El Consejo para la Nutrición Responsable (CNR) de Estados Unidos y la Asociación de Productos Naturales (APN) respondieron a un reciente informe donde Clean Label Project (CLP) asegura el hallazgo de contaminantes en suplementos de proteína, "con el objetivo de destacar las lagunas en las etiquetas nutricionales tradicionales y establecer nuevos estándares de seguridad para los productos de consumo, redefiniendo lo que significa realmente la seguridad".
Dicho documento explica que el mercado de suplementos proteicos de Estados Unidos superó los 9.690 millones de dólares en 2023, impulsado por la creciente demanda de productos de fitness, control de peso y bienestar general por parte de los consumidores.
En esta investigación titulada Categoría de Proteínas en Polvo 2024-25, CLP analiza 160 productos de 70 de las marcas más vendidas (que representan el 83 % del mercado). De los productos probados, "un asombroso 47 % superó los umbrales de seguridad de la Proposición 65 de California para metales tóxicos, y el 21 % de las muestras superaba el doble de los niveles establecidos por la proposición", asegura el informe.
El CLP realizó más de 35.862 pruebas individuales sobre contaminantes, incluidos metales pesados (plomo, cadmio, arsénico, mercurio) y bisfenoles (BPA, BPS). "Estos productos químicos, conocidos por su potencial para dañar la salud humana, pueden ingresar a las proteínas en polvo a través de la exposición ambiental, las prácticas agrícolas y los materiales de envasado", señala.
Los bisfenoles, incluidos el BPA y el BPS, son disruptores endocrinos bien conocidos que conllevan importantes riesgos para la salud. "Las investigaciones han demostrado que el BPA puede interferir con la tolerancia a la insulina, lo que podría perjudicar los esfuerzos de entrenamiento atlético de quienes consumen proteínas en polvo", aclara el documento.
Además, "el BPA está relacionado con problemas metabólicos, lo que aumenta el riesgo de diabetes tipo 2". Por fortuna, el estudio 2023-2024 del CLP encontró una mejora significativa con respecto a 2018, ya que se detectaron BPA y BPS en solo tres de 160 productos de proteína en polvo, en comparación con el 55 % en pruebas anteriores.
Por su parte, "los productos orgánicos, en promedio, mostraron mayores niveles de contaminación por metales pesados, con tres veces más plomo y el doble de cadmio, en comparació con productos no orgánicos", añade. Los suplementos de proteína de origen vegetal fueron particularmente preocupantes, ya que mostraron tres veces más plomo que las alternativas a base de suero, y los polvos con sabor a chocolate contenían cuatro veces más plomo que la vainilla.
Los hallazgos del estudio destacan que, a pesar del creciente mercado consciente de la salud, "muchos productos pueden contener niveles elevados de contaminantes no reflejados en los sistemas tradicionales de etiquetas nutricionales".
Este análisis es "una llamada de atención a consumidores, fabricantes, minoristas y reguladores por igual, ante la falta de regulaciones federales integrales que aborden específicamente los metales pesados en los suplementos dietéticos; es fundamental que la industria adopte medidas proactivas de manera independiente. Los hallazgos del Clean Label Project exigen un nuevo nivel de transparencia y estándares de seguridad más estrictos para proteger a los consumidores de la exposición a largo plazo a estos contaminantes", pide el proyecto.
Además, el informe explica que otro de sus objetivos es "iniciar una conversación importante sobre la seguridad de los suplementos proteicos y empoderar a los consumidores para que tomen decisiones más informadas, al tiempo que insta a los fabricantes a priorizar la pureza de los ingredientes".
Ante la publicación de CLP, Andrea Wong, vicepresidenta sénior de Asuntos Científicos y Regulatorios del Consejo para la Nutrición Responsable, emitió una declaración enfatizando que los informes como los emitidos por Clean Label Project a menudo carecen de contexto crítico y pueden terminar engañando a los consumidores.
"Es importante destacar que la detección de contaminantes, como se destaca en este informe, no equivale intrínsecamente a un riesgo para la salud", indica Wong. Las técnicas analíticas modernas pueden detectar incluso niveles traza de elementos naturales, como metales pesados, que están presentes en el suelo, el aire y el agua. Estos niveles traza suelen estar muy por debajo de los umbrales de seguridad establecidos por agencias federales como la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) y la Agencia de Protección Ambiental (EPA).
"La Proposición 65 de California, a la que se hace referencia con frecuencia en las conclusiones del CLP, impone límites que son excepcionalmente estrictos y no están alineados con las directrices federales. Por ejemplo, impone un factor de seguridad 1.000 veces inferior al nivel en el que no se han observado efectos nocivos, y exige el etiquetado de los productos que superen esa cantidad, no su prohibición. Si bien las intenciones del CLP de proteger a los consumidores son encomiables, la falta de armonización con las normas de la FDA o la EPA puede generar una alarma innecesaria en los consumidores. El CRN ha abogado constantemente por normas federales basadas en la ciencia que equilibren la seguridad del consumidor con la practicidad y la coherencia en todos los estados. Las agencias federales regulan la fabricación de alimentos y suplementos dietéticos, incluidos los protocolos de prueba y control de metales pesados", dejó en claro Wong.
Asimismo, la vicepresidenta expresó que la metodología del informe de CLP también merece un escrutinio minucioso. "CLP no ha proporcionado suficiente transparencia en cuanto a cómo se seleccionaron los productos, los criterios para los umbrales de contaminación o el marco interpretativo de sus hallazgos. Sin esa claridad, los consumidores y las partes interesadas de la industria no pueden evaluar plenamente la validez de las afirmaciones. CNR insta a CLP a publicar sus hallazgos en revistas revisadas por pares y a proporcionar recomendaciones basadas en evidencia científica".
Por otro lado, la Asociación de Productos Naturales explicó que el estudio es "otro truco sucio" y sostiene que el informe "afirma falsamente que hay una presencia significativa de contaminantes en algunos productos y que podría representar una amenaza grave para la seguridad de los consumidores". Además, la APN confesó que CLP rechazó una solicitud de la APN para revelar la metodología y los datos en los que se basan las acusaciones.
El presidente y director ejecutivo de APN, el Dr. Daniel Fabricant, exigió "se revele la metodología de este estudio en lugar de difundir información errónea y lucrarse con productos recomendados a minoristas en línea que figuran en su sitio web".
Sin embargo, Jaclyn Bowen, directora ejecutiva de Clean Label Project, defendió los resultados y destacó la importancia de los estándares de la Proposición 65. Bowen instó a los consumidores a ser más críticos con las marcas que consumen. “Es posible consumir polvos de proteína con menos riesgo de contaminación. Por ejemplo, los polvos a base de guisantes, vainilla o suero de leche suelen ser opciones más seguras”, concluyó.