Un estudio recientemente publicado en Annals of Family Medicine, concluye que una medición directa de la grasa corporal utilizando un dispositivo relativamente económico que registra la resistencia del tejido corporal a una pequeña corriente eléctrica es mucho más precisa que el IMC para estimar el riesgo de mortalidad. Este método, el análisis de impedancia bioeléctrica, se utiliza cada vez más en las prácticas médicas.
La investigación halló que las personas con niveles elevados de grasa corporal, medidos directamente por impedancia bioeléctrica, tienen un 78 % más de probabilidades de morir por cualquier causa que aquellas con niveles saludables de grasa corporal durante los 15 años de seguimiento. También tienen aproximadamente 3 veces y media más probabilidades de morir de una enfermedad cardíaca.
En cambio, el IMC resultó ser “totalmente” poco fiable ya que no se mostró una asociación estadísticamente significativa con el riesgo de mortalidad a 15 años por ninguna causa, incluidas las enfermedades cardíacas, cuando se lo utiliza como medida antropométrica.
Los investigadores que llevaron a cabo el estudio instaron a los médicos a dejar de utilizar el IMC como medida estándar de composición corporal.
El estudio extrajo datos de la Encuesta Nacional de Examen de Salud y Nutrición, vinculada al índice de mortalidad. El análisis incluyó a 4252 personas, una muestra representativa de la población estadounidense.
“El uso del IMC como un “signo vital” de salud no está respaldado por buena evidencia”, subrayan los autores. “Soy médico de familia y regularmente nos enfrentamos a pacientes que tienen diabetes, enfermedades cardíacas, obesidad y otras afecciones relacionadas con esta última”, explica uno de los expertos.
“Una de las medidas rutinarias que tomamos, además de los signos vitales tradicionales, es el IMC. Usamos el IMC para detectar si una persona tiene algún problema con su composición corporal, pero no es tan preciso para todos como lo son los signos vitales”, añadió.
El IMC se calcula a partir de la altura y el peso de una persona: la fórmula es dividir el peso entre la altura y elevarlo al cuadrado. Sin embargo, esta medida no distingue entre masa muscular y grasa, sino que solo proporciona una indicación indirecta.
Por ejemplo, comentan que “las personas que practican fisicoculturismo pueden aumentar considerablemente su índice de masa corporal, pero están sanas incluso con un IMC que indica obesidad”.
De acuerdo con el nuevo estudio, el IMC se popularizó gracias a su simplicidad ya que no requiere equipo, solo el peso y la altura del paciente. "Es muy fácil de conseguir, el problema era que no teníamos una alternativa práctica".
“Si hablas con investigadores de la obesidad, te dirán que hay que usar DEXA porque es la más precisa, pero nunca será viable en un consultorio médico ni en una consulta de familia”, dejan ver los investigadores.
La impedancia bioeléctrica no necesita ser superior a la DEXA. Solo necesita ser mejor que el IMC, y el estudio demuestra claramente que lo es.
Los problemas con el IMC han sido ampliamente documentados. Por ejemplo, el método permite clasificar a algunas personas con un IMC "normal" incluso cuando presentan un alto porcentaje de grasa corporal, lo que se conoce como obesidad con peso normal.
“El IMC está muy arraigado en nuestra percepción de la grasa corporal y este estudio demuestra que es hora de optar por una alternativa que ya ha demostrado ser mucho mejor en este aspecto”, concluyen.