El cáncer de mama sigue siendo una de las neoplasias malignas más prevalentes en todo el mundo, afectando a millones de mujeres cada año y representando un desafío de salud global significativo.
Los avances en los tratamientos estándar, incluyendo cirugía, quimioterapia, radioterapia y terapias dirigidas, han mejorado sustancialmente las tasas de supervivencia y los resultados clínicos. A pesar de estos éxitos, estas intervenciones a menudo resultan en efectos secundarios debilitantes, como fatiga, náuseas, supresión inmunitaria y complicaciones de salud a largo plazo, que pueden afectar gravemente la calidad de vida de los pacientes.
Abordar estos desafíos ha llevado a un creciente interés en los enfoques complementarios, particularmente los suplementos dietéticos, como posibles complementos a los tratamientos convencionales para mejorar los resultados terapéuticos y controlar los efectos secundarios
Los suplementos dietéticos, incluyendo vitaminas, minerales, antioxidantes y extractos de hierbas, son cada vez más utilizados por los pacientes con cáncer de mama para apoyar los efectos secundarios de sus tratamientos oncológicos.
Diferentes ensayos clínicos aleatorizados (ECA) han explorado el impacto de estos suplementos, y algunos estudios han reportado beneficios prometedores, como una mejor calidad de vida, la reducción de efectos adversos y una mayor supervivencia.
Los beneficios potenciales de los suplementos en el manejo del cáncer de mama se extienden a través de varios dominios. Ciertos suplementos, como los antioxidantes, pueden mitigar el estrés oxidativo y reducir el daño asociado con la quimioterapia y la radioterapia. Además, los suplementos pueden mejorar el cumplimiento de la terapia al aliviar los efectos secundarios que de otro modo podrían llevar a la interrupción del tratamiento o a modificaciones de la dosis.
Aunque varias revisiones sistemáticas han investigado el papel de los suplementos dietéticos en el cáncer de mama, las limitaciones significativas dentro de la literatura existente hacen necesario nuevos estudios.
Frente a estas lagunas y el creciente interés en los suplementos dietéticos entre los pacientes con cáncer de mama, una reciente revisión sistemática evaluó la eficacia y la seguridad de los suplementos dietéticos en pacientes con cáncer de mama, centrándose en su papel en la mejora de los resultados clínicos, el manejo de los efectos secundarios relacionados con el tratamiento y la mejora de la adherencia a la terapia.
En última instancia, su objetivo fue identificar suplementos prometedores, evaluar la solidez de la evidencia que respalda su uso y brindar información sobre sus riesgos y beneficios tanto para la práctica clínica como para la investigación futura.
Esta revisión sistemática incluyó 45 ECAS que investigaron los efectos de suplementos administrados por vía oral en adultos (≥18 años) con diagnóstico histológico confirmado de cáncer de mama, abarcando todos los estadios (I-IV). Las intervenciones elegibles incluyeron sustancias únicas y bien definidas como vitaminas, minerales, antioxidantes, probióticos, prebióticos y aceite de pescado, así como extractos de hierbas.
Los resultados del análisis sugieren que la suplementación con DHA y EPA puede ofrecer beneficios para pacientes con cáncer de mama, particularmente en la reducción de los efectos secundarios relacionados con el tratamiento.
“La suplementación con omega-3 ha demostrado diversos beneficios en pacientes con cáncer de mama, en particular en la mejora de los síntomas y el control de los efectos secundarios del tratamiento”, comentan los autores. Uno de los estudios incluidos encontró que el omega-3 es útil para reducir la xerostomía inducida por quimioterapia y mejorar la calidad de vida en general.
Asi tambien, otro artículo informo una “mejoría en la supervivencia libre de progresión y la supervivencia global en 48 pacientes suplementadas con 1 g/día de omega-3 durante la quimioterapia”.
Los estudios sobre la suplementación con vitamina D y minerales en pacientes con cáncer de mama arrojaron resultados mixtos. Algunos estudios indicaron posibles beneficios de la vitamina D en la inflamación, pero se menciona que sus efectos en los resultados relacionados con el tumor no fueron concluyentes.
Un ECA donde los pacientes fueron suplementados constato el aumento de vitamina D en sangre conjunto a niveles estabilizados de IL-10 y un índice antiinflamatorio mejorado. “Sin embargo, no se observaron diferencias significativas en los marcadores de crecimiento tumoral, tumores residuales o metástasis”, expresan.
“En general, si bien la suplementación con vitamina D parece mejorar los resultados antiinflamatorios y antioxidantes, su impacto en los marcadores tumorales y los resultados clínicos del cáncer sigue sin ser concluyente, por lo que se requieren más investigaciones en poblaciones más grandes y diversas”, comentan.
La creatina es un derivado de aminoácidos que se almacena en los músculos y el cerebro, donde ayuda a regenerar el ATP. Se asocia comúnmente con la fuerza y la resistencia muscular, lo que puede ser beneficioso para pacientes con cáncer que experimentan desgaste muscular y fatiga. “Al favorecer la producción de energía y reducir el estrés oxidativo, la creatina puede ofrecer beneficios complementarios, aunque se necesita más investigación para aclarar su papel en el tratamiento del cáncer”, refieren.
La Silimarina o Cardo Mariano, conocida por sus propiedades hepatoprotectoras, protege las células hepáticas de toxinas, incluyendo los fármacos quimioterapéuticos, y favorece la regeneración hepática. También sostienen que tiene efectos anticancerígenos, inhibiendo la proliferación de células cancerosas, induciendo la apoptosis y previniendo la metástasis. “La silimarina modula los receptores hormonales en el cáncer de mama y alivia los efectos secundarios relacionados con la quimioterapia”, menciona el estudio.
“En general, la silimarina parece ofrecer protección hepática en pacientes con cáncer de mama que reciben quimioterapia, aunque los efectos renales no fueron concluyentes”, enfatizan los expertos.
De esta manera, los resultados resaltan el potencial de suplementos dietéticos específicos para mejorar diversos aspectos del tratamiento del cáncer de mama. Sin embargo, la evidencia es dispar entre los distintos tipos de suplementos, y se necesita más investigación para determinar los enfoques más efectivos y seguros.
En resumen, los ácidos grasos omega-3 y el betaglucano demostraron cierto grado de beneficios, en particular en la mejora de la calidad de vida, la mitigación de los efectos secundarios inducidos por la quimioterapia y el apoyo a la función inmunitaria. La vitamina D, la silimarina, la curcumina y diversos extractos herbales produjeron resultados más variables, lo que refuerza la necesidad de enfoques personalizados para la suplementación basados en las características de la paciente, la biología tumoral y los regímenes de tratamiento.
“Las investigaciones futuras deben centrarse en ECAS rigurosos y bien diseñados con periodos de seguimiento prolongados para validar estos hallazgos preliminares y dilucidar los mecanismos subyacentes. Comprender las posibles sinergias entre los suplementos y las terapias estándar, así como desarrollar estrategias de suplementación personalizadas, será crucial para optimizar su utilidad clínica”, concluyen.