La endometriosis es un proceso inflamatorio crónico dependiente de estrógenos que se caracteriza por la presencia de tejido similar al endometrio fuera del útero, principalmente en los tejidos pélvicos. Los síntomas comunes de la enfermedad, que incluyen dolor pélvico crónico intenso, dismenorrea secundaria e infertilidad, alteran sustancialmente la productividad laboral, la vida social y el bienestar psicológico de la paciente.
Los objetivos principales del tratamiento son minimizar el tiempo de diagnóstico y garantizar que las pacientes tengan acceso a un tratamiento y apoyo integrales. Sin embargo, el diagnóstico a menudo se retrasa porque la gravedad de los síntomas no se correlaciona con la extensión de las lesiones endometriales.
Además, los tratamientos actuales, que incluyen terapias hormonales y cirugía, ofrecen alivio sintomático, pero no se dirigen a la etiología subyacente, lo que subraya la necesidad crítica de identificar factores de riesgo modificables para la prevención y la intervención temprana. Por consiguiente, se debe comprender plenamente la etiología de la endometriosis para mitigar sus consecuencias para la salud.
Hay un creciente debate centrado en explorar el papel potencial de los patrones dietéticos y las intervenciones nutricionales como medidas preventivas y enfoques terapéuticos adjuntos para el manejo de la endometriosis. Una brecha de conocimiento crítica radica en comprender si la dieta y la nutrición pueden contribuir a mitigar los síntomas y potencialmente influir en la progresión de la endometriosis.
Los factores dietéticos pueden contribuir directamente a la progresión y gravedad de la endometriosis debido a su participación en el estrés oxidativo, la contracción muscular, la inflamación y el metabolismo de las hormonas esteroides. Sin embargo, actualmente no hay consenso sobre las directrices clínicas basadas en la evidencia con respecto a la dieta y la nutrición en la endometriosis.
Por lo tanto, un nuevo estudio se propuso explorar el efecto causal de los factores dietéticos sobre la endometriosis. Para ello, incluyeron 18 factores dietéticos debido a su importancia en estudios observacionales previos y su plausibilidad biológica en la patogénesis de la endometriosis, particularmente sus funciones en la modulación de la inflamación, el estrés oxidativo y el metabolismo hormonal.
Los factores analizados fueron bebidas alcohólicas por semana, frecuencia de consumo de alcohol, consumo de carne procesada, consumo de aves de corral, consumo de carne de res, consumo de pescado no azul, consumo de pescado azul, consumo de carne de cerdo, consumo de cordero/carne de cordero, consumo de pan, consumo de queso, consumo de verduras cocidas, consumo de té, consumo de fruta fresca, consumo de cereales, consumo de ensalada/verduras crudas, consumo de café, consumo de frutos secos.
Luego del análisis, los resultados mostraron que consumir ensalada/ vegetales crudos puede conferir una asociación protectora contra la endometriosis. Además, la ingesta de carne procesada se asocia con un factor de riesgo reducido para la afección, lo cual consideran como “inconsistente con los hallazgos de estudios previos”.
Fue poca la evidencia que respalde una asociación entre el riesgo de endometriosis y las bebidas alcohólicas por semana, la frecuencia de consumo de alcohol, el consumo de aves de corral y el resto de los factores dietéticos estudiados.
“Los hallazgos de nuestro estudio podrían brindar información valiosa a los profesionales clínicos al considerar modificaciones dietéticas como posible estrategia complementaria para pacientes con endometriosis, como aumentar el consumo de ensaladas o verduras crudas. Sin embargo, la asociación entre el consumo de carne procesada y la endometriosis requiere mayor investigación”, destacan los autores.
En personas con alto riesgo de endometriosis, sugieren que "cambiar los hábitos alimenticios también puede reducir la probabilidad de su aparición".
Se han realizado numerosos estudios observacionales sobre la correlación entre la ingesta de vegetales y el riesgo de endometriosis y la mayoría de estos han demostrado que aumentar el consumo de vegetales está relacionado con una reducción en el riesgo de endometriosis.
Teniendo en cuenta que la endometriosis es una enfermedad dependiente de estrógenos y que las poblaciones con una dieta rica en vegetales verdes tienen niveles más altos de globulina transportadora de hormonas sexuales; los expertos explican que estas verduras pueden atenuar la estimulación estrogénica del endometrio y restringir la proliferación de tejidos productores de prostaglandinas. Además, agregan que “la fibra dietética puede interrumpir la circulación enterohepática de conjugados de estrógenos, reduciendo así el riesgo de endometriosis”.
Los estudios incluidos han indicado que una serie de nutrientes encontrados en vegetales potencialmente benefician la endometriosis. Por ejemplo, las vitaminas, especialmente la vitamina C, son antioxidantes importantes que neutralizan fuertemente los radicales libres y mejoran el estado oxidativo para reducir las probabilidades de desarrollar endometriosis.
Por otra parte, el nuevo estudio resalta que las verduras están repletas de compuestos vegetales bioactivos, especialmente polifenoles (como la curcumina, el resveratrol y el galato de epigalocatequina). “Se ha demostrado que los polifenoles naturales poseen propiedades antiinflamatorias y antioxidantes, lo que los convierte en una opción de tratamiento rentable y de fácil acceso para la endometriosis”.
Asimismo, adicionan que “los polifenoles se pueden utilizar como agonistas del receptor de estrógeno para combatir la afección debido a su similitud estructural con el estradiol”.
En resumen, el análisis proporciona evidencia que sugiere que un mayor consumo de ensaladas/verduras crudas y carne procesada podría correlacionarse con un menor riesgo de endometriosis.
Sin embargo, al concluir su estudio, los autores aclaran que “estos hallazgos deben interpretarse como generadores de hipótesis, lo que enfatiza la necesidad de triangulación con estudios experimentales, epigenéticos y observacionales para conciliar las asociaciones genéticas con los mecanismos biológicos”.