La prevalencia mundial de la diabetes ha alcanzado niveles alarmantes. Según la Federación Internacional de Diabetes, aproximadamente 589 millones de adultos de entre 20 y 79 años vivían con diabetes en 2025, y se proyecta que esta cifra aumente a 853 millones para 2050 si no se implementan medidas preventivas eficaces.
En respuesta a la creciente prevalencia de la diabetes y la obesidad, el mercado mundial de edulcorantes bajos en calorías se está expandiendo rápidamente. La sucralosa lidera el mercado, mientras que los edulcorantes naturales como la stevia están ganando terreno. Estas tendencias subrayan la importancia de comprender los efectos metabólicos de los edulcorantes bajos en calorías.
Los edulcorantes bajos en calorías (EBC) se han convertido en sustitutos comunes de la sacarosa en las dietas modernas, ofreciendo dulzor con pocas o ninguna caloría. Entre estos, las sustancias se pueden dividir generalmente en edulcorantes artificiales sin calorías, como la sucralosa, el acesulfamo de potasio (AceK), el aspartamo, y los edulcorantes naturales bajos en calorías, como el esteviósido y el sorbitol.
Estos edulcorantes se han generalizado en diversos productos alimenticios y bebidas debido a sus propiedades únicas, como su intenso dulzor, su estabilidad al calor y su idoneidad para dietas para diabéticos o de control de peso. Sin embargo, la preocupación por sus efectos a largo plazo sobre la salud, incluyendo el impacto en el metabolismo de la glucosa, el control del peso corporal, la salud cardiovascular y su posible carcinogenicidad, ha suscitado un gran interés científico y público.
Por lo tanto, una nueva investigación revisó las características, los beneficios y los posibles riesgos para la salud asociados con los EBC para proporcionar una comprensión integral de su papel en las elecciones dietéticas y la salud pública.
La sucralosa es un edulcorante artificial de uso común que es 600 veces más dulce que la sacarosa y es estable al calor. Se encuentra en varios productos, incluidos los edulcorantes de mesa y los productos horneados. La ingesta diaria admisible (IDA) de sucralosa está establecida en 5 mg por kilogramo de peso corporal por día por agencias reguladoras, como la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA) y la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA)
En varios estudios se ha demostrado que la sucralosa ejerce efectos mensurables sobre los procesos metabólicos. En este sentido, aunque tradicionalmente se ha considerado que la sustitución del azúcar favorece el control del peso, la evidencia ha indicado que la sucralosa puede empeorar ciertos resultados de salud, en particular los relacionados con la regulación glucémica.
De hecho, en un ensayo controlado que incluyó a 45 adultos sanos y una cohorte los participantes consumieron bebidas endulzadas con sucralosa sola (grupo LCS), sacarosa (grupo Azúcar) o una combinación de sucralosa y maltodextrina (grupo Combo) durante un período de dos semanas. Los resultados mostraron que el consumo de sucralosa redujo la sensibilidad a la insulina y alteró la microbiota intestinal, lo que “podría contribuir a las respuestas glucémicas deterioradas”.
“Los hallazgos anteriores de estudios en humanos sugieren que la sucralosa puede afectar la sensibilidad a la insulina, alterar la microbiota intestinal y el metabolismo hepático y lipídico, particularmente en dosis altas o con el uso a largo plazo”, señalan los autores.
El aspartamo es un edulcorante artificial que se utiliza comúnmente en alimentos y bebidas sin azúcar y dietéticos. Es aproximadamente 200 veces más dulce que la sacarosa. La IDA del aspartamo es de 40 mg por kilogramo de peso corporal al día según la EFSA.
El aspartamo ha sido durante mucho tiempo un tema de crítica y controversia, particularmente con respecto a sus supuestas asociaciones con el cáncer y otros resultados adversos para la salud.
Las investigaciones sobre los efectos de los edulcorantes no nutritivos, incluido el aspartamo, en el peso corporal también demostraron que no había diferencias en el cambio de peso entre los grupos de que consumieron edulcorantes y los grupos de placebo o agua. Con respecto a los resultados cardiovasculares, la ingesta de aspartamo se ha relacionado con un mayor riesgo de enfermedad cerebrovascular.
La asociación potencial entre edulcorantes artificiales y cáncer también ha atraído una atención creciente. Un amplio estudio de cohorte prospectivo de 102.865 adultos reveló que el consumo de aspartamo y AceK se asoció con un mayor riesgo de cáncer. Sin embargo, aclaran que “esta asociación podría verse afectada por características subyacentes de los consumidores (como una mayor prevalencia de obesidad, trastornos metabólicos o patrones dietéticos específicos), en lugar de indicar un efecto carcinógeno directo de los propios edulcorantes”.
El esteviósido se deriva de la Stevia rebaudiana y es un glucósido 50 a 350 veces más dulce que la sacarosa, compuesto químicamente de esteviol con moléculas de glucosa unidas. La IDA de equivalentes de esteviol es de 4 mg por kilogramo de peso corporal por día. mientras que el esteviósido no está permitido para su uso como edulcorante por la FDA de los EE. UU.
De acuerdo con el nuevo estudio, “el esteviósido parece ejercer efectos beneficiosos sobre el metabolismo de la glucosa, particularmente cuando se usa como un sustituto del azúcar en poblaciones más jóvenes, no diabéticas y con sobrepeso/obesidad”. En este sentido, en ensayos controlados aleatorizados se observaron reducciones significativas en los niveles de glucosa en sangre posprandial cuando los glucósidos de esteviol se incorporaron en comidas reducidas en azúcar/calorías o se administraron como suplementos en individuos sanos y diabéticos.
Con respecto a la regulación lipídica, un estudio en 20 mujeres con colesterol sérico elevado demostró que el consumo diario de 20 ml de extracto de stevia diluido en 200 ml de agua durante un mes redujo significativamente los niveles de colesterol, triglicéridos y c-LDL, a la vez que aumentó los de c-HDL.
“En conjunto, estos hallazgos sugieren que el esteviósido puede contribuir a una mejor regulación metabólica. Su perfil de seguridad favorable y su origen natural lo posicionan como un prometedor sustituto del azúcar; sin embargo, se requieren estudios clínicos a largo plazo para confirmar estos beneficios”, señalan los investigadores.
En resumen, el estudio muestra que, si bien algunos edulcorantes, como el esteviósido, pueden aportar beneficios para la salud, otros, en particular ciertos edulcorantes artificiales, plantean inquietudes en cuanto a alteraciones metabólicas, riesgo cardiovascular, posibles asociaciones con el cáncer y cambios en la microbiota intestinal.
De esta manera, los autores sugieren que “se necesitan más estudios clínicos a gran escala y a largo plazo para comprender plenamente sus implicaciones para la salud humana”. Hasta entonces, concluyen que “la moderación sigue siendo clave, y los consumidores deben tomar decisiones informadas en función de sus necesidades de salud y preferencias dietéticas”.