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Identifican las vitaminas relacionadas con un menor riesgo de sufrir sarcopenia

Identifican las vitaminas relacionadas con un menor riesgo de sufrir sarcopenia

La sarcopenia avanza con la edad, pero un reciente estudio revela que ciertas vitaminas podrían ser clave para prevenir la pérdida muscular, evitando los posibles efectos adversos de ello y mejorando la calidad de vida
Vitaminas protección sarcopenia
Se dilucidó la asociación entre los niveles de 11 vitaminas y el riesgo de sarcopenia

La sarcopenia se refiere a la pérdida progresiva de masa y fuerza muscular esquelética a medida que una persona envejece. Esta condición puede conducir a muchos resultados adversos en los ancianos, como deterioro de la función física, disminución de la calidad de vida y riesgo elevado de mortalidad, lo que afecta gravemente su salud y vida cotidiana, imponiendo así una presión sustancial sobre las familias y la sociedad. 

 

Evidencia reciente sugiere que, durante los próximos 30 años, el número de pacientes con sarcopenia aumentará drásticamente, y la prevalencia entre los ancianos aumentará del 20% en 2016 al 22,3% en 2045. Por lo tanto, esto plantea un desafío importante para la salud pública con una tendencia creciente a una mayor utilización de los recursos de atención médica y mayores costos médicos. 

 

Aunque la sarcopenia ha ganado considerable atención en la mayoría de los médicos, una definición universalmente aceptada y clínicamente aplicable sigue careciendo a escala internacional. 

 

El Grupo de Trabajo Europeo sobre Sarcopenia en Personas Mayores define la sarcopenia como un síndrome caracterizado por la pérdida progresiva de masa y fuerza del músculo esquelético. Se clasifica en tres etapas según la gravedad: "presarcopenia", "sarcopenia" y "sarcopenia grave". La etapa de presarcopenia se caracteriza por baja masa muscular, pero sin ningún impacto en la fuerza muscular o el rendimiento físico. La etapa de sarcopenia implica baja masa muscular junto con baja fuerza muscular o bajo rendimiento físico. Finalmente, la sarcopenia grave se define como la etapa en la que se cumplen los tres criterios: baja masa muscular, baja fuerza muscular y bajo rendimiento físico. 

 

Su etiología y patogénesis son multifactoriales e incluyen factores como la desnutrición, la reducción de la actividad física, la inflamación crónica y el estrés oxidativo. La disminución del apetito y la función digestiva en los adultos mayores a menudo conduce a una ingesta o absorción insuficiente de proteínas, energía y oligoelementos, lo que resulta en desnutrición, que está estrechamente asociada con la sarcopenia. 

 

Por lo tanto, la intervención nutricional es fundamental en la prevención y el tratamiento de la sarcopenia. La investigación actual se centra principalmente en el papel de los macronutrientes, como el metabolismo energético proteico y los aminoácidos esenciales y sus metabolitos, en la prevención de la sarcopenia. Sin embargo, son relativamente escasos los estudios a gran escala que exploran la asociación entre las vitaminas, como micronutrientes, y la sarcopenia.

 

Se ha demostrado que múltiples vitaminas están estrechamente relacionadas con la sarcopenia, lo que sugiere que las mismas podrían servir como objetivos potenciales para la intervención y el tratamiento de esta condición clínica. 

 

La sarcopenia comienza a desarrollarse gradualmente en la mediana edad y está acompañada por el deterioro y desequilibrio de varios sistemas fisiológicos. Según estudios recientes, la ingesta adecuada de vitaminas desde las primeras etapas puede reducir el riesgo de pérdida muscular. 

 

A pesar de ello, todavía no se ha realizado una investigación exhaustiva y sistemática sobre la influencia de las diferentes ingestas de vitaminas dietéticas en la sarcopenia, y los estudios existentes sobre vitaminas individuales específicas han arrojado conclusiones variables, a veces contradictorias. 

 

Para abordar esta brecha de conocimiento, un grupo de investigadores profundizo en la conexión de la ingesta de vitaminas en la dieta con la sarcopenia en 7.864 personas entre 20 y 59 años con datos de la Encuesta Nacional de Examen de Salud y Nutrición (NHANES) para asi proporcionar estrategias nutricionales efectivas para prevenir la sarcopenia en la edad adulta.

 

¿Qué vitaminas están asociadas con un menor riesgo de sarcopenia? 

