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Estudio revela que una dieta saludable y ejercicio podrían aliviar la depresión en mujeres con tiroiditis de Hashimoto

Estudio revela que una dieta saludable y ejercicio podrían aliviar la depresión en mujeres con tiroiditis de Hashimoto

Un estudio revela que los trastornos depresivos en mujeres con tiroiditis de Hashimoto podrían mejorar con una alimentación y actividad física adecuadas, destacando cuáles patrones dietéticos y frecuencia de ejercicio serían las mejores opciones
Ejercicio y alimentacion saludable para tratar depresion en tiroiditis
La actividad física moderada y algunas opciones alimentarias racionales se asociaron con una menor intensidad de los síntomas depresivos

La tiroiditis de Hashimoto autoinmune crónica, la causa más común de hipotiroidismo, a menudo coexiste con otras enfermedades autoinmunes y cardiometabólicas y trastornos neuropsiquiátricos, incluidos los relacionados con la depresión. 

 

La prevalencia de trastornos depresivos entre personas con hipotiroidismo, especialmente en mujeres, ha sido confirmada por revisiones sistemáticas de la literatura y metaanálisis basados ​​en estudios de diferentes regiones del mundo. Los trastornos del eje hipotálamo-hipofisario-tiroideo desempeñan un papel clave en la etiopatogenia y la neurobiología de los trastornos depresivos en el curso de la tiroiditis de Hashimoto.  

 

La etiopatogenia de la enfermedad de Hashimoto incluye predisposiciones genéticas y factores ambientales, incluyendo aquellos relacionados con el estilo de vida. En este contexto, un aspecto significativo con respecto a la prevención y el apoyo de la farmacoterapia en el hipotiroidismo es un estilo de vida saludable y actividad física recreativa.

 

La importancia de realizar actividad física regular ha sido confirmada para mejorar la condición física y la composición corporal, incluyendo el aumento de la masa muscular en mujeres con enfermedad de Hashimoto. 

 

Una dieta variada y equilibrada, teniendo en cuenta la especificidad de la enfermedad, también puede reducir la inflamación y el riesgo de complicaciones en el hipotiroidismo. La dieta debe incluir nutrientes que acondicionen y apoyen la función tiroidea, con un límite en los ingredientes que inhiben la actividad tiroidea. También se deben considerar las posibles alergias e intolerancias alimentarias, así como otros problemas de salud (estreñimiento y exceso de masa corporal) 

 

Los comportamientos alimentarios también son importantes en el contexto de la efectividad de la terapia de reemplazo de levotiroxina. Periódicamente, se puede utilizar el llamado protocolo autoinmune, que se refiere a la dieta paleo restrictiva, que reduce la hiperactividad del sistema inmune y puede conducir a la remisión de la enfermedad. En general, una dieta seleccionada individualmente, especialmente la mediterránea, que es antiinflamatoria, puede favorecer la función tiroidea y reducir el riesgo de desarrollar trastornos metabólicos y mentales.  

 

A pesar de la gran importancia de los factores ambientales, incluidos los conductuales, tanto en la etiología como en la prevención y el tratamiento del hipotiroidismo, la escala limitada de los comportamientos pro-salud en el estilo de vida de los pacientes ha sido confirmada en numerosos estudios. Las malas elecciones dietéticas y un bajo nivel de actividad física, que limitan la efectividad de los procedimientos terapéuticos, también se han demostrado en varios estudios. Además, es de destacar el bajo nivel de conocimiento sobre las recomendaciones nutricionales para individuos con tiroiditis de Hashimoto y la necesidad de una educación nutricional efectiva

 

Sin embargo, un área de investigación aún no explorada abarca los determinantes conductuales del estado mental de las personas con enfermedades tiroideas autoinmunes. Por ello, un reciente estudio se propuso analizar ciertos determinantes conductuales de los estados depresivos en mujeres con enfermedad de Hashimoto. Los investigadores partieron de la hipótesis de que la gravedad de los síntomas depresivos en mujeres con hipotiroidismo debido a la enfermedad de Hashimoto aumenta con un menor nivel de actividad física y conductas nutricionales menos racionales. 

 

El trabajo científico incluyo a 219 mujeres diagnosticadas con hipotiroidismo asociado con la enfermedad de Hashimoto y que estaban bajo el cuidado de un endocrinólogo. 

