En un estudio reciente publicado en la revista Nutrients, investigadores desarrollaron y aprovecharon dos novedosas metodologías de puntuación para investigar los beneficios nutricionales y para la salud de diferentes alimentos a base de cereales.
El estudio analizó datos dietéticos de más de 14 000 estadounidenses y descubrió que quienes consumían más cereales "saludables", según la definición de cualquiera de las dos metodologías, tenían una dieta de calidad general significativamente mayor.
Cabe destacar que el consumo de estos granos saludables se asoció con menores tasas de obesidad y niveles más bajos de insulina en ayunas, aunque el diseño transversal del estudio limita las conclusiones causales. Se debe tener en cuenta que el estudio comparó a los consumidores de granos saludables con quienes los consumían en menor cantidad o no los consumían, no con quienes no consumían granos.
Las guías alimentarias mundiales enfatizan la importancia de los alimentos a base de cereales. Estas suelen recomendar que al menos la mitad de la ingesta total de cereales, no la de carbohidratos, provenga de cereales integrales, señalando que estos alimentos también son fuentes cruciales de fibra, vitaminas del complejo B, folato y minerales esenciales.
Desafortunadamente, el panorama alimentario moderno está repleto de miles de productos a base de cereales, lo que dificulta que los consumidores tomen decisiones informadas e identifiquen la opción más saludable. Los métodos convencionales de evaluación de la calidad de los carbohidratos suelen ser demasiado simplistas, centrándose únicamente en el contenido de fibra y azúcar, e ignorando el valor de los cereales integrales o la fortificación con vitaminas y minerales.
Estas insuficiencias requieren el desarrollo de nuevas métricas capaces de evaluar de manera integral las distintas fuentes de granos, brindando así a los consumidores el conocimiento necesario para proteger su salud.
Frente a este contexto, el presente estudio se planteó como objetivo abordar esta necesidad a través del desarrollo de herramientas más completas para identificar granos saludables y, además, cuantificar su contribución a la calidad general de la dieta y los resultados de salud.
La investigación analizó datos de 14.720 participantes (de seis años o más) de la Encuesta Nacional de Examen de Salud y Nutrición (NHANES; 2017-2023). Se recopilaron datos sociodemográficos (grupo de edad, sexo, raza/etnia, ingresos familiares) y dietéticos para la estratificación y la prueba de la nueva metodología, respectivamente.
Los nuevos sistemas de puntuación comprendían: la puntuación de calidad de los alimentos con carbohidratos (CFQS-3), una puntuación de 3 puntos basada en tres factores clave relacionados con los ingredientes: contenido de granos integrales, relación fibra-carbohidratos y relación azúcar-carbohidratos agregados.
Po otra parte, el índice de alimentos ricos en nutrientes para granos (NRF9.3g), un puntaje de densidad de nutrientes que equilibra nueve nutrientes beneficiosos (proteínas, fibra, vitaminas B, folato, hierro, etc.) contra tres nutrientes a limitar (azúcar agregado, sodio, grasas saturadas).
Estas puntuaciones se utilizaron para subclasificar a los consumidores de granos y comparar la calidad general de su dieta, utilizando el Índice de Alimentación Saludable (HEI-2020, por sus siglas en inglés) y una puntuación NRF a nivel de dieta. El estudio también analizó datos clínicos de salud de NHANES, incluyendo el índice de masa corporal (IMC), la circunferencia de la cintura, la insulina en ayunas y los niveles de colesterol.
Los dos novedosos sistemas de puntuación desarrollados en este estudio identificaron diferentes grupos de productos de cereales como "saludables", según el método utilizado. La puntuación CFQS-3, centrada en los ingredientes, otorgó las calificaciones más altas a los cereales integrales cocidos, los cereales y los snacks salados, mientras que, en contraste, la puntuación NRF9.3g, basada en la densidad nutricional, favoreció a los productos fortificados, identificando los cereales, panes y bollos listos para comer como los más saludables.
A pesar de estas diferencias, el resultado fundamental se mantuvo constante: el consumo de granos saludables se asoció significativamente con una mejor calidad general de la dieta y una mejor salud. Quienes consumían granos saludables obtuvieron puntuaciones significativamente más altas en el HEI-2020 que quienes no los consumían, y se observó que este efecto dependía de la dosis.
Los datos clínicos validaron estos beneficios para la salud dado que tras ajustar por factores demográficos y de estilo de vida, los consumidores de granos saludables presentaron una menor probabilidad de obesidad y una mejor salud metabólica.
Un dato sorprendente que aportan los investigadores es que los cereales saludables no resultaron más caros por 100 gramos ni por 100 kcal. De hecho, se descubrió que muchos productos de cereales fortificados eran ricos en nutrientes y asequibles.
El presente estudio respalda las directrices dietéticas al demostrar que el consumo de cereales saludables es un indicador contundente de una dieta de alta calidad y se asocia con mejores resultados de salud, incluyendo una menor prevalencia de obesidad.
Mediante el desarrollo de dos nuevos y robustos sistemas de puntuación, que identificaron productos de cereales asociados con mejoras significativas en la salud, la investigación proporciona una forma más matizada de identificar productos de cereales beneficiosos, más allá de la dicotomía convencional entre "integral y refinado".
Los hallazgos tienen importantes implicaciones para las directrices dietéticas mundiales, lo que sugiere que “las recomendaciones de salud pública deberían reconocer la importante contribución que una amplia gama de cereales saludables (incluidos los cereales fortificados y los panes enriquecidos) aporta a la calidad de la dieta.
“Cabe destacar que muchas de estas opciones ricas en nutrientes son asequibles y están ampliamente disponibles, lo que subraya su importancia como herramienta práctica y accesible para mejorar la salud pública y democratizar la nutrición”, concluyen.