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"Las enfermedades en las que la microbiota tiene un papel es cada vez más amplia"

"Las enfermedades en las que la microbiota tiene un papel es cada vez más amplia"

El Dr. Gabriel Núñez Ollero comenta los avances en su nueva investigación, en la cual la microbiota intestinal ocupa un lugar central. A partir de ello, analiza el impacto de la misma para la salud y la importancia de la nutrición para regularla
Dr Nuñez
Dr. Gabriel Núñez Ollero

El Centro Nacional de Investigaciones Carlos III ha entrevistado recientemente al Dr. Gabriel Núñez Ollero, el cual junto a su equipo se encuentra investigando las vías de señalización que regulan la inmunidad innata, las interacciones entre el hospedador y los microorganismos, así como el papel de la microbiota en la patogénesis de enfermedades inflamatorias y la defensa contra patógenos bacterianos. 

 

Nuñez ollero es doctor en Medicina y Cirugía por la Universidad de Sevilla, España. Entre 1979 y 1984, realizó su formación posdoctoral como investigador en la Facultad de Medicina de la Universidad de Texas, en Dallas. Actualmente, ocupa la cátedra Paul de Kruif en Patología Académica. En su laboratorio, se identificaron los genes NOD1 y NOD2, los primeros miembros de la familia de receptores de tipo Nod, una clase de receptores de inmunidad innata responsables de la detección citosólica de microorganismos. El Dr. Núñez y sus colaboradores demostraron que la variación genética en el receptor NOD2 está estrechamente asociada con la susceptibilidad a la enfermedad de Crohn.

 

Microbiota y su relación con patologías 

 

La investigación en curso estudia la relación entre la microbiota y las enfermedades inflamatorias y autoinmunitarias, por lo que el catedrático explica cómo es que la microbiota puede influir en la patogénesis y progresión de estas enfermedades. 

 

“Está claro que algunas enfermedades son causadas directamente por la microbiota. Hay personas que mueren por infecciones provocadas por microorganismos que ya estaban dentro de su cuerpo. Un ejemplo claro es la sepsis: cuando una bacteria llega al torrente sanguíneo y provoca un shock séptico, muchas veces no se trata de una bacteria adquirida en el hospital, sino de una que ya habitaba en el organismo del paciente”, comenta. 

 

Asimismo, menciona que otras enfermedades, como la colitis ulcerosa y la enfermedad de Crohn, tienen un componente genético importante, pero en las que también juegan un papel ciertos microorganismos del intestino. “En estos casos, sabemos que la microbiota es un factor necesario para el desarrollo de la enfermedad”, destaca. 

 

A su vez, identifica otras patologías donde existe una sospecha de que la microbiota podría tener una influencia, aunque “no queda claro aún en qué medida”. Por ejemplo, hay ciertos metabolitos producidos por bacterias pueden promover el desarrollo de la enfermedad. Sin embargo, queda claro si la aterosclerosis ocurriría de la misma manera sin la presencia de estas bacterias o si simplemente su influencia acelera el proceso.

 

La lista de enfermedades en las que se cree que la microbiota tiene un papel es cada vez más amplia. Se ha estudiado su posible relación con el autismo, enfermedades hepáticas y muchas otras condiciones. Sin embargo, la mayoría de los estudios se han realizado en modelos animales. Lo que sí sabemos con certeza es que, en enfermedades como la sepsis o el shock séptico, la bacteria que causa la enfermedad proviene del propio paciente y, en algunos casos, puede ser letal”, menciona el Dr. Nuñez ollero. 

 

Regulación de la microbiota 

 

El experto desarrolla la idea de que “todos tenemos una microbiota única y diferente”, lo cual justifica dado que la colonización de la microbiota comienza inmediatamente después del nacimiento, influenciada por la madre, el contacto físico con ella, el entorno hospitalario, los médicos y las enfermeras. “Desde ese momento, el tubo digestivo y la piel empiezan a poblarse de microorganismos. Sin embargo, la mayor parte de la microbiota se encuentra en el intestino, ya que allí hay más nutrientes disponibles”, continua. 

