El estudio, publicado en The Lancet Region Health – Europe, se centra en las consecuencias para la salud de recuperar algo de peso después de una pérdida de peso significativa, un área en el que el conocimiento científico se describe como extremadamente limitado.
El estudio analizó la mortalidad, las enfermedades cardiovasculares, el cáncer y las enfermedades microvasculares, que afectan a los vasos sanguíneos más pequeños del cuerpo, en personas que inicialmente habían perdido mucho peso y luego recuperaron una cantidad sustancial.
El estudio incluyó a 1346 participantes del estudio SOS (Sujetos Obesos Suecos) de la Universidad de Gotemburgo, el estudio más completo del mundo sobre los efectos a largo plazo de la cirugía bariátrica en comparación con el tratamiento convencional para la obesidad. Se obtuvieron datos adicionales sobre la salud de los participantes de varios registros nacionales de la Junta Nacional de Salud y Bienestar de Suecia.
Un año después de la cirugía, los participantes habían perdido un promedio de unos 30 kilogramos. Cuatro años después del procedimiento, poco más de la mitad había recuperado al menos el 20 % del peso perdido durante el primer año.
Para ello, los científicos compararon dos grupos: uno en el que los participantes habían recuperado al menos el 20 % de su peso anterior perdido, y otro en el que los participantes habían mantenido su peso inferior o habían ganado sólo un poco.
En cuanto al riesgo de cáncer y la esperanza de vida, no se encontraron diferencias entre los grupos. La incidencia y la mortalidad por cáncer se mantuvieron estables independientemente de la recuperación parcial de peso. Sin embargo, se observaron diferencias en cuanto a la enfermedad microvascular, siendo quienes recuperaron peso un mayor riesgo. La tasa de incidencia fue de 11,0 por 1000 personas-año, en comparación con 8,7 en el grupo que mantuvo un peso inferior.
Se observó un patrón similar, aunque menos definido, en el caso de las enfermedades cardiovasculares (infarto de miocardio, accidente cerebrovascular e insuficiencia cardíaca combinados). La tasa de incidencia fue de 15,7 por 1000 personas-año en quienes habían recuperado mucho peso, en comparación con 13,0 en el grupo que había mantenido un peso inferior.
Una de las investigadoras principales detrás del estudio es Kajsa Sjöholm, profesora asociada del Departamento de Medicina Molecular y Clínica de la Academia Sahlgrenska de la Universidad de Gotemburgo, comenta que "hasta ahora, se desconocían los efectos de recuperar peso tras una pérdida importante sobre la salud y la mortalidad a largo plazo. Lo que ahora observamos es que incluso quienes recuperan parte de su peso perdido experimentan efectos positivos duraderos con la misma esperanza de vida que quienes mantienen un peso más bajo".
En cuanto a las enfermedades cardiovasculares, los autores observan que la recuperación de peso agrava los factores de riesgo, "lo que subraya la necesidad de que los pacientes reciban apoyo eficaz para prevenir un aumento de peso significativo. La recuperación de peso también conlleva otros problemas que pueden reducir la calidad de vida, como el dolor de cadera y rodilla y el estigma asociado a la obesidad", aseguran.