El rendimiento físico abarca múltiples parámetros, incluyendo fuerza muscular, potencia y resistencia; capacidad aeróbica; velocidad; y agilidad. Estos atributos pueden ser desarrollados eficientemente por una variedad de métodos de entrenamiento, incluyendo entrenamiento de resistencia y entrenamiento de intervalos de alta intensidad. Una versión más nueva de este último, llamado entrenamiento funcional de alta intensidad (HIFT, por sus siglas en inglés), incorpora los principios del entrenamiento de intervalos de alta intensidad junto con la plantilla de CrossFit.
El entrenamiento funcional de alta intensidad se caracteriza por movimientos multimodales que incluyen ejercicios de peso corporal y derivados del levantamiento de pesas; imitan actividades de la vida real; se realizan a alta intensidad; y capitalizan el principio de progresión. Este tipo de ejercicio parece tener el potencial de obtener adaptaciones positivas y versátiles en la musculatura y el metabolismo de una manera eficiente en el tiempo.
A medida que el entrenamiento funcional de alta intensidad, o HIFT, gana reconocimiento y popularidad, los participantes están cada vez más interesados en prácticas dietéticas y suplementos para mejorar las adaptaciones. Una encuesta reciente informó que el 82 % de los practicantes de CrossFit encuestados consumía al menos un suplemento dietético, con proteínas encabezando la lista (51 %). Sin embargo, no existe documentación científica de los beneficios de la suplementación proteica en el HIFT, en contraste con su efectividad bien documentada en la mejora de la hipertrofia muscular y la fuerza cuando se combina con el entrenamiento de resistencia.
Considerando la escasez de investigaciones sobre la suplementación proteica en el entrenamiento funcional de alta intensidad y sobre la suplementación con clara de huevo durante el entrenamiento en general, un reciente estudio tuvo como objetivo comparar los efectos de la suplementación con clara de huevo, proteína de suero y maltodextrina (como placebo) en los parámetros de rendimiento físico de hombres y mujeres entrenados recreativamente que se someten a HIFT.
Para ello, 30 voluntarios entrenados recreativamente (20 hombres, 10 mujeres), de 23 a 55 años, se sometieron a 6 semanas de HIFT (tres veces/semana) mientras recibían 0,6 g/kg/día de proteína de clara de huevo, proteína de suero o maltodextrina (placebo) con 2 semanas de lavado entre suplementos. Los participantes siguieron dietas isoenergéticas que proporcionaban 1,0 g/kg/día de proteína.
Después de analizar los resultados, los autores destacan que 18 sesiones durante 6 semanas resultaron en un aumento de la capacidad de ejercicio durante el entrenamiento, la fuerza máxima del tren superior y la resistencia de la fuerza de los músculos del core. Sin embargo, la suplementación proteica (en forma de clara de huevo o proteína de suero) que aumentó la ingesta diaria de proteínas de 1,0 a 1,6 g/kg no aportó ningún beneficio adicional.
“El monitoreo de las variables de entrenamiento durante una sesión en la primera y la última semana de cada período de intervención reveló un gran aumento en el tiempo total de ejercicio. Esto se debió principalmente a la capacidad de los participantes para realizar más repeticiones hasta el agotamiento, lo que indica una capacidad de ejercicio mejorada”, explican.
La mejora en la fuerza del tren superior y la resistencia del core con el entrenamiento funcional de alta intensidad (HIFT), según los investigadores, podría estar relacionada con el aumento progresivo de la duración de las sesiones de entrenamiento a medida que los participantes realizaban gradualmente más repeticiones de cada ejercicio, a menudo con mayor resistencia.
“A pesar de las adaptaciones en el rendimiento físico obtenidas mediante HIFT, la suplementación proteica no proporcionó ningún beneficio adicional”, resaltan. “Dada la ingesta proteica diaria recomendada de, al menos, 1,6 g/kg para el entrenamiento de resistencia era razonable anticipar que aumentar la ingesta proteica diaria de 1,0 a 1,6 g/kg mejoraría los efectos del HIFT en las medidas de resultado del estudio”. Por lo tanto, los resultados del nuevo estudio indicaron que “una ingesta proteica diaria de alrededor de 1,0 g/kg/d fue adecuada para apoyar las adaptaciones al HIFT”.
En resumen, la investigación demostró que el entrenamiento funcional de alta intensidad a corto plazo mejoró aspectos del rendimiento físico en hombres y mujeres sanos que entrenan de forma recreativa. Cabe destacar que los autores demostraron por primera vez que la suplementación proteica no influyó en estas adaptaciones, lo que sugiere que una ingesta diaria moderada de proteínas en el contexto de una dieta equilibrada e isoenergética fue suficiente para sustentar los efectos beneficiosos del HIFT.