La inseguridad alimentaria no solo está relacionada con los síntomas de ansiedad y depresión, sino que también podrían causar estos trastornos de forma directa. Esta es la conclusión de una nueva investigación, en la que la científica Melissa Bateson y su equipo de colegas descubrieron que los cambios en la inseguridad alimentaria durante un mes se traducían en cambios en los síntomas de ansiedad y depresión al mes siguiente.
Por lo tanto, los autores de este estudio sugieren que las intervenciones para reducir la inseguridad alimentaria tendrían un impacto positivo inmediato en la salud mental.
Los determinantes sociales influyen en el desarrollo de una mala salud mental. Además, la inseguridad alimentaria se ha asociado con un aumento de la ansiedad y la depresión, aunque nunca se ha aclarado si este efecto es causal y la escala de tiempo en la que ocurre.
Para el desarrollo de este estudio, los autores recopilaron datos mensuales, entre septiembre de 2022 y agosto de 2023, de casi 500 adultos del Reino Unido y Francia. Con estos datos, evaluaron la inseguridad alimentaria de la semana anterior y midieron la ansiedad y la depresión con dos cuestionarios de uso común: GAD-7 y PHQ-8.
El equipo encontró una prevalencia sorprendentemente alta de inseguridad alimentaria: el 39,5 % de los participantes la experimentaron durante al menos un mes en el periodo en que se desarrolló el estudio. En estos individuos, las fluctuaciones entre la inseguridad alimentaria y la seguridad alimentaria se asociaron con cambios en la ansiedad y la depresión, con deterioros en la salud mental cuando experimentaron inseguridad alimentaria, y con mejoras cuando la seguridad alimentaria mejoró.
Los autores pudieron predecir las variaciones en la salud mental basándose en los cambios en la seguridad alimentaria del mes anterior. Estos rápidos cambios en la salud mental sugieren que los efectos están relacionados con la seguridad alimentaria, y no con cambios nutricionales a largo plazo, que tardarían más en manifestarse en las alteraciones del estado de ánimo.
Los autores concluyen que la inseguridad alimentaria causa efectos negativos en la salud mental que se manifiestan rápidamente, por lo que es probable que las intervenciones para prevenirla reduzcan rápida y eficazmente la prevalencia de los síntomas de ansiedad y depresión en las poblaciones que actualmente experimentan inseguridad alimentaria periódica.
“Lo que realmente nos impresionó fue la rapidez con la que los síntomas de ansiedad y depresión respondieron a los cambios en el estado de inseguridad alimentaria de los participantes y la magnitud de los efectos”, señalan los responsables de este estudio.
Asimismo, añaden que “los resultados sugieren que eliminar la inseguridad alimentaria periódica en quienes la padecen actualmente podría reducir en 20 puntos porcentuales el número de personas con síntomas clínicamente preocupantes de ansiedad y depresión”.