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El omega-3 presenta potencial para disminuir el riesgo cardiovascular y mejorar la función muscular en mujeres posmenopáusicas

El omega-3 presenta potencial para disminuir el riesgo cardiovascular y mejorar la función muscular en mujeres posmenopáusicas

Los hallazgos dejan ver que las estrategias centradas en promover la hipertrofia muscular parecen cruciales; sin embargo, la función muscular podría ser incluso más relevante en la posmenopausia
Menopausia
El entrenamiento de resistencia podría ayudar a mejorar la función del músculo esquelético en esta población.

La obesidad se considera una pandemia, el envejecimiento se asocia con la acumulación de grasa corporal y con la pérdida de masa muscular esquelética, y tanto el envejecimiento como la obesidad parecen inducir disfunción del músculo esquelético.  

 

En las mujeres, el período posmenopáusico se caracteriza por cambios profundos en la salud metabólica y la composición corporal, como el aumento de la inflamación crónica, los incrementos en la acumulación de tejido adiposo visceral y las pérdidas de masa y función del músculo esquelético, y es un contexto particular en el que el envejecimiento y la obesidad tienden a coincidir.  

 

En definitiva, la prevención de la pérdida y función muscular durante la menopausia ayudaría a reducir el riesgo de fragilidad, enfermedades relacionadas con la salud metabólica y mortalidad por todas las causas, así como a mejorar la independencia y la calidad de vida. Por lo tanto, la búsqueda de estrategias para el mantenimiento del funcionamiento adecuado del músculo esquelético en el período posmenopáusico parece crucial

 

Actualmente, está bien establecido que el músculo esquelético es un órgano secretor. Tras las contracciones musculares, varias moléculas llamadas exerquinas se liberan del músculo y otros órganos. Esas moléculas producidas y liberadas por el músculo esquelético se llaman mioquinas. Las mioquinas como la irisina y las similares a la meteorina (METRNL) se han propuesto como los principales impulsores de los efectos positivos ejercidos por el ejercicio físico.  

 

Se ha demostrado que el ejercicio físico produce efectos notables en el metabolismo, la masa y la función del músculo esquelético, para mejorar la salud general y reducir el riesgo de varias enfermedades. Estudios previos han sugerido que el entrenamiento de resistencia (RT) podría ser una estrategia eficaz para contrarrestar la pérdida de masa, calidad y función muscular relacionada con la menopausia y la edad, en paralelo con mejoras en los marcadores de salud cardiometabólica. Además, algunos estudios han demostrado que la administración de ácidos grasos poliinsaturados omega-3 (PUFA n -3) podría ayudar a prevenir la función muscular y la salud cardiometabólica durante el envejecimiento y en mujeres posmenopáusicas.  

 

Sin embargo, pocos estudios han analizado la relación entre las mioquinas circulantes, la masa y función muscular y la salud cardiometabólica en el estado posmenopáusico. En este contexto, un nuevo estudio en el que participaron Alejandro Martínez-Gayo, Elisa Félix-Soriano, Marisol García-Unciti, Pedro González-Muniesa y María J. Moreno-Aliaga del Departamento de Nutrición de la Universidad de Navarra; y Javier Ibáñez-Santos del Centro de Estudios, Investigación y Medicina del Deporte (CEIMD) del Gobierno de Navarra, se propuso como objetivo investigar las asociaciones entre los niveles circulantes de varias mioquinas y citoquinas (factor de necrosis tumoral alfa (TNF-α), interleucina-6 (IL-6), METRNL, miostatina e irisina) y varios parámetros de composición corporal, función muscular y biomarcadores de salud cardiometabólica en 71 mujeres posmenopáusicas con sobrepeso/obesidad.  

 

Asimismo, observaron los cambios inducidos por un programa de RT progresivo de 16 semanas y/o la suplementación regular con PUFA n -3, ricos en ácido docosahexaenoico (DHA). 

 

La correlación entre las mioquinas, la composición corporal y el estado metabólico  

 

El análisis de los resultados demostró que, al inicio, los niveles de interleucina-6 (IL-6) se correlacionaron positivamente con la grasa corporal y con los niveles del factor de necrosis tumoral alfa (TNF-α) y se asociaron negativamente con los niveles de meterorina similar (METRNL). Además, METRNL se asoció inversamente con los niveles de insulina y con HOMA-IR.  

 

Tras la intervención, la calidad muscular mejoró con ambos tratamientos, pero de forma más notable en respuesta al entrenamiento de resistencia (RT). La suplementación con n -3 provocó mejoras significativas en los marcadores cardiometabólicos. El TNF-α disminuyó en todos los grupos experimentales. Los niveles de miostatina disminuyeron en los grupos RT y n-3, y la IL-6 aumentó en el grupo n-3+RT.  

