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La deficiencia de vitamina D y dormir poco incrementan el riesgo de mortalidad cardiovascular

La deficiencia de vitamina D y dormir poco incrementan el riesgo de mortalidad cardiovascular

La combinación de trastornos del sueño y deficiencia de vitamina D podría elevar significativamente el riesgo de muerte, especialmente por causas cardiovasculares
Vitamina D y mortalidad cardiovascular
La mortalidad por enfermedades cardiovasculares representa una problemática de salud pública a escala global

Las enfermedades cardiovasculares (ECV) siguen siendo la principal causa de muerte en todo el mundo, representando aproximadamente 19,8 millones de muertes en 2022. A medida que se intensifica la carga mundial de ECV, abordar los factores de riesgo modificables es crucial para informar estrategias de prevención efectivas. Entre estos factores, mejorar los malos hábitos alimenticios y las elecciones de estilo de vida es esencial para mitigar el riesgo de padecerlas, ya que estos elementos modificables, ya sea de forma independiente o sinérgica, juegan un papel fundamental en el desarrollo de la enfermedad.

 

La vitamina D, una vitamina liposoluble y hormona esteroidea, desempeña un papel indispensable en el mantenimiento de la salud ósea y el metabolismo mineral, y también ejerce amplios efectos en los sistemas inmunitario y nervioso, incluyendo propiedades antiinflamatorias e inmunomoduladoras. Nuevas evidencias han vinculado la deficiencia de vitamina D a diversas afecciones de salud, incluyendo las enfermedades cardiovasculares, diabetes, trastornos respiratorios y cánceres. A pesar de la extensa investigación, la relación entre los niveles de vitamina D y la mortalidad, ya sea por todas las causas, cardiovascular o específica del cáncer, sigue sin ser concluyente. Estas discrepancias dan cuenta de la necesidad de una mayor investigación sobre la compleja relación entre la vitamina D y la mortalidad.

 

Por su parte, los trastornos del sueño, como el insomnio y la apnea del sueño, también se reconocen como problemas de salud importantes, con creciente evidencia que los vincula con un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular, trastornos metabólicos y mortalidad general. 

 

Aunque una amplia investigación ha explorado los impactos individuales de la deficiencia de vitamina D y los trastornos del sueño en la salud, sigue existiendo una brecha evidente en la literatura con respecto a sus efectos combinados en la mortalidad de los adultos. Esta misma es particularmente apremiante ya que los cambios en el comportamiento del sueño a menudo conducen a hábitos alimenticios alterados, reducción de la actividad al aire libre y disminución de la exposición a la luz solar, todo lo cual puede contribuir a una disminución de la síntesis de vitamina D. 

 

Considerando la intrincada interacción entre los niveles de vitamina D y la salud del sueño, una evaluación novedosa y completa de sus efectos combinados podría ofrecer información valiosa sobre su impacto en los resultados de las enfermedades cardiovasculares, especialmente para aquellos que experimentan trastornos del sueño significativos y deficiencia de vitamina D, que tienen un riesgo elevado.

 

Para abordar estas deficiencias, un grupo de investigadores se propuso investigar la prevalencia de la deficiencia de vitamina D y los trastornos del sueño en una cohorte de 24.566 adultos y evaluar los efectos individuales y combinados de estos factores sobre la mortalidad cardiovascular, por todas las causas y por cáncer. 

 

¿Cómo afecta la deficiencia de vitamina D y la mala calidad de sueño a la mortalidad?

 

Los resultados mostraron que el 34 % de los participantes presentaron deficiencia de vitamina D, mientras que el 8.41 % presentó trastornos del sueño. Tras 9 años de seguimiento identificaron que, entre las personas con trastornos del sueño, 318 murieron por todas las causas, 92 por enfermedad cardiovascular (ECV) y 63 por cáncer. Por su parte, de las personas con deficiencia de vitamina D, 935 murieron por todas las causas, 273 por ECV y 221 por cáncer.

 

Señalan que “la deficiencia de vitamina D se asoció significativamente con un riesgo elevado de mortalidad por todas las causas”. Sin embargo, “las asociaciones entre la deficiencia de vitamina D y la mortalidad cardiovascular y la mortalidad por cáncer no alcanzaron la significación estadística”. 

 

De igual manera, los participantes con trastornos del sueño presentaron un riesgo significativamente mayor de mortalidad por todas las causas en comparación con aquellos sin trastornos del sueño. No obstante, mencionan que “los trastornos del sueño no se asociaron significativamente con un mayor riesgo de mortalidad cardiovascular o mortalidad específica por cáncer”. 

 

El análisis revelo relaciones variables entre los niveles séricos de vitamina D y diferentes resultados de mortalidad. “Específicamente, se observó una relación significativa en forma de J entre los niveles de vitamina D y la mortalidad por todas las causas, lo que indica que tanto los niveles deficientes como los excesivos de vitamina D se asociaron con un mayor riesgo de muerte”, comentan los autores. 

 

“Nuestro análisis, identificó una asociación lineal entre los niveles de vitamina D y la mortalidad cardiovascular, lo que indica que unos niveles más bajos de vitamina D se vinculan sistemáticamente a un mayor riesgo de mortalidad cardiovascular”, señalan. Por el contrario, no se encontraron asociaciones lineales o no lineales estadísticamente significativas entre los niveles de vitamina D y la mortalidad por cáncer. 

 

Los resultados del análisis conjunto 

 

Teniendo en cuenta ambos fenómenos a la vez, el nuevo estudio demuestra que “los individuos con deficiencia de vitamina D y trastornos del sueño demostraron los mayores riesgos de mortalidad por todas las causas y mortalidad cardiovascular”. Sin embargo, aclaran que “si bien la presencia combinada de estos dos factores de riesgo se asoció con un riesgo elevado de mortalidad, su interacción no amplificó significativamente este riesgo más allá de lo que se esperaría de sus efectos individuales”. 

 

En particular, los efectos conjuntos fueron más pronunciados en individuos con un IMC normal, lo que indica que el impacto acumulativo de la deficiencia de vitamina D sobre la mortalidad cardiovascular es más evidente en individuos con peso normal. “Esta mayor sensibilidad puede atribuirse a los efectos cardiovasculares protectores de la vitamina D en individuos con un IMC normal, como la función endotelial mejorada y la regulación de la presión arterial”, justifican. 

 

En general, los resultados refuerzan el papel de los trastornos del sueño como un factor de riesgo significativo para la salud, lo que pone de relieve la necesidad de una mayor concientización pública y de intervenciones específicas para mejorar la salud del sueño.

 

En resumen, este estudio de cohorte poblacional subraya el importante efecto conjunto de la deficiencia de vitamina D y los trastornos del sueño en el riesgo de mortalidad por todas las causas y cardiovascular. Cabe destacar que el efecto combinado sobre la mortalidad por cáncer no fue estadísticamente significativo. 

 

Los expertos concluyen explicando que “las implicaciones de esta investigación son prometedoras, ya que abordar tanto el estado de vitamina D como la salud del sueño puede ofrecer un enfoque más integral para reducir el riesgo de mortalidad en la práctica clínica y las intervenciones de salud pública”. 

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