Un estudio reciente publicado en Engineering ha identificado un nuevo enfoque potencial para el manejo de los trastornos del sueño. La investigación se centra en el papel de los probióticos productores de S-adenosilmetionina (SAM) en la regulación del sueño y los ritmos circadianos.
El insomnio es un trastorno del sueño común que afecta a una parte significativa de la población mundial. Los medicamentos de primera línea actuales para los trastornos del sueño suelen tener una eficacia subóptima, lo que pone de relieve la necesidad de nuevas estrategias terapéuticas.
En este estudio, los investigadores realizaron primero un análisis transversal y descubrieron que los niveles séricos de SAM se redujeron significativamente en pacientes con insomnio. Este descubrimiento sugiere que la SAM podría servir como un posible biomarcador y diana terapéutica para los trastornos del sueño.
El equipo analizó 60 cepas intestinales e identificó Lactobacillus helveticus CCFM1320, un probiótico con alta producción de SAM. En un modelo murino de privación del sueño, el tratamiento con CCFM1320 revirtió anomalías neuroconductuales, como una mejoría en el reconocimiento y la memoria de objetos nuevos, una reducción de la hiperactividad y una mayor capacidad de exploración espacial. Mecanísticamente, CCFM1320 mejoró la metilación de la N -acetilserotonina, precursora de la síntesis de melatonina, lo que normalizó la expresión de genes responsables del ritmo circadiano.
Para evaluar con mayor profundidad la eficacia clínica del CCFM1320, los investigadores realizaron un ensayo clínico controlado con placebo de cuatro semanas de duración con 60 voluntarios con insomnio.
Los resultados mostraron que el CCFM1320 mejoró significativamente la calidad del sueño en pacientes con trastornos del sueño. Los participantes presentaron puntuaciones más bajas en el Índice de Calidad del Sueño de Pittsburgh (PSQI), niveles más bajos de cortisol sérico y una menor prevalencia de especies patógenas en el intestino. Además, el tratamiento con probióticos elevó la abundancia de genes enzimáticos relacionados con la síntesis y el metabolismo de SAM en el microbioma intestinal.
El estudio también exploró el impacto del CCFM1320 en la microbiota intestinal de pacientes con insomnio. Si bien la diversidad general de la microbiota intestinal no se modificó, la intervención afectó la composición y abundancia de las especies esenciales de la microbiota. El tratamiento con probióticos redujo la cantidad de especies potencialmente patógenas y aumentó la abundancia de algunas bacterias beneficiosas.
Sin embargo, se presentan algunas limitaciones. La eficacia de la suplementación con SAM derivada de la microbiota intestinal para el sistema circulatorio y el cerebro requiere mayor validación. Asimismo, es necesario investigar más a fondo las diferencias en los efectos de los probióticos sobre los índices de calidad del sueño y los niveles hormonales entre los ensayos en humanos y los estudios en animales.
En general, esta investigación ofrece una prometedora estrategia basada en probióticos para el manejo de los trastornos del sueño, ofreciendo una posible alternativa de tratamiento no farmacológico. Se requieren más estudios para comprender plenamente los mecanismos y optimizar el uso de estos probióticos en la práctica clínica.