 

Los resultados del análisis muestran que una mayor ingesta de vitamina C y E se relacionan significativamente con una menor incidencia de sarcopenia. Los expertos comentan que esto estaría relacionado con que a medida que una persona envejece, el sistema de defensa antioxidante endógeno del cuerpo se deteriora y conduce a una acumulación excesiva de ROS que resulta en disfunción mitocondrial y daño oxidativo a los tejidos musculares. 

 

“Este proceso puede contribuir directa o indirectamente a la atrofia del músculo esquelético. Se ha demostrado que las vitaminas antioxidantes, como vitamina C y E, previenen la oxidación y degradación de las proteínas musculares, lo que ayuda a preservar la función muscular y promueve la actividad antioxidante del glutatión”, explican.

 

Refieren que pocos estudios previos han profundizado en la conexión de vitamina A (VA) con sarcopenia, la mayoría de ellos se han centrado en los carotenoides (la principal fuente de VA para el cuerpo, incluidos α-caroteno, β-caroteno, γ-caroteno, licopeno, luteína, zeaxantina y criptoxantina). Sin embargo, en este estudio, la VA se cuantificó en términos de equivalentes de actividad de retinol, lo que proporciona un enfoque novedoso para futuras investigaciones. 

 

Luego del análisis estadístico observaron que la mayor ingesta de vitamina A se asoció de manera estadísticamente significativa con una menor incidencia de sarcopenia. Identifican que su función antioxidante seria la principal mediadora para explicar esta relación. 

 

“Específicamente, VA, VC y VE mostraron una asociación negativa no lineal con la sarcopenia”, resaltan los autores. 

 

Dentro de las vitaminas del complejo B, las que han asociado con un menor riesgo de sarcopenia son B1, B2, B3, B6, B9 y B12. Estas mismas, no solo sirven como cofactores en la síntesis muscular, sino que también se consideran agentes neurotróficos involucrados en las vías bioenergéticas y nutricionales.

 

“La investigación actual se centra predominantemente en la asociación entre VB6, VB9, VB12 y la sarcopenia. Los niveles elevados de homocisteína se han relacionado con una disminución de la fuerza muscular y la velocidad de la marcha, mientras que se ha demostrado que las vitaminas B6, B9 y B12 reducen los niveles séricos de homocisteína, lo que potencialmente ofrece beneficios en la prevención y el control de la sarcopenia”, comentan. 

 

No se encontró una asociación significativa entre la ingesta de VD y la aparición de sarcopenia. Además, el análisis de sensibilidad sugiere que los resultados de las correlaciones negativas entre VA, VB2, VB6, VC y sarcopenia fueron más robustos. 

 

La edad y el sexo serían variables a considerar en cuanto al efecto de las vitaminas 

 

Los resultados del análisis de subgrupos de edad indican que, con el aumento de la edad, el número de tipos de vitaminas correlacionados negativamente con la sarcopenia aumenta. “En la población menor de 30 años, solo la ingesta de vitamina E y K mostró una correlación negativa con la prevalencia de sarcopenia. Sin embargo, en personas de 50 años o más, la ingesta de VA, B3, B9, B12, E y K se correlacionaron negativamente con la sarcopenia”, subrayan. 

 

Justifican esto último en base a que los cambios fisiológicos relacionados con la edad, como la disminución de las funciones digestivas y de absorción, el mayor riesgo de enfermedades crónicas y las deficiencias de múltiples vitaminas, pueden ser factores contribuyentes significativos a este fenómeno. 

 

“Notablemente, nuestro análisis de subgrupos específico de género reveló efectos protectores distintivos: VB6, VB9 y VB12 exhibieron efectos protectores más fuertes en hombres, mientras que VC y VK tuvieron efectos protectores más pronunciados en mujeres”, menciona el artículo.

 

En conclusión, se dilucidó la asociación entre los niveles de 11 vitaminas y el riesgo de sarcopenia. Cabe destacar que los niveles dietéticos más altos de VA, B2, B6 y C fueron los que mayor relación estadística presentaron con una menor incidencia de sarcopenia. 

 

“En el futuro, los investigadores deberán dilucidar si las intervenciones centradas en la combinación de vitaminas, con o sin otros nutrientes, pueden aumentar la masa muscular en poblaciones de mediana edad y mayores, disminuir la prevalencia de sarcopenia y mejorar la calidad de vida de quienes la padecen”, concluyen. 

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