Los polifenoles son sustancias activas con más de 8000 estructuras distintas y sus composiciones son versátiles, dependiendo de su estructura y número de anillos, así como de los grupos unidos a estos. Con base en estos atributos, la clasificación de los compuestos polifenólicos puede hacerse en flavonoides, ácidos fenólicos, estilbenos y lignanos.
Los flavonoides poseen principalmente inhibición de la replicación viral, interfieren con la síntesis de proteínas virales y modulan las respuestas inmunes, exhibiendo efectos antivirales significativos contra múltiples virus, incluyendo el virus de la hepatitis C (VHC), el virus del herpes simple (VHS) y la influenza.
Adicionalmente, los ácidos fenólicos donan sus átomos de hidrógeno, proporcionando una importante actividad anticancerígena y antioxidante. Sus actividades son significativamente cruciales para los compuestos medicinales en tratamientos múltiples y versátiles. Estos tratamientos se pueden utilizar en diabetes, cáncer, trastornos cardiovasculares y problemas neurodegenerativos.
Durante siglos, las sustancias bioactivas naturales han sido reconocidas como posibles tratamientos alternativos. Estas moléculas bioactivas provienen principalmente de plantas, que son valoradas por sus actividades antioxidantes/antiinflamatorias, anticancerígenas y antiviral. Posteriormente, estos atributos han ganado un interés significativo como opciones más seguras para los tratamientos y nuevas fuentes de productos farmacéuticos.
Las plantas contienen numerosos tipos de polifenoles, entre ellos isovitexina, vitexina, quercetina, diosgenina, rutina y saponinas. Varios estudios revelan que la quercetina posee propiedades antivirales contra el virus de la hepatitis B (VHB). Los polifenoles del té verde, comúnmente conocidos como epigalocatequina-3-galato (EGCG), tienen una potente actividad antiviral contra varios tipos de virus de la hepatitis.
Las infecciones virales han sido uno de los temas esenciales para estudiar el posible tratamiento de la salud humana, incluido el carcinoma hepatocelular, la diabetes tipo 1 y la enfermedad de Alzheimer. Durante la COVID-19, estos estudios han surgido para comprender más sobre las infecciones virales, a saber, las infecciones virales y gastrointestinales comunes, incluido el síndrome respiratorio agudo severo coronavirus 2 (SARS-CoV-2).
Aunque diferentes polifenoles poseen actividad antiviral, sus mecanismos complejos dificultan su comprensión y crean limitaciones para las aplicaciones alimentarias de los polifenoles. Además, las condiciones de laboratorio son muy limitadas para su utilidad, biodisponibilidad y potencia antiviral. A pesar de ello, la mayoría de los estudios basados en polifenoles antivirales se investigan como experimentos in vitro o basados en líneas celulares. Los estudios de desarrollo sobre estos compuestos requieren un análisis exhaustivo para evaluarlos adecuadamente y seleccionar una dosis terapéutica.
Frente a este panorama, una nueva revisión evaluó el concepto general de los polifenoles y sus efectos beneficiosos para la salud y las enfermedades, haciendo principal hincapié en los efectos antivirales específicos sobre ciertos virus y sus mecanismos subyacentes.
Luego de revisar la literatura, los autores observaron que los polifenoles poseen principalmente propiedades inhibidoras de la replicación viral, interfieren con la síntesis de proteínas virales y modulan la respuesta inmunitaria, proporcionando importantes efectos antivirales contra diversos virus, incluyendo el virus del herpes simple, el virus de la hepatitis C y el virus de la influenza. De esta manera, sugiere que los polifenoles “son cruciales para compuestos médicos en tratamientos diversos y versátiles, como la diabetes, los trastornos cardiovasculares, el cáncer y los problemas neurodegenerativos”.
Uno de los estudios incluidos utilizó el extracto de etanol de A. melanocarpa, el cual contiene polifenoles significativos como isoquercetina, kaempferol, ácido cafeico, ácido ferúlico y ácido hidroxibenzoico. “Estos componentes polifenólicos demostraron eficacia antiviral in vitro e in vivo al suprimir el potencial de infección de influenza”, señalan.
En el contexto de los polifenoles del té verde, particularmente EGCG, epigalocatequina, epicatequina y galato de epicatequina (ECG) se ha observado que bloquean la entrada del virus de la hepatitis C en las células a través de proteínas de la envoltura viral e inhibe la transmisión de célula a célula. Asimismo, el EGCG presento una potente actividad antiviral contra el virus VHB, Zika y herpes humano al llevar adelante un efecto citotóxico sobre la expresión de proteínas y la viabilidad celular.
El nuevo trabajo científico afirma que el resveratrol exhibe actividad antiviral contra varios miembros de la familia Herpesviridae y rotavirus. Además, agregan que “el resveratrol exhibe actividad inhibitoria contra el virus de Epstein-Barr (VEB) en la síntesis de proteínas y los factores de transcripción inducidos”. Otros compuestos señalados por los investigadores fueron la luteolina y la curcumina, quienes lograron suprimir la expresión de proteínas de las células VEB-positivas al prevenir la proliferación del virus.
En resumen, al evaluar los estudios, se ha determinado que los polifenoles obtenidos de diferentes fuentes presentan diversos efectos contra diversas infecciones virales debido a sus potentes actividades antioxidantes y antivirales. Se ha demostrado que los polifenoles pueden desempeñar un papel eficaz en la inhibición de la entrada viral, la supresión de la replicación viral y la reducción de la propagación viral en infecciones como el virus del herpes simple, el rotavirus, el virus del dengue, el SARS-CoV-2, el virus de la hepatitis y la influenza, que recientemente han sido responsables de un número considerable de enfermedades.
Diversos virus específicos se ven afectados por varios tipos de polifenoles, como la catequina, la epigalocatequina-3-galato, la curcumina, el resveratrol y la quercetina. Por ejemplo, la catequina, los derivados de la curcumina y la quercetina son eficaces en las infecciones por el virus de la influenza A, mientras que el resveratrol exhibe actividad antiviral al inhibir la expresión y las vías de señalización del virus de la hepatitis B.
Debido a su baja biodisponibilidad, las concentraciones de polifenoles suelen ser poco realistas con la ingesta dietética normal, incluida la administración oral. Por lo tanto, a pesar de los prometedores hallazgos, los autores concluyen que “sin sistemas de administración avanzados ni modificaciones químicas, estas concentraciones terapéuticas podrían no ser clínicamente realistas, especialmente en humanos”.
“Para considerar los polifenoles como tratamientos antivirales, son esenciales estudios preclínicos sólidos y ensayos clínicos aleatorizados, junto con datos detallados de farmacocinética y biodisponibilidad”, rematan.