Los atletas jóvenes tienen necesidades nutricionales específicas debido a las demandas combinadas de crecimiento, entrenamiento y competiciones. En ausencia de pautas específicas para atletas pediátricos, adoptar las recomendaciones de los adultos puede parecer práctico, pero resulta inadecuado.
Los niños y adolescentes activos requieren dietas equilibradas ricas en vitaminas, minerales (calcio, hierro), proteínas y carbohidratos para satisfacer las necesidades energéticas y la salud ósea. A nivel internacional, el uso de suplementos dietéticos entre atletas jóvenes es cada vez más común, aunque los datos sobre la prevalencia y los patrones de uso varían entre los estudios. Las encuestas internacionales indican que una proporción significativa de atletas adolescentes consumen suplementos, a menudo sin la orientación profesional adecuada.
La adolescencia se caracteriza por un crecimiento rápido, cambios hormonales y maduración de órganos, que influyen en la composición corporal, el metabolismo y los requerimientos nutricionales. Cuando se agrega la actividad atlética, particularmente a niveles competitivos o de élite, las necesidades nutricionales se vuelven aún más específicas y deben individualizarse según el deporte, la intensidad del entrenamiento, la edad y la etapa de desarrollo.
La estimación precisa de las necesidades energéticas en atletas jóvenes es compleja debido a las diferencias metabólicas interindividuales. Una ingesta energética inadecuada puede tener consecuencias graves para la salud, como retraso de la pubertad, disfunción menstrual, deterioro de la salud ósea, baja estatura, mayor riesgo de lesiones y trastornos de la conducta alimentaria. Por lo tanto, la planificación dietética debe garantizar una ingesta energética suficiente, una hidratación adecuada y una ingesta equilibrada de macronutrientes y micronutrientes.
En los últimos años, la atención se ha volcado hacia los compuestos bioactivos, sustancias no nutritivas en alimentos o suplementos que pueden afectar positivamente la salud más allá de su función nutricional básica. Incluyen polifenoles (por ejemplo, flavonoides), carotenoides (por ejemplo, betacaroteno), ácidos grasos omega-3, fitoquímicos (por ejemplo, glucosinolatos) y fibra dietética.
Los compuestos bioactivos se asocian con varios beneficios para la salud, incluida la actividad antioxidante, las propiedades antiinflamatorias, la función inmune mejorada y el riesgo reducido de enfermedades crónicas como la enfermedad cardiovascular o el cáncer. Sin embargo, todos estos beneficios potenciales dependen de la dosis y las posibles interacciones con otros componentes; a pesar de estas consideraciones, muchos atletas consumen suplementos que contienen compuestos bioactivos sin el conocimiento adecuado o la orientación profesional.
Los estudios han destacado una falta generalizada de conciencia con respecto a los ingredientes activos, las dosis adecuadas, las posibles interacciones y efectos secundarios, y el riesgo de contaminación con sustancias prohibidas. Esto es especialmente preocupante entre los jóvenes, ya que el uso de suplementos a menudo está impulsado por la influencia de los pares o la creencia de que la suplementación es esencial para alcanzar el éxito.
Aunque algunos atletas jóvenes pueden depender de suplementos para optimizar el rendimiento o la recuperación, esto no equivale al uso deliberado o abusivo de compuestos bioactivos. No obstante, la distinción entre el uso informado y las prácticas de suplementación desinformadas o riesgosas debe enfatizarse en las estrategias educativas.
A pesar de esto, existe una falta de datos exhaustivos centrados específicamente en las poblaciones pediátricas, lo que destaca la necesidad de investigaciones y revisiones específicas como la presente. Es por ello que una nueva revisión sistemática se propuso como objetivo llenar este vacío recopilando y analizando críticamente la evidencia existente sobre las estrategias nutricionales y el uso de suplementos entre atletas jóvenes, comparando datos pediátricos con poblaciones adultas e identificando áreas que requieren más estudio.
De acuerdo con lo recogido por los autores, en adolescentes, la investigación sobre el uso de cafeína como suplemento es “limitada pero prometedora”. En este sentido, comentan que “la suplementación aguda con cafeína (3-6 mg/kg) ha mostrado mejoras en los marcadores de rendimiento anaeróbico como el tiempo de reacción, la agilidad y la velocidad de sprint en atletas adolescentes de élite”.
