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El papel clave del dietista-nutricionista en la prevención y el tratamiento de la desnutrición en la demencia

El papel clave del dietista-nutricionista en la prevención y el tratamiento de la desnutrición en la demencia

Federación Europea de Dietistas ha publicado un documento donde destaca el papel esencial de dietistas en prevención del deterioro cognitivo, tratamiento de desnutrición y apoyo a pacientes con demencia con atención nutricional personalizada
El papel del dietista-nutricionista en la prevención y el tratamiento de la desnutrición en la demencia
Los dietistas "crean e identifican oportunidades para las personas con demencia y sus cuidadores".

La Federación Europea de Asociaciones de Dietistas (EFAD, por sus siglas en inglés) ha emitido una declaración sobre los roles de los dietistas-nutricionistas y la delegación de tareas entre los profesionales de la salud para garantizar una prevención nutricional eficaz en el deterioro cognitivo, y prevenir y controlar la desnutrición en pacientes con demencia.


"Al definir claramente los roles y responsabilidades de cada miembro del equipo de atención médica involucrado en la prevención nutricional de la demencia, se puede maximizar la colaboración y la eficiencia, mejorando en última instancia los resultados del paciente y la calidad de la atención", asegura la EFAD. 

 

De acuerdo con la declaración, en la Unión Europea (UE) la prevalencia de la demencia entre las personas de 60 años o más aumentó de 5,9 millones en el año 2000 a aproximadamente 9,1 millones en 2018. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) estimó que en 2030 habría 13,4 millones de personas con demencia y alrededor de 18,7 millones de casos en Europa en 2050.

 

Los factores de riesgo modificables de la demencia incluyen la inactividad física, el consumo de tabaco, el estado nutricional, el consumo nocivo de alcohol, la falta de actividad cognitiva o social, el sobrepeso/ obesidad, la hipertensión, la diabetes mellitus, la dislipidemia, la depresión, y la pérdida de audición.

 

Recomendaciones nutricionales para la prevención de la demencia

 

Existe un creciente interés y una creciente atención en la investigación sobre el papel de la nutrición en la prevención del deterioro cognitivo, según la EFAD.

 

Hasta ahora, los datos coinciden con una tendencia más amplia en la investigación de la salud que destaca la importancia de una dieta equilibrada rica en frutas, verduras, cereales integrales y grasas saludables como las que se encuentran en los frutos secos y el pescado. La dieta mediterránea, la dieta DASH, la dieta MIND y la dieta nórdica están ganando atención por sus posibles beneficios para prevenir el deterioro cognitivo.

 

Cada uno de estos patrones alimentarios o dietas mencionadas hace hincapié en los alimentos integrales mínimamente procesados y limita o excluye las opciones procesadas y poco saludables.

 

"La dieta mediterránea, por ejemplo, se caracteriza por un alto consumo de frutas, verduras, cereales integrales, frutos secos, legumbres y aceite de oliva, con una ingesta moderada de pescado, aves, productos lácteos y vino tinto".

 

La dieta DASH se centra en frutas, verduras, cereales integrales y proteínas magras, al tiempo que limita el sodio.

 

Mientras que la dieta MIND es un híbrido de las dietas mediterránea y DASH, con un énfasis específico en los alimentos como las bayas y las verduras de hoja verde que, según las investigaciones, son beneficiosos para la salud cerebral.

 

"La dieta nórdica hace hincapié en los alimentos de temporada y de origen local, como los cereales integrales, el pescado graso y las hortalizas de raíz".

 

Resultados de investigaciones que indican los efectos protectores de estas dietas


El documento recoge que los estudios sobre la función cognitiva durante la edad adulta son prometedores. "Sugieren que adoptar y mantener una dieta saludable puede desempeñar un papel vital en la preservación de la salud cognitiva y la reducción del riesgo de deterioro cognitivo y demencia más adelante en la vida". Sin embargo, "se necesitan más investigaciones para comprender plenamente los mecanismos que subyacen a estos efectos y desarrollar recomendaciones dietéticas más específicas para la salud cognitiva".


