El síndrome metabólico es un conjunto de condiciones que aumentan el riesgo de enfermedad cardiovascular y diabetes tipo 2. Entre ellos se incluyen la obesidad abdominal (≥102 cm para hombres europeos y ≥88 cm para mujeres europeas), la resistencia a la insulina, la hipertensión (≥ 130/85 mmHg), la dislipidemia (que se entiende como un aumento de los niveles de triglicéridos a ≥ 150 mg/dL y una reducción de los niveles de colesterol HDL a <40 mg/dL en hombres y <50 mg/dL en mujeres) y la glucemia elevada en ayunas (≥ 100 mg/dL).
Con la creciente prevalencia del síndrome metabólico, las intervenciones dietéticas eficaces son esenciales para reducir estos riesgos para la salud.
En este contexto, investigadores de la Universidad de Palermo, llevaron a cabo una revisión de los efectos positivos de la adherencia a la dieta mediterránea sobre el perfil de riesgo cardiometabólico y los componentes metabólicos del síndrome.
La dieta mediterránea, rica en frutas, verduras, cereales integrales, legumbres, frutos secos y aceite de oliva y moderada en pescado y aves de corral, ha demostrado ser prometedora para abordar el síndrome metabólico y sus componentes asociados.
Esto es debido a las propiedades antiinflamatorias y antioxidantes de esta dieta por su alto contenido en grasas insaturadas, polifenoles y fibra.
Los investigadores refieren que “la adherencia a la dieta mediterránea se ha relacionado con reducciones en la obesidad central y la resistencia a la insulina, ambos elementos clave en el manejo del síndrome metabólico”.
Así mismo, también se observó un efecto positivo sobre la dislipemia, al reducir los niveles de triglicéridos y el colesterol de lipoproteínas de baja densidad (LDL), y aumentando el colesterol de lipoproteínas de alta densidad (HDL).
Por otro lado, el estudio recoge que “la dieta mediterránea ayuda a regular los niveles de glucosa en sangre, reduciendo la probabilidad de desarrollar diabetes tipo 2, y promueve la pérdida de peso y mejora la composición corporal, en particular al disminuir la grasa visceral”.
"La dieta mediterránea ofrece un enfoque holístico para controlar el síndrome metabólico y reducir el riesgo de enfermedades crónicas relacionadas. Su impacto positivo en la salud metabólica, combinado con cambios en el estilo de vida como el aumento de la actividad física, proporciona un método sostenible para abordar la carga global de este síndrome", concluyen.