 

“Se ha descrito que los aumentos agudos o transitorios en los niveles circulantes de IL-6 producen efectos positivos, mientras que los aumentos crónicos tienen efectos perjudiciales y proinflamatorios. De hecho, los niveles elevados de IL-6 se consideran un marcador de inflamación crónica. Curiosamente, los niveles de IL-6 al inicio se correlacionaron positivamente con la grasa corporal (total y como porcentaje del peso corporal)”, mencionan los autores.  

 

Respecto a la correlación positiva entre los niveles de TNF-α con IL-6, explican que “parece razonable considerando que TNF-α es considerada la citocina con las implicaciones más notables en la inflamación crónica, una condición de la cual tanto IL-6 como TNF-α son considerados biomarcadores”. Por lo tanto, sugieren que “ambos factores podrían tener niveles circulantes relacionados, especialmente en el contexto de aumento de adiposidad y/o menopausia, condiciones que promueven un estado proinflamatorio, en el cual los niveles tanto de IL-6 como de TNF-α están típicamente aumentados”.  

 

Por el contrario, los niveles de METRNL tuvieron una correlación negativa con IL-6, lo cual concuerda con el hecho de que METRNL es considerada como una miocina antiinflamatoria. Además, agregan que “la METRNL se ha asociado negativamente con la adiposidad y la insulinoresistencia, mientras que la IL-6 suele estar elevada en todos ellos, y se correlacionó positivamente con la grasa corporal, lo que refuerza la probabilidad de una correlación negativa entre la METRNL y la IL-6".  

 

En base a estos hallazgos, el nuevo estudio indica una “posible participación de esta miocina en la homeostasis de la glucosa” y sugiere que “METRNL podría ser un posible biomarcador predictivo de la sensibilidad a la insulina y la flexibilidad metabólica en mujeres posmenopáusicas con sobrepeso/obesidad”.  

 

El efecto de la suplementación con grasas  

 

Respecto a los efectos de 16 semanas de suplementación con PUFA n-3 rico en DHA y RT, solos o en combinación, señalan que todos los grupos, incluido el placebo, mostraron reducciones en la grasa corporal total después de la intervención. Además, no se encontraron cambios significativos en la masa muscular esquelética estimada

 

De acuerdo con lo aportado, el aumento de la masa muscular (hipertrofia) se basa en que la síntesis de proteína muscular (SPM) es mayor que la degradación de proteína muscular (DPM). En este sentido, estudios incluidos por los investigadores, informaron que la SPM tiende a disminuir con la edad, la obesidad y/o la inflamación sistémica, un fenómeno conocido como resistencia anabólica y también que los aumentos en la DPM en respuesta al RT son significativamente mayores en individuos no entrenados en comparación con los entrenados. Debido a eso, consideran que los actuales participantes pudieran haber experimentado aumentos importantes en las tasas de DPM como resultado del RT, lo que junto con una respuesta de SPM potencialmente disminuida podría haber evitado que se produjera la hipertrofia

 

Dado que se esperan pérdidas de masa muscular esquelética con la edad, resaltan que “las estrategias centradas en promover la hipertrofia muscular parecen cruciales; sin embargo, la función muscular podría ser incluso más relevante”. Curiosamente, la calidad muscular fue mayor en los grupos suplementados con n-3.  

 

“16 semanas de RT y/o suplementación con PUFA n-3 ricos en DHA causaron mejoras significativas en la función muscular en mujeres posmenopáusicas con sobrepeso/obesidad. Con base en estos hallazgos, sugerimos que tanto el RT como la suplementación a largo plazo podrían mejorar la función muscular en esta población”, sostienen los expertos.  

 

En general, los resultados sugieren que “los cambios en las mioquinas podrían reflejar cambios en la función muscular y/o cambios en la salud metabólica, considerando que los cambios en la masa muscular no difirieron entre los grupos”.  

 

En resumen, el estudio demuestra asociaciones relevantes entre los niveles circulantes de mioquinas con la composición corporal y las características metabólicas en mujeres posmenopáusicas con sobrepeso/obesidad. Además, 16 semanas de entrenamiento de resistencia pudieron producir mejoras significativas en la calidad muscular en las mujeres. Por lo tanto, el “entrenamiento de resistencia podría ayudar a mejorar la función del músculo esquelético en esta población”.  

 

De igual manera, 16 semanas de suplementación con n -3 produjeron mejoras en la función muscular, aunque más modestas en comparación con el entrenamiento de resistencia, pero causaron mejoras notables en los marcadores de riesgo cardiovascular. Por lo tanto, concluyen que “la suplementación con PUFA n -3 ricos en DHA podría tener el potencial de disminuir el riesgo cardiovascular y mejorar la función muscular en mujeres posmenopáusicas”.  

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