmar estas asociaciones y explorar si la optimización del nivel de vitamina D₃ puede contribuir a la prevención de la demencia en las personas mayores”. 

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