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¿La preocupación de Francia por el consumo de soja está justificada? Experto responde

¿La preocupación de Francia por el consumo de soja está justificada? Experto responde

Miguel López Moreno, docente investigador en la Universidad Francisco de Vitoria, divulgador científico y dietista-nutricionista, ha escrito un artículo recogido por SINC sobre la decisión en Francia de limitar el consumo de soja
Miguel lópez moreno nutricionista investigador
Miguel López Moreno.

De acuerdo con Miguel López Moreno, docente investigador en la Universidad Francisco de Vitoria, divulgador científico y dietista-nutricionista, "la soja está cada vez más presente en nuestros platos". Sin embargo, él explica que su consumo en niños a menudo genera dudas. "¿Están fundamentadas estas preocupaciones?", se ha preguntado. López Moreno expresa que la Agencia Francesa de Seguridad Sanitaria de la Alimentación, el Medio Ambiente y el Trabajo (ANSES) "cree que sí, y ha establecido límites estrictos para la ingesta de isoflavonas".


El docente investigador expone que las isoflavonas son fitoestrógenos, compuestos naturales presentes en la soja y sus derivados. Estas moléculas tienen una estructura similar a los estrógenos, lo que ha generado interés por sus posibles beneficios para la salud (como aliviar los síntomas de la menopausia, fortalecer los huesos y prevenir ciertos cánceres) y al mismo tiempo preocupación por su potencial para alterar el sistema hormonal, especialmente en población infantil.


Por ello, "la ANSES ha emitido recomendaciones específicas sobre su consumo. Así, se ha establecido un valor de referencia toxicológico (VRT) diario para estas sustancias: 0,02 mg por kilogramo de peso corporal para la población general y 0,01 mg por kilogramo para grupos vulnerables, incluidos los niños antes de la pubertad", comenta el divulgador.

 

Consumo de isoflavonas en Francia

 

"Para poner en perspectiva, en Francia se estimó que estos límites se superaban en el 53-76 % de los niños de 3 a 18 años, así como en el 47 % de los adultos mayores de 18 años. Estas cifras, obtenidas siguiendo un enfoque precautorio, se basan principalmente en estudios con animales, lo que genera dudas sobre su aplicabilidad directa a los humanos. ¿Son extrapolables los resultados en modelos animales a nuestros hijos?", se pregunta el dietista-nutricionista. 

 

Limitaciones de los estudios en animales


Según López Moreno, los estudios en animales han sido fundamentales para identificar posibles riesgos asociados con las isoflavonas. Sin embargo, estos presentan varias limitaciones que pueden dificultar su extrapolación a los humanos, como las diferencias metabólicas. Los roedores metabolizan las isoflavonas de manera menos eficiente que los humanos debido a diferencias en su capacidad para conjugarlas mediante glucuronidación. Esto resulta en concentraciones plasmáticas mucho más altas que en las personas.

 

"Además, las dosis son poco realistas. Muchos estudios utilizan dosis extremadamente altas de isoflavonas que exceden con creces el consumo humano típico, lo cual puede exagerar efectos que no ocurren a niveles dietéticos normales. Igualmente, las vías de administración no son comparables. En animales, las isoflavonas suelen administrarse por inyección o mediante métodos que evitan el sistema digestivo humano, alterando su biodisponibilidad y actividad".


En línea con el docente, lo mismo ocurre con la microbiota intestinal, que desempeña un papel crucial en la metabolización de las isoflavonas en compuestos activos como el equol. Dado que la composición microbiana varía significativamente entre especies, los resultados obtenidos en animales pueden no reflejar lo que ocurre en humanos.

 

"De ahí que estas limitaciones subrayen la necesidad de interpretar con cautela los datos obtenidos en modelos animales al evaluar riesgos para la salud humana", señala el divulgador. 

 

Una perspectiva diferente en humanos


A diferencia de lo que sugieren los estudios en animales, "la evidencia en humanos ofrece una visión más tranquilizadora en relación con potenciales perjuicios derivados de la exposición a isoflavonas. Diversas revisiones sistemáticas han demostrado que el consumo de soja durante la infancia no se asocia con la aparición temprana de la pubertad ni con alteraciones en la edad de la menarquia".