 

Destaca el papel fundamental de la nutrición sobre la microbiota, incluso mencionando que “la dieta puede modificar su composición de manera drástica en apenas 48 horas”. Además, diferencia el impacto de los diferentes tipos de dieta sobre las comunidades de microorganismos. “Por ejemplo, una alimentación rica en carne o una dieta vegana generan cambios significativos en la microbiota intestinal. Muchas bacterias dependen de la fibra vegetal para sobrevivir. Aunque nuestro organismo no puede digerir la fibra, esta llega al colon, donde ciertas bacterias la fermentan y producen compuestos beneficiosos para la salud”, expone el catedrático. 

 

Esta relación entre el cuerpo humano y la microbiota se conoce como mutualismo, en donde la persona proporciona alimento y un entorno estable para estos microorganismos, y ellos, a cambio, ofrecen beneficios metabólicos, protección contra enfermedades infecciosas y otras funciones esenciales. Según el doctor, se trata de “un equilibrio en el que ambas partes se benefician”. 

 

Sin embargo, detecta otros factores que pueden modificar la composición de la microbiota y el más relevante es el uso de antibióticos. En sus palabras, “cuando tomamos antibióticos, eliminamos ciertas bacterias sensibles a ellos, lo que cambia temporalmente la microbiota. Aunque al suspender el tratamiento muchas de estas bacterias pueden volver a colonizar el intestino, siempre hay un reservorio de microorganismos resistentes que sobrevive y contribuye a su recuperación”.

 

El rol de los probióticos y prebióticos 

 

Los probióticos contienen microorganismos vivos, como los que se encuentran en el yogur. A pesar de ello, subraya que “no está claro que su consumo tenga un impacto significativo en la microbiota intestinal”.  “Cuando ingerimos estos microorganismos, no permanecen mucho tiempo en el sistema digestivo, ya que son eliminados naturalmente. Hasta ahora, no hay estudios concluyentes que demuestren que el consumo de yogur u otros probióticos altere de manera significativa la microbiota”, justifica. 

 

Ahora bien, tambien contrasta esto último al señalar que “en algunas enfermedades sí se han encontrado tratamientos eficaces basados en la microbiota”. Un caso concreto es la colitis pseudomembranosa, una infección grave causada por Clostridioides difficile, una bacteria que libera toxinas y provoca inflamación intestinal severa. Esta enfermedad suele aparecer cuando el uso prolongado de antibióticos reduce la diversidad de la microbiota intestinal, permitiendo que la bacteria patógena prolifere sin control.

 

“En estos casos, los trasplantes de microbiota fecal han demostrado ser un tratamiento altamente efectivo y económico. Consisten en transferir microbiota intestinal completa de un donante sano a un paciente, restableciendo el equilibrio bacteriano en su intestino”, menciona. Anteriormente, este procedimiento se realizaba de forma rudimentaria, administrando la microbiota directamente mediante sondas. Hoy en día, existen cápsulas blancas especialmente diseñadas para contener las bacterias necesarias, haciendo el tratamiento más accesible.

 

El impacto de los ultraprocesados 

 

Al comparar la microbiota de las poblaciones indígenas con las urbanas queda claro que las primeras presentan una comunidad microbiana mucho más variada y diversa. De hecho, Nuñez ollero teoriza que algunas de esas bacterias, aún presentes en dichas comunidades, formaban parte de la microbiota humana en el pasado, pero que “se han perdido con los cambios en la alimentación y el estilo de vida moderno”. “La dieta juega un papel fundamental en esta diferencia”, enfatiza. 

 

El doctor concluye explicando que no hay una microbiota única y perfecta, pero sí se sabe que ciertos grupos de bacterias pueden protegernos contra algunas enfermedades”. Sin embargo, matiza esto dado que “aún no comprendemos del todo cómo funcionan ni cuáles son exactamente las especies responsables de esta protección”. 

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