Los mecanismos potenciales a través de los cuales la dieta mediterránea puede reducir el riesgo de demencia "son multifacéticos". La dieta mediterránea podría reducir el riesgo de demencia "a través de sus efectos sobre el sistema vascular, reduciendo la enfermedad cardiovascular, limitando las cascadas proinflamatorias o aumentando las concentraciones plasmáticas de neutrófilos, que protegen a las neuronas contra el estrés oxidativo".

 

Además, una dieta mediterránea enriquecida con ácidos grasos poliinsaturados Omega-3 (PUFA), que pueden estar implicados en las vías vasculares, inflamatorias y amiloideas de la demencia, "puede ser importante en la demencia vascular, la enfermedad de Alzheimer y las formas mixtas de demencia". Asimismo, "se sabe que la dieta mediterránea tiene altas concentraciones de vitamina B".


La EFAD recuerda que se ha propuesto que las vitaminas B6 (piridoxina), B9 (folato) y B12 (cobalamina) tienen efectos protectores sobre el envejecimiento cognitivo, y que se han desarrollado varios sistemas de puntuación para evaluar la adherencia a la dieta mediterránea. El Chrono Med Diet Score y el Med Diet Score se encuentran entre los más destacados, y ofrecen diferentes enfoques para evaluar la adherencia a los principios de la dieta mediterránea.


Por otra parte, apuntan que una mayor adherencia a la dieta DASH "también se asocia con una mejor función cognitiva en un número limitado de estudios, como se demuestra en un metanálisis reciente".

 

Dieta MIND


En el caso de la dieta MIND, explican que presenta un enfoque que combina elementos de las dietas mediterránea y DASH, y se centra específicamente en los alimentos y nutrientes asociados con la salud cognitiva. "Al hacer hincapié en las verduras de hoja verde, las bayas, las grasas insaturadas, el pescado y los cereales integrales, la dieta MIND se centra en los nutrientes y alimentos que han demostrado ser prometedores tanto para la salud cardíaca como para la función cognitiva", explican.


"La puntuación de la dieta MIND proporciona una forma estructurada de evaluar la adherencia a este patrón dietético, capturando el consumo de alimentos y nutrientes clave vinculados con el deterioro cognitivo y la enfermedad de Alzheimer", agregan.

 

La Federación también señala que la evidencia sugiere que la dieta MIND puede superar a otras dietas ricas en vegetales en términos de mejora de la cognición. "Esta distinción subraya la composición y el enfoque únicos de la dieta MIND en la promoción de la salud cerebral".

 

"Se justifican más investigaciones para explorar los efectos a largo plazo y los mecanismos subyacentes a los beneficios observados de la dieta MIND. De los metanálisis a los que se hace referencia, junto con la literatura más amplia sobre el tema, se desprende claramente que, si bien existe un creciente interés en el papel de la nutrición en la salud cognitiva, el panorama de la investigación aún está evolucionando y las conclusiones definitivas siguen siendo difíciles de alcanzar. La inconsistencia y las limitaciones de los resultados de las investigaciones subrayan la complejidad de la relación entre la dieta y la función cognitiva. Dado el estado actual de la evidencia, es comprensible que falten recomendaciones específicas con respecto a los nutrientes o las cantidades necesarias para la salud cognitiva", advierte la EFAD.

 

Demencia y desnutrición

 

Independientemente del tipo de demencia, la ingesta de alimentos puede modificarse significativamente a través de los hábitos alimentarios, las señales de hambre y sed, la función de deglución, la capacidad de autoalimentarse, el reconocimiento y el interés en los alimentos, que cambian a medida que avanza la enfermedad.

 

Por lo tanto, los pacientes que viven con demencia en su hogar o en centros de atención a largo plazo "tienen un mayor riesgo de desnutrición". "No es sorprendente que más de una de cada cuatro personas que viven con demencia en centros de atención a largo plazo tengan desnutrición (26,98 %)", subrayan los expertos.