 

El dietista-nutricionista destaca que estos hallazgos contradicen las primeras preocupaciones basadas en estudios con animales, que sugerían que los fitoestrógenos de las fórmulas de soja podían alterar el desarrollo hormonal. "Es más, los datos en humanos muestran consistentemente que el consumo de soja durante la infancia no supone un riesgo para el desarrollo puberal normal".


"La posición adoptada por ANSES refleja una aplicación estricta del principio de precaución, una estrategia diseñada para minimizar riesgos potenciales ante incertidumbre científica", considera López Moreno. 


Además, "los estudios a largo plazo en niños alimentados con fórmulas de proteína de soja no han revelado efectos hormonales similares a los del estrógeno, y los marcadores del metabolismo óseo se mantienen dentro de los rangos normales".

 

Aplicación estricta del principio de precaución


Si bien "este enfoque prioriza la seguridad, puede pasar por alto evidencia robusta que respalda los beneficios nutricionales y la seguridad del consumo moderado de soja".

 

El docente recuerda que Francia es el único país en el mundo que establece una limitación del consumo de soja. "En contraste, otras instituciones internacionales no solo no limitan el consumo de soja, sino que la incluyen como parte de una dieta saludable".


Así, el divulgador explica que la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) considera seguras las isoflavonas cuando se consumen como suplementos alimenticios por mujeres posmenopáusicas, y las Guías Alimentarias Canadienses incluyen productos a base de soja como parte integral de una dieta saludable. "También en Australia y Estados Unidos se reconoce a los alimentos derivados de la soja como fuentes valiosas de proteína vegetal y micronutrientes esenciales para el crecimiento infantil".


El dietista-nutricionista asegura que el debate sobre las isoflavonas ilustra la dificultad de trasladar la complejidad de la investigación científica a políticas públicas coherentes. "Si bien los estudios preclínicos han generado preocupaciones sobre su actividad hormonal, décadas de evidencia en humanos desmienten que sean disruptores endocrinos o peligrosos en cantidades de consumo habitual".

 

"Es crucial adoptar un enfoque basado en la evidencia, que considere tanto los posibles riesgos como los beneficios demostrados del consumo moderado de soja. Por todo ello, consumida de forma responsable, la soja no solo es segura, sino también nutritiva y beneficiosa para niños y adultos", concluye López Moreno. 

 

Apoyo al consumo de soja

 

Por otro lado, y como ha recogido anteriormente Diario Nutrición, Paulina M. Leszczynska, dietista-nutricionista especializada en nutrición vegetal y secretaria de la Sociedad Española de Nutrición y Medicina Responsables (SENUMER), expresa que el efecto de las isoflavonas "no es idéntico al del estrógeno. Dependiendo del tipo de tejido con el que interactúen, las isoflavonas pueden imitar los efectos del estrógeno o, por el contrario, bloquearlos". 

 

"La agencia definió los valores de referencia toxicológicos (TRVs), es decir, la cantidad máxima de isoflavonas que podría consumirse al día sin representar un riesgo para la salud. El límite establecido es tan bajo que con solo beber un vaso pequeño de 100 ml de bebida de soja se superaría cinco veces", señala Leszczynska.

 

Sin embargo, de acuerdo con la dietista, hay importantes consideraciones a tener en cuenta a la hora de interpretar las conclusiones de la agencia francesa:

 

Los valores de referencia toxicológicos se basan en estudios con animales, extrapolados para estimar niveles seguros en humanos.

 

ANSES utilizó datos procedentes de estudios realizados sobre todo en ratas, pero estos animales metabolizan las isoflavonas de forma muy diferente a los humanos.

 

Las dosis de isoflavonas administradas a las ratas son a menudo muy elevadas y no representativas de una dieta humana real. 

 

Beneficios del consumo de soja

 

"La seguridad y los beneficios para la salud de la soja y sus isoflavonas se han investigado rigurosamente durante más de 25 años", puntualiza la secretaria. "En tan solo los últimos cinco años, rigurosos metaanálisis de estudios en humanos han confirmado que el consumo de soja aporta beneficios en cuanto a":

 

Salud cardiovascular: reduce el colesterol LDL y los triglicéridos, disminuye la presión arterial, mejora la función endotelial y la elasticidad arterial, puede ayudar a reducir la inflamación (medida por proteína C reactiva) y puede reducir el riesgo de enfermedades coronarias.

 

Salud ósea: las isoflavonas pueden ralentizar la pérdida ósea y mejorar la densidad de la masa ósea de los huesos, especialmente en mujeres con osteopenia (este resultado se confirmó en 2024 mediante una revisión paraguas exhaustiva de metanálisis de ensayos controlados aleatorizados, el nivel de evidencia científica más alto posible).

 

Prevención del cáncer: puede reducir el riesgo de cáncer de mama; en pacientes con cáncer de mama, puede mejorar el pronóstico; y puede reducir el riesgo de cáncer de próstata y ralentizar el aumento del antígeno prostático. 

 

Salud mental: puede aliviar los síntomas depresivos, especialmente en mujeres en la menopausia.

 

Función renal: en personas con enfermedad renal puede mejorar los marcadores como la creatinina y el fósforo en sangre, y reducir la inflamación y la proteinuria; y puede mejorar la nefropatía diabética gracias a la reducción de la proteinuria, el nitrógeno ureico en sangre, la inflamación, la dislipemia y la glucemia.

 

Fertilidad y hormonas: no afecta negativamente a la fertilidad en las mujeres, e incluso puede tener un efecto beneficioso; no disminuye la testosterona ni aumenta el estrógeno en los hombres, independientemente de la dosis y la duración del estudio; y en contra de la creencia popular, incluso entre los profesionales de la salud, los estudios han concluido que ni los alimentos a base de soja ni las isoflavonas justifican su clasificación como alteradores endocrinos.

 

¿Las isoflavonas actúan como una hormona en el cuerpo humano? 

 

Leszczynska expone que, en enero de 2025, la revista Advances in Nutrition publicó un estudio que investiga a fondo si las isoflavonas de soja tienen una acción hormonal estrogénica en condiciones reales. "Se trata de una revisión sistemática y metaanálisis de ensayos controlados aleatorizados en humanos, el nivel de evidencia científica más alto disponible. Los autores analizaron 40 ensayos clínicos que incluían un total de 3.285 mujeres que, durante al menos tres meses, recibieron una media de 75 mg diarios de isoflavonas de soja, en forma de cápsulas o alimentos".

 

El análisis se centró en cuatro indicadores clave de estrogenicidad: el grosor endometrial, el índice de maduración vaginal, los niveles de la hormona folículo estimulante (FSH) y los niveles circulantes de estradiol. Estos marcadores se seleccionaron por su estrecha relación con los efectos del estrógeno en el cuerpo humano.

 

"Los resultados revelaron que el consumo de isoflavonas no generó cambios significativos en ninguno de los parámetros de estrogenicidad. Específicamente, no se observaron aumentos en el grosor del endometrio ni en los niveles de estradiol, ni disminuciones en FSH, como cabría esperar si las isoflavonas actuaran como el estrógeno humano", comenta la secretaria.

 

Incluso cuando se realizaron análisis de sensibilidad y subgrupos para examinar factores como la edad, la duración del estudio, la dosis administrada o el tipo de intervención, los resultados se mantuvieron consistentes. "Estos resultados respaldan la hipótesis de que las isoflavonas de soja no tienen una acción estrogénica clásica, sino que más bien actúan como moduladores selectivos de los receptores de estrógeno (SERMs), con efectos diferenciados según el tejido. Por tanto, aunque las isoflavonas pueden aliviar los síntomas de la menopausia o mejorar la salud ósea, no deberían considerarse equivalentes a la terapia de reemplazo hormonal ni temerse por su potencial efecto cancerígeno", añade. 

 

Paulina M. Leszczynska concluye con que "la soja es una excelente fuente de proteína vegetal de alta calidad, muy versátil, económica y con bajo impacto ambiental. Sin embargo, su consumo es muy bajo en los países occidentales, en parte por el temor a sus supuestos efectos hormonales, como evidencia la reciente actuación de la agencia francesa. La evidencia científica más reciente contribuye a desmontar esos mitos, y, lejos de justificar restricciones, respalda que el consumo de soja de 1-3 veces al día, ya sea en forma de tofu, tempeh, edamame o bebida de soja, es seguro y forma parte de una dieta saludable y equilibrada".

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