Los carotenoides son pigmentos naturales presentes en frutas y verduras, reconocidos por sus importantes propiedades antioxidantes y antiinflamatorias. Compuestos como el β-caroteno, el licopeno, la luteína y la astaxantina han demostrado conferir efectos protectores contra el daño oxidativo, el fotoenvejecimiento inducido por rayos UV y la inflamación, tanto en aplicaciones tópicas como dietéticas.
Si bien el interés en los efectos de los carotenoides sobre el envejecimiento cutáneo está creciendo, la evidencia sigue dispersa entre los diversos diseños de estudio y métodos de administración. De esta manera, una nueva revisión evaluó la eficacia clínica de los carotenoides, tanto dietéticos como tópicos, para promover la salud cutánea. Además, buscó identificar las vías celulares a través de las cuales ejercen sus efectos.
El envejecimiento cutáneo es un fenómeno biológico progresivo marcado por la desorganización estructural y el deterioro funcional de los tejidos cutáneos, entre los que se incluyen el adelgazamiento dérmico, pérdida de colágeno y elastina y disminución de la vascularidad; sequedad, reducción del ácido hialurónico y alteración de la permeabilidad celular; modificación del microbioma y la respuesta inmune, entre otros.
A nivel celular, el envejecimiento cronológico se asocia con una disminución en el número y la funcionalidad de los queratinocitos, fibroblastos y mastocitos, lo que resulta en una reducción del potencial proliferativo, un deterioro del recambio de la matriz extracelular (MEC) y una disminución de la capacidad de cicatrización de heridas. Los fibroblastos dérmicos envejecidos exhiben una migración atenuada, una contractilidad reducida, un aumento de los marcadores de senescencia y una mayor vulnerabilidad a las agresiones oxidativas.
De acuerdo con el análisis de la bibliografía, “una característica central del envejecimiento de la piel es la acumulación de especies reactivas de oxígeno (ROS), que contribuyen al daño oxidativo de proteínas, lípidos y ADN”. Esto resulta en la degradación de la matriz extracelular, particularmente la degradación del colágeno, a través de la regulación positiva de las metaloproteinasas de matriz (MMP).
Además, explican que “ROS promueve la secreción de citocinas proinflamatorias, alimentando la inflamación crónica de bajo grado. Las redes de señalización clave implicadas en el envejecimiento de la piel incluyen Nrf2 (factor nuclear eritroide 2-2-relacionado factor 2), diana mecanicista de rapamicina (mTOR), factor de crecimiento transformante beta (TGF-β) e IGF-1 (factor de crecimiento similar a la insulina”.
“Estas vías orquestan respuestas que implican la atrición de telómeros, la desregulación de la autofagia, la expresión de genes proinflamatorios y la remodelación alterada de la matriz extracelular. La glicación de proteínas dérmicas, en particular las fibras de colágeno de larga duración, conduce a la acumulación de productos finales de la glicación avanzada, lo que contribuye a la rigidez tisular, la disminución de la elasticidad y el estrés oxidativo”, afirman los expertos.
Respecto a los mecanismos implicados en la protección, mencionan que “los carotenoides ejercen un amplio espectro de acciones biológicas que contribuyen a la protección, el rejuvenecimiento y la resiliencia a largo plazo de la piel mediante mecanismos multifactoriales a nivel celular y molecular”. Sus funciones protectoras incluyen tanto efectos directos sobre las células cutáneas como efectos sistémicos indirectos, mediados por vías metabólicas e inmunológicas.
Los carotenoides, como el β-caroteno, la luteína y el licopeno, absorben longitudes de onda específicas de luz y mitigan los efectos fototóxicos de la radiación ultravioleta. “Este proceso ayuda a limitar el fotodaño del ADN, el estrés oxidativo y la inflamación relacionados con el fotoenvejecimiento”, sugieren los autores. Su acumulación en el tejido cutáneo ofrece protección intrínseca contra el eritema y los cambios pigmentarios inducidos por la radiación UV.
Por otra parte, agregan que “los carotenoides desempeñan un papel crucial en el mantenimiento del equilibrio redox celular al eliminar las especies reactivas de oxígeno (ROS), reducir la peroxidación lipídica y potenciar la actividad de enzimas antioxidantes endógenas, como la superóxido dismutasa y la glutatión peroxidasa. Esta función es especialmente importante en las capas epidérmica y dérmica, que suelen estar expuestas a factores de estrés ambiental”.
Al suprimir la señalización de NF-κB y MAPK, los carotenoides reducen la expresión de citocinas proinflamatorias, como TNF-α, IL-6 e IL-1β, a la vez que inhiben enzimas clave, como COX-2 y LOX. Según el nuevo estudio, “esta acción previene la inflamación crónica de la piel y la degradación tisular asociada”.
Asimismo, contribuyen al mantenimiento de la estabilidad genómica al minimizar el daño oxidativo del ADN y preservar la integridad mitocondrial. “Algunos carotenoides también pueden afectar las vías de reparación del ADN, aunque esto requiere mayor investigación en modelos de piel humana”, comentan.
En base a los hallazgos, los expertos sugieren algunas modificaciones en el estilo de vida que pueden potenciar los beneficios de los carotenoides para la salud de la piel.
En primer lugar, recomiendan un “mayor consumo de alimentos ricos en carotenoides, para ello seria fundamental consumir una dieta rica en frutas y verduras ricas en carotenoides”. Esto puede mejorar la protección de la piel contra los factores de estrés ambiental y mejorar el bienestar. “Alimentos como el tomate (rico en licopeno), la zanahoria, el boniato y las verduras de hoja verde (ricas en betacaroteno, luteína y zeaxantina) deben incluirse en la dieta”.
“Una dieta que aporte una variedad de carotenoides puede maximizar sus efectos sinérgicos en la protección de la piel. Los carotenoides de diversas fuentes pueden actuar conjuntamente para proporcionar amplios beneficios antioxidantes”, destacan.
Los carotenoides, tanto por vía oral como tópica, potenciaron los efectos protectores de la piel. “La ingesta oral potencia la actividad antioxidante sistémica, mientras que la aplicación tópica mejora directamente la resiliencia de la piel a la exposición a los rayos UV”, sugieren los investigadores.
Fumar disminuye los niveles de carotenoides en la piel debido al aumento del estrés oxidativo. Evitar fumar y reducir la exposición a los rayos UV mediante ropa protectora y protector solar puede prevenir la disminución de los carotenoides, permitiéndoles funcionar con mayor eficacia como antioxidantes.
“La combinación de una nutrición rica en carotenoides con aplicaciones cosmecéuticas e intervenciones en el estilo de vida, como la actividad física regular, la reducción del estrés, el descanso adecuado y la modulación del microbioma, se ha convertido en una estrategia holística para promover un envejecimiento cutáneo saludable”, resaltan.
Este enfoque integrado mejoraría los resultados terapéuticos ya que “minimiza el riesgo de efectos adversos y favorece la resiliencia cutánea a largo plazo”. Además, adicionan que “la incorporación de grasas saturadas, probióticos y sistemas avanzados de administración puede mejorar significativamente la biodisponibilidad de los carotenoides y su localización dérmica”.
En conclusión, de acuerdo con el estudio, los carotenoides son una clase de compuestos científicamente validados, seguros y versátiles que pueden aprovecharse estratégicamente para prevenir el envejecimiento prematuro de la piel, mejorar los procesos de reparación y mantener la salud cutánea.