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La dieta mediterránea es una opción prometedora para tratar enfermedades inflamatorias crónicas de la piel

La dieta mediterránea es una opción prometedora para tratar enfermedades inflamatorias crónicas de la piel

Un reciente estudio sugiere que la dieta mediterránea puede ser clave en el manejo de enfermedades inflamatorias crónicas de la piel, como psoriasis y acné, al reducir la inflamación y evitar los brotes de actividad agudos
Dieta mediterránea y enfermedades inflamatorias crónicas de la piel
El estudio sugiere que los principales efectos beneficiosos de la dieta mediterránea son a través de compuestos bioactivos con acciones antioxidantes y antiinflamatorias

Los trastornos inflamatorios crónicos de la piel, como la psoriasis, el acné y la hidradenitis supurativa (HS), afectan significativamente el bienestar físico y mental.

 

La psoriasis y la HS comparten varias características subyacentes, incluyendo la función de barrera cutánea deteriorada, la homeostasis cutánea alterada, la inflamación rica en neutrófilos y la activación de la vía inmunitaria Th17. Por el contrario, el acné es impulsado por factores como la producción excesiva de sebo, la hiperqueratinización, el aumento del crecimiento de la bacteria Propionibacterium acnes y la inflamación. 

 

Las tres afecciones se caracterizan por niveles elevados de citocinas proinflamatorias, como el factor de necrosis tumoral (TNF)-α, la interleucina (IL)-1 y la IL-17, que contribuyen al aumento de la inflamación y la gravedad de los síntomas

 

Debido a que estos trastornos cutáneos son crónicos, suelen requerir un tratamiento continuo en lugar de una cura completa. Las opciones de tratamiento suelen provocar efectos secundarios significativos, lo que puede limitar su uso a largo plazo. Además, la respuesta individual a la terapia puede variar, lo que a menudo requiere múltiples enfoques que amplíen el proceso de tratamiento. Un tratamiento eficaz generalmente implica una estrategia integral que combina medicamentos con intervenciones no farmacológicas, especialmente cambios en la dieta, para mejorar los síntomas y promover la salud de la piel. 

 

La adhesión a las pautas nutricionales de la dieta mediterránea (DM) garantiza la ingesta regular de bioactivos específicos, en particular ácidos grasos monoinsaturados (MUFA), ácidos grasos poliinsaturados (PUFA, especialmente ácidos grasos omega-3) y polifenoles. 

 

Los principales efectos beneficiosos de estos compuestos bioactivos son sus acciones antioxidantes y antiinflamatorias, que ocurren a través de diversos mecanismos, como la inhibición de las vías de señalización MAPK por los polifenoles y la estimulación de la síntesis de eicosanoides con efecto antiinflamatorio por los PUFA omega-3.

 

Por lo tanto, la DM es un patrón dietético predominantemente antioxidante y antiinflamatorio, con mecanismos que también incluyen la modulación de la microbiota intestinal y el sistema inmunitario. Esto la convierte en una terapia nutricional médica (TNM) válida para el manejo de enfermedades dermatológicas inflamatorias y sus complicaciones asociadas. 

 

En este contexto, un equipo de investigadores internacionales llevo adelante una revisión narrativa en la que ofrecen una visión general del conocimiento actual sobre la DM y su impacto en la reducción de los brotes y la gravedad en las enfermedades inflamatorias crónicas de la piel.

 

La dieta mediterránea y su impacto en el tratamiento de las enfermedades dérmicas crónicas

 

Los autores señalan que en el caso de la psoriasis, “al ser una enfermedad compleja desde un punto de vista etiopatogénico, es claro que la dieta juega un papel central en su manejo y comorbilidades asociadas, principalmente al contrarrestar el estrés oxidativo, lo que se refleja en mejoras en índices de gravedad como el Índice de gravedad y área de psoriasis (PASI)”. 

 

Uno de los estudios incluidos en la revisión demuestra una menor adherencia a la DM en un mayor porcentaje de pacientes con psoriasis en comparación con los controles. Asi tambien, la adhesión a este patrón dietético se correlacionó negativamente con la puntuación PASI y fue el predictor más fuerte de la gravedad de la psoriasis

 

Este mismo artículo, reveló que el consumo de aceite de oliva extra virgen (una fuente de MUFA) y pescado (una fuente de omega-3) fueron predictores independientes de la puntuación PASI y los niveles de PCR. Esto último, “sugiere el papel antiinflamatorio y protector de la DM en su conjunto, así como de los componentes individuales de sus alimentos característicos”, mencionan. 

 

De forma similar, otros estudios confirmaron tanto una menor adherencia a la dieta mediterránea (DM) en pacientes con psoriasis en comparación con los controles como su asociación negativa con la gravedad de la enfermedad. Por tanto, esto “permite considerar esta dieta como un TMN en el tratamiento de la psoriasis, dadas sus fuertes acciones antioxidantes y antiinflamatorias”, explican los autores. 

 

Los efectos beneficiosos de la dieta sobre los resultados clínicos de la psoriasis se atribuyen principalmente a los componentes bioactivos de alimentos específicos, como minerales y vitaminas, que poseen propiedades antiinflamatorias y antioxidantes. 

 

“Entre las vitaminas, la vitamina D desempeña un papel fundamental, influyendo en la proliferación y maduración de los queratinocitos. Entre los macronutrientes, los MUFA ejercen importantes efectos protectores, principalmente al proteger las membranas biológicas del daño oxidativo, lo que resulta en mejoras en la puntuación PASI en pacientes con psoriasis”, destaca el artículo

 

En cuanto al acné, los investigadores señalan que la evidencia científica ha clarificado el papel bidireccional de la nutrición, mostrando que los alimentos de alto índice glucémico, las grasas, los productos lácteos y el chocolate afectan negativamente al acné, mientras que las frutas, verduras y PUFAs ofrecen beneficios protectores. 

 

Los efectos negativos de ciertos alimentos se asocian principalmente con la hiperinsulinemia y el aumento de los niveles de IGF-1, que estimulan la producción de andrógenos y, a su vez, la producción de sebo. “Se han observado niveles más bajos de IGF-1 en pacientes con acné que tienen alta adherencia a la MD en comparación con aquellos con baja adherencia”, desarrollan. 

 

Por el contrario, “se ha demostrado que las dietas ricas en alimentos de bajo índice glucémico y antioxidantes, como la DM, protegen contra el acné”, subrayan. 

 

Respaldan esto debido a que, en un estudio de casos y controles, los autores observaron que la adherencia a la DM era significativamente menor en pacientes con acné que en los controles. Además, en este mismo se observó que la adherencia a la DM fue el principal determinante de la gravedad de la enfermedad, según se evaluó mediante la puntuación del sistema global de clasificación del acné (GAGS).

 

Así, los expertos sugieren que la dieta mediterránea es una estrategia complementaria prometedora para el manejo de las enfermedades inflamatorias crónicas de la piel, contribuyendo tanto a la mejora clínica como a la salud metabólica y cardiovascular general. 

 

“Incorporar educación dietética y recomendaciones nutricionales personalizadas en la atención al paciente puede mejorar los resultados del tratamiento y apoyar el manejo a largo plazo de la enfermedad, lo que la convierte en un aspecto esencial de un enfoque holístico para estas afecciones”, concluyen. 

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