No todos los probióticos son iguales, según una nueva investigación internacional. En un modelo murino, los autores descubrieron que diferentes cepas probióticas pueden acelerar o retrasar la recuperación del microbioma intestinal tras el tratamiento con antibióticos. Este trabajo refuerza la evidencia que sugiere que la eficacia de los probióticos es específica y situacional, y que se necesita más investigación para comprender el impacto específico de los diferentes probióticos en cada cepa.
Los suplementos probióticos suelen consumirse después del tratamiento con antibióticos para prevenir la enfermedad diarreica asociada a estos, causada principalmente por Clostridioides difficile (C. diff). Sin embargo, se desconoce el impacto real de cada cepa probiótica en la microbiota intestinal.
“La resistencia a la colonización, o la capacidad de prevenir la colonización de patógenos, depende de una microbiota sana”. “Este estudio analizó el tiempo que tardó en reaparecer la resistencia a la colonización por C. diff tras el tratamiento con antibióticos y el impacto de dos de las cepas comerciales más utilizadas de probióticos de Lactobacillus en dicho reaparición”, explican los investigadores.
El equipo analizó tres grupos de ratones tratados con cefoperazona, un antibiótico cefalosporínico de amplio espectro de uso común. El primer grupo no recibió tratamiento probiótico. El segundo grupo recibió L. acidophilus y el tercero, L. gasseri . Cada grupo fue expuesto a C. diff semanalmente durante cuatro semanas y se examinó su microbiota para medir la carga bacteriana y la resistencia a C. diff .
Los ratones que no recibieron probióticos mostraron una disminución de la carga bacteriana y de la resistencia a la infección por C. diff cuatro semanas después de suspender los antibióticos. Sin embargo, los ratones con L. acidophilus presentaron un aumento de la carga bacteriana en las semanas dos y tres, mientras que el grupo con L. gasseri no presentó C. diff detectable después de dos semanas.
Además, descubrieron que L. gasseri no colonizaba ni permanecía en el intestino. En cambio, participaba en la producción de bacteriocinas, o péptidos antimicrobianos, y fomentaba el crecimiento de Muribaculaceae , otra bacteria potencialmente beneficiosa.
"Siempre hemos sabido que es importante comprender el impacto específico de las cepas probióticas". "Dependiendo de la condición y la composición del microbioma del individuo, la enfermedad y la cepa probiótica, tendrá diferentes efectos y resultados”, sugieren los expertos.
Lo interesante de este nuevo estudio es que indica que es más complejo de lo que se cree, ya que los probióticos pueden tener efectos transitorios o indirectos en el microbioma. L. gasseri no previene la infección, sino que promueve transitoriamente la recuperación del microbioma a través de Muribaculaceae , lo que posteriormente podría generar resistencia. Esto abre nuevas vías para determinar qué se debe hacer a continuación.
“Este es el único estudio disponible que evalúa funcionalmente la resistencia en el microbioma”. “Aunque se realiza en un modelo murino, demuestra la necesidad de comprender mejor el mecanismo por el que los probióticos afectan al microbioma, ya que no solo pueden tener efectos semanas después de su eliminación del organismo, sino que, en ciertas situaciones, tienen el potencial de prolongar o complicar la recuperación”, rematan.