 

El patrón dietético se evaluó mediante un cuestionario original elaborado por los investigadores e incluyo recomendaciones dietéticas cualitativas en hipotiroidismo descritas en la literatura. Los ítems del cuestionario se referían al consumo de productos ricos en nutrientes que condicionan la función tiroidea (yodo, hierro, zinc y selenio), el consumo de productos ricos en nutrientes que apoyan la función tiroidea (vitaminas A y D y PUFAs omega-3), limitar el consumo de productos ricos en ingredientes que inhiben la función tiroidea (sustancias bociógenas en vegetales crucíferos y soja), la aparición de complicaciones adicionales, incluyendo intolerancias alimentarias, estreñimiento, masa corporal excesiva y el uso de modificaciones dietéticas adecuadas, y comportamientos nutricionales relacionados con la toma de tiroxina, siguiendo el protocolo autoinmune y el cumplimiento de las recomendaciones médicas.

 

El impacto de la nutrición y la actividad física sobre la salud mental en mujeres con tiroiditis de Hashimoto 

 

Los resultados del análisis arrojaron que, entre las recomendaciones dietéticas cualitativas para personas con hipotiroidismo, las mujeres con mayor frecuencia limitaron la soja y los productos a base de soja en su dieta, mantuvieron un descanso de 30 a 60 minutos entre la medicación y las comidas y siguieron las recomendaciones dietéticas del médico. 

 

“En un alto grado, consumieron productos ricos en hierro, zinc, selenio, vitamina D y A, y PUFA omega-3 y mantuvieron un descanso entre la toma de medicación y suplementos. En menor medida, incorporaron fuentes de yodo en su dieta, limitaron las verduras crucíferas y mantuvieron un descanso entre beber café/té fuerte y tomar medicación”, comentan. 

 

Los expertos desarrollan que la alta implementación de la recomendación con respecto al consumo de productos que son una fuente rica de selenio es positiva en el contexto del papel del selenio en la reducción del estrés oxidativo y la inflamación de la glándula tiroides. De manera similar, el consumo de vitamina D declarado por las mujeres estudiadas con enfermedad de Hashimoto se justifica en el contexto de su importancia para el funcionamiento adecuado de la glándula tiroides y los informes de baja concentración de vitamina D en personas con enfermedad de Hashimoto en comparación con personas sanas. “También se debe prestar atención al papel de la vitamina D como un fuerte inmunomodulador, que influye tanto en la inmunidad tiroidea como en la osteoinmunología”, subrayan. 

 

Tambien encontraron correlaciones significativas entre la calidad de los comportamientos nutricionales y la intensidad de la depresión en mujeres con enfermedad de Hashimoto, con una indicación de una disminución de los síntomas depresivos con un aumento en la escala de algunas elecciones nutricionales racionales, especialmente aquellas relacionadas con la inclusión de productos ricos en ingredientes que condicionan la función tiroidea, participando en la síntesis y metabolismo de las hormonas tiroideas (yodo, hierro, zinc y selenio), y productos ricos en ingredientes que apoyan la función tiroidea (vitaminas A y D y PUFA omega-3). 

 

“Esto indica relaciones positivas entre las elecciones nutricionales racionales clave y el estado de salud, incluido el estado mental de las mujeres con enfermedad de Hashimoto”, refiere el artículo. 

 

“El grupo estudiado incluyo mujeres con diversos grados de síntomas depresivos, si bien predominaron las mujeres sin síntomas de depresión (aprox. 54%), aproximadamente el 38% mostró depresión moderada y casi 8% depresión grave”, agregan. 

 

El análisis demostró correlaciones significativas entre la actividad física y la intensidad de la depresión, indicando un “aumento de los síntomas depresivos junto con una disminución del nivel de actividad física moderada”. Tanto la gravedad media como alta de los síntomas depresivos se asociaron con una menor práctica de actividad física vigorosa. 

 

En resumen, se observaron correlaciones significativas entre ciertos dominios de la actividad física y los hábitos alimentarios, y los síntomas depresivos. “La actividad física moderada y algunas opciones alimentarias racionales (incluido el consumo de productos ricos en zinc) se asociaron con una menor intensidad de los síntomas depresivos en mujeres con enfermedad de Hashimoto”, menciona el estudio

 

“Promover un estilo de vida saludable, incluyendo actividad física recreativa y nutrición adecuada, puede ayudar a aliviar los síntomas depresivos y así mejorar el estado mental de los pacientes con enfermedad de Hashimoto. Sin embargo, los tamaños del efecto observados en la investigación presentada son pequeños y otros factores pueden ser más influyentes en esta área”, concluyen. 

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