 

Riesgo de disfagia en la demencia

 

El documento hace mención a la detección, el cribado y el tratamiento adecuado de la disfagia, "requieren una consideración especial en los pacientes con demencia". La disfagia afectará a la dignidad y la calidad de vida del paciente en cualquier etapa, incluso en el estado avanzado de la enfermedad en la etapa final de la vida.

 

Según indican, "la disfagia es una complicación común entre los pacientes con demencia". La prevalencia de la disfagia incluso entre los pacientes con demencia en etapa temprana es alta "debido al deterioro del proceso de masticación, los aspectos sensoriales perjudiciales de la deglución y el retraso del tiempo de tránsito oral".

 

Está altamente correlacionada con la pérdida de peso y las deficiencias nutricionales, "lo que la convierte en un fuerte factor de riesgo para la desnutrición".

 

El reconocimiento temprano de los síntomas de disfagia es importante y puede ser detectado por los profesionales de la nutrición durante la evaluación nutricional de rutina, y/o el seguimiento o como parte de las observaciones a la hora de comer. "La planificación del manejo dietético es crucial para permitir ajustes de textura personalizados vinculados a las capacidades del paciente y sus necesidades nutricionales. Esto permite un disfrute continuo de la comida y una mejor calidad de vida, así como la prevención de complicaciones médicas y el deterioro nutricional en los pacientes", apuntan.

 

Por otra parte, señalan que la alimentación enteral es común en pacientes con demencia avanzada debido a la progresión de la enfermedad y las pérdidas funcionales, incluida la capacidad de alimentarse por sí solos. "Este método de alimentación es adecuado para pacientes con enfermedad avanzada y algunos que se encuentran en la etapa final de la vida. Los aspectos éticos de proporcionar alimentación enteral requieren una consideración cuidadosa y discusiones detalladas con la familia y todo el equipo multidisciplinario para garantizar que se aborden las necesidades, la comodidad y los deseos del paciente, así como los objetivos del tratamiento, los principios éticos y los procedimientos legales seguidos", recomienda la EFAD.

 

El papel del dietista-nutricionista en prevención y el tratamiento de la desnutrición en la demencia

 

Por todo ello, resaltan el papel clave de los dietistas-nutricionistas en el manejo nutricional de los pacientes con demencia y la prevención del deterioro cognitivo. "Son fundamentales en la identificación temprana de la desnutrición y el seguimiento de los requisitos de nutrición e hidratación después de la evaluación nutricional en la demencia. Los dietistas pueden brindar este apoyo en una variedad de lugares, incluidos los cuidados intensivos, la atención primaria y los entornos de atención alimentaria/educación comunitaria", recuerdan.

 

Dichas funciones se alinean con el ''Plan de acción mundial sobre la respuesta de salud pública a la demencia 2017-2025'' de la OMS y la Resolución de Budapest de la EFAD ''El papel del dietista en el apoyo del derecho humano a una atención nutricional segura y apropiada para todos los ciudadanos europeos''.

 

"El objetivo del dietista es optimizar la ingesta alimentaria a lo largo de la vida para reducir los factores de riesgo modificables de la demencia, además de detectar la desnutrición y proporcionar atención nutricional a los pacientes con demencia desnutridos o en riesgo de desnutrición", resalta la Federación. 

 

En cumplimiento de la acción mundial contra la demencia de la OMS, los dietistas-nutricionistas prevén proporcionar un acceso equitativo a los servicios de nutrición con "un enfoque centrado en la persona y orientado a los derechos humanos, de una manera culturalmente apropiada, incorporando principios éticos de atención en la práctica". Y, por último, pero no por ello menos importante, "crean e identifican oportunidades para las personas con demencia y sus cuidadores", y ayudan a las familias a participar en la planificación de la atención nutricional, concluye el documento. 

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