Las dietas ricas en frutas y verduras sin almidón y bajas en carne roja y procesada se asocian con un menor riesgo de cáncer colorrectal (CCR). Se considera que el consumo de carne procesada, en particular, aumenta el riesgo de CCR, como lo demuestra un grupo de trabajo de la OMS que clasifica la carne procesada como carcinógeno del Grupo 1 y la carne roja como probablemente carcinógena (Grupo 2A). Además de vitaminas, minerales y fibra dietética, las frutas y verduras proporcionan fitoquímicos protectores como los polifenoles.
Las bayas son una fuente especialmente rica de polifenoles en las dietas y la alimentación que las incluye inhibe los cánceres del tracto digestivo según investigaciones previas. Además de ser antioxidantes y antiinflamatorios, los polifenoles de las bayas pueden interferir con varios procesos carcinogénicos en modelos animales y cultivos celulares. Estos últimos, son metabolizados en el sistema digestivo humano por el huésped y las enzimas microbianas en varios metabolitos, como los ácidos fenólicos, que en parte explican su bioactividad.
Por otro lado, los polifenoles modifican la composición única de la microbiota intestinal. La microbiota de los pacientes con CCR difiere de la de los controles sanos y también se observa una diferencia en la composición de la microbiota asociada con el tejido tumoral en comparación con el tejido de colon normal del mismo paciente. Algunas bacterias intestinales como Fusobacterium nucleatum pueden contribuir causalmente a la carcinogénesis, y otros cambios en la microbiota pueden seguir la iniciación y progresión del cáncer
El epitelio colónico está constantemente en contacto con compuestos derivados de los alimentos y sus metabolitos. Los compuestos solubles en la fase acuosa de las heces (agua fecal o PF según sus siglas en inglés) tienen más probabilidades de interactuar directamente con las células epiteliales en división en el fondo de las criptas colónicas. Algunos compuestos fecales pueden inducir o promover el cáncer, como los derivados de ácidos biliares, compuestos nitrosos y aminas heterocíclicas.
Los ácidos fenólicos derivados de la degradación de polifenoles también pueden restringir el crecimiento de células cancerosas. Se ha demostrado que el consumo de bayas produce metabolitos intestinales absorbibles que pueden detectarse en la sangre o la orina, como los ácidos protocatéquico, cafeico, vainílico, dihidroxifenil acético y p –cumárico.
Para comprobar estos descubrimientos, un nuevo ensayo clínico aleatorizado se propuso como objetivo estudiar los efectos del consumo diario de bayas en la ingesta dietética, la microbiota intestinal y los metabolitos polifenólicos fecales. Para ello, 43 adultos sanos fueron asignados aleatoriamente al grupo de carne (150 g/d de carne de cerdo roja y procesada) o al grupo de carne y bayas (150 g/d de carne roja y procesada y 200 g/d de bayas mixtas). Se recogieron muestras fecales y registros de alimentos de 3 días al inicio y al final de la intervención de cuatro semanas.
El análisis de los resultados demostró que el consumo de bayas aumentó significativamente la ingesta dietética de fibra dietética, vitaminas C y E, fructosa, manganeso y los tres polifenoles disponibles en la base de datos de alimentos (quercetina, miricetina y ácidos orgánicos). De estos nutrientes, los autores remarcan que “una fuerte evidencia epidemiológica indica que los alimentos ricos en fibra protegen contra el CCR, y la evidencia sugestiva indica un efecto protector de los alimentos que contienen vitamina C”.
Asi tambien, comentan que el manganeso se ha asociado inversamente con el riesgo de cáncer colorrectal (CCR). De hecho, en su estudio la ingesta dietética de manganeso casi se duplicó en los consumidores de bayas en comparación con los controles en nuestro estudio.
Al medir los metabolitos polifenólicos solubles en agua en heces después del consumo de bayas, encontraron que los cuatro metabolitos principales fueron ácido protocatéquico, 3,4diOHPAA, ácido ferúlico y ácido cafeico, seguidos de ácido homovanílico, p -cumárico, vainílico y sinápico. “El consumo de bayas provocó un aumento de los ácidos fenólicos en las heces; las concentraciones de ácidos protocatéquico y p -cumárico fueron significativamente mayores en el grupo de carne y bayas que en el grupo de carne”, expresan.
“El consumo de bayas redujo la viabilidad de células cancerígenas colonicas en comparación con la dieta de control, y la viabilidad celular de las tres líneas celulares estudiadas se correlacionó inversamente con la concentración fecal de ácido p –cumárico”, destacan el estudio.
Dejan ver que el ácido cafeico mostró cierta correlación inversa con la viabilidad de las líneas celulares de adenocarcinoma maligno, y el ácido vainílico se correlacionó inversamente con las líneas celulares malignas entre las participantes femeninas.
“En el estudio actual, la inhibición celular medida como la reducción de la viabilidad de las células cancerosas probablemente sea una combinación de proliferación reducida y muerte celular aumentada. Se ha demostrado que los extractos de bayas detienen el ciclo celular e inducen la apoptosis en las células cancerosas, dependiendo de la concentración”, comentan.
Aunque no se encontraron diferencias significativas en la composición o diversidad de la microbiota entre los grupos de tratamiento o cambios de ellos dentro del grupo de Carne y Bayas, el grupo de Carne exhibió cambios significativos en la microbiota durante la intervención. Las alteraciones clave de microbiota intestinal en grupo de Carne incluyen proporciones disminuidas de Roseburia y Faecalibacterium productoras de butirato que se sabe que protegen la mucosa intestinal a través de la fermentación de la fibra dietética y varían según la dieta.
En resumen, la suplementación con bayas en una dieta rica en carne roja y procesada generó metabolitos polifenólicos derivados de las bayas en las heces, modificó beneficiosamente la microbiota intestinal e inhibió la viabilidad de las células de cáncer de colon tratadas con agua fecal, lo que sugiere un potencial en la prevención del cáncer.
Según los resultados, el ácido p-cumárico es un metabolito polifenólico de las bayas con potencial para la prevención del CCR, lo cual justifica una necesidad de realizar investigaciones a futuro. De manera similar, los autores resuelven que se requiere aclarar a futuro la posible contribución del manganeso al efecto inhibidor del cáncer observado en el consumo de bayas.
Por último, los investigadores concluyen que “si bien los polifenoles dietéticos se consideran seguros y muestran efectos anticancerígenos en modelos experimentales, su eficacia en humanos y la seguridad de altas dosis de polifenoles y metabolitos fenólicos deben confirmarse en futuros estudios”.