Cabe destacar que no informaron efectos secundarios como ansiedad o malestar gastrointestinal en los estudios con adolescentes, pero advierten que los tamaños de muestra limitados justifican precaución. Dentro de los factores que pueden modular la eficacia y seguridad de la cafeína mencionan a la variabilidad genética, el uso habitual, las diferencias de sexo y el momento de la ingesta.
“Dados sus mecanismos establecidos y beneficios agudos, la cafeína podría considerarse una ayuda ergogénica potencialmente segura y efectiva en adolescentes, siempre que se controlen cuidadosamente las respuestas individuales y se utilicen dosis bajas a moderadas”, sugieren los investigadores.
Los nitratos dietéticos, particularmente del jugo de remolacha, son reconocidos por su potencial para mejorar la eficiencia muscular y el flujo sanguíneo a través del aumento de la disponibilidad de óxido nítrico. Si bien se han observado efectos ergogénicos en adultos, especialmente en ejercicios submáximos y de alta intensidad, señalan que “la evidencia en adolescentes sigue siendo limitada y no concluyente”.
De esta manera, consideran que se necesitan investigaciones más controladas para determinar la efectividad de los nitratos derivados de la remolacha en atletas jóvenes.
Uno de los estudios incluidos en la actual revisión presento datos preliminares en jugadores adolescentes de waterpolo, los cuales reflejaron resultados prometedores después de 5 a 6 semanas de suplementación con 4,8 g/día de β-alanina. Sin embargo, aclaran que la ausencia de mediciones de carnosina muscular posteriores a la intervención limita la capacidad de confirmar la acumulación en este grupo de edad.
En base a estos hallazgos, los expertos consideran que “la β-alanina puede ser beneficiosa bajo supervisión médica para atletas adolescentes de élite que participan en deportes anaeróbicos”:
En relacion al monohidrato de creatina, los estudios en adolescentes, aunque limitados y centrados principalmente en nadadores y jugadores de fútbol, han informado mejoras en la capacidad de sprint, la fuerza muscular, la potencia de salida y las habilidades específicas del deporte, sin efectos adversos observados.
Según la Sociedad Internacional de Nutrición Deportiva, la creatina puede considerarse segura y beneficiosa para los atletas adolescentes bajo supervisión profesional, particularmente en deportes anaeróbicos o de fuerza. No obstante, los investigadores sugieren que se requiere más investigación para establecer la seguridad y eficacia a largo plazo en este grupo de edad.
Finalmente, agregan que se están explorando otros compuestos bioactivos, como los ácidos grasos omega-3 y los antioxidantes (vitamina C, vitamina E, polifenoles), en atletas jóvenes. “Los omega-3 pueden ofrecer beneficios antiinflamatorios y favorecer la recuperación, mientras que los antioxidantes podrían ayudar a contrarrestar el estrés oxidativo inducido por el ejercicio”. “Sin embargo, la eficacia y la necesidad de estos suplementos en adolescentes sanos aún son objeto de debate, y actualmente no se recomienda su uso rutinario sin deficiencias específicas o indicaciones médicas”, aclaran.
En general, los autores mencionan que “la evidencia actual sugiere que algunas ayudas ergogénicas, como la cafeína y posiblemente la β-alanina, pueden ofrecer beneficios en el rendimiento a los atletas adolescentes cuando se usan adecuadamente”. Sin embargo, advierten que el número limitado de estudios a largo plazo de alta calidad en esta población dificulta la generalización de las recomendaciones. Los expertos consideran “esencial” la individualización de la suplementación, la consideración de las diferencias de sexo, la variabilidad genética y una evaluación cuidadosa de los efectos secundarios para garantizar tanto la eficacia como la seguridad.
“Cuando la evidencia es insuficiente o contradictoria, se debe tener precaución para evitar prácticas inapropiadas o potencialmente perjudiciales. En este contexto, una dieta equilibrada y apropiada para la edad siempre debe priorizarse sobre la suplementación, especialmente en individuos en crecimiento con necesidades fisiológicas específicas”